Sevilla

Supporters Gol Sur, como grupo de animación en Gol Sur condena y lamenta el lanzamiento de objetos al terreno de juego como sucedió ayer, acto imprevisible en una grada imposible de ser controlado. Nuestro beticismo y amor por este club está por encima de estos actos”.

Con 35 años de antigüedad, los ultras del Real Betis Balompié se han desmarcado, casi 24 horas después, del lanzamiento del palo de una bandera al campo durante el tradicional derbi que enfrenta a los dos equipos de la capital hispalense.

El objeto fue lanzado desde el Fondo Sur, en el minuto 40, justo después de que el Betis lograse empatar con el Sevilla gracias al gol de Fekir. El palo acabó impactando en la cabeza de Joan Jordán, jugador del Sevilla.

El árbitro acabó mandando a los jugadores al túnel de vestuarios. El partido se aplazó durante cuarenta minutos y luego, la Real Federación Española de Fútbol dictaminó que lo que quedaba de encuentro se celebraría el domingo. Aplazado y a puerta cerrada. Béticos y sevillistas abandonaron el Benito Villamarín con evidentes signos de enfado.

Supporters ha pedido, un día después y en sus redes sociales, "que nadie" los ponga en duda a "por un acto de una persona que además ni pertenece a nuestro colectivo". 

Minutos antes

Diez minutos antes del lanzamiento del palo, en el mismo Fondo Sur desde donde se lanzó -donde se sitúan los ultras del Betis en casa-, tuvo lugar otro acto violento. No, no entre los biris (los ultras del Sevilla, de ideología de ultraizquierda) y los Supporters del Betis (de extrema derecha) sino entre éstos... y los Family United, otra facción ultra -y de izquierda- del equipo verdiblanco.

Diez minutos antes del lanzamiento del palo hubo, por tanto, una pelea a puñetazos y empujones entre la propia hinchada bética, mientras que en las gradas superiores la gente asistía, atónita, a una escena que enfrentaba violentamente a los hinchas del mismo equipo.

Pelea entre las dos facciones ultras del Betis minutos antes del lanzamiento del palo.

"¿La grada? ¿Esta gente? Es un circo" cuenta un aficionado bético, vinculado al club, que prefiere ocultar su identidad pero no su enorme enfado por lo sucedido.

La explicación a la pelea entre ultras verdiblancos está en que la hinchada ultra del Betis está dividida desde hace diez años. En diciembre de 2011 una facción de los Supporters se escindió "por diferencias ideológicas", según detallaron en el blog Super Hincha, y formaron un pequeño grupo ultra. Se denominan Family United porque son muy pocos miembros, en torno a unos 30, son muy jóvenes y, a diferencia de los Supporters, no usan redes sociales oficialmente.

El enfrentamiento entre ambas facciones no es nuevo. En febrero de 2019 también se enzarzaron a palos antes del encuentro en el que se midieron el equipo hispalense con el francés. La gendarmería gala retuvo a 30 hinchas para evitar males mayores.

Pelea por el micrófono

En septiembre del año pasado, y antes de entrar al partido que mediría al equipo verdiblanco con el Espanyol, hubo una batalla campal entre Supporters y Family. Volaron sillas y mesas de las terrazas aledañas al Benito Villamarín, y se vivieron escenas de pánico. El motivo de la pelea, según la Policía, fue que no se pusieron de acuerdo en cuál de los dos grupos iba a tener el micrófono en la grada para animar el encuentro.

La Policía Nacional continúa con las pesquisas para identificar al autor del lanzamiento. En paralelo, y pese a que se ha jugado sin público, el encuentro ha contado con el mismo dispositivo de seguridad de Policía Nacional dispuesto para el sábado: Unidad de Intervención Policial, Unidad de Prevención y Reacción, Caballería y Helicóptero para cubrir posibles incidentes en el exterior, según detallan a EL ESPAÑOL fuentes del cuerpo.

Imagen del Estadio Benito Villamarín durante el encuentro a puerta cerrada. Carlos Márquez

Sin embargo, tanto dispositivo no ha hecho falta. No es que no haya habido incidentes: es que las calles, los bares y las peñas han estado desiertos. La afición, ultras incluidos, ha preferido seguir el partido en casa, ya que se emitía en abierto.

Daniel Ángel Maguiño es el propietario de la Peña Bética La Romería, en Parque Amate. Apenas tres paisanos han seguido el partido en su local. "Yo estoy indignado", sostiene Daniel a este periódico.

La Peña Bética la Romería, desierta, con Daniel, su propietario, que está indignado. Carlos Márquez

"Tenemos la consolación del resultado (el Betis ha ganado finalmente por dos goles a uno al Sevilla), pero con lo del sábado, nos sentimos defraudados. La sensación que tenemos toda la afición es de derrota". ¿Béticos y Sevillistas? "Yo creo que sí. Porque nos han roto, nos han quitado, la vibración de disfrutar del derbi en un campo lleno".

-No es lo mismo que ver el partido por la televisión, ¿no?

-Claro que no. Y todo, por culpa de un aficionado que ha demostrado que no es un aficionado. 

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