Santiago de Compostela

El AVE llegó a Galicia este martes tras dos décadas marcadas por los continuos retrasos. Ahora es posible viajar de Ourense a Madrid en tan solo 2 horas y 15 minutos, mientras que ciudades como Santiago de Compostela o A Coruña se quedan a 3 horas y 3 horas media de la capital, respectivamente.

Vigo, sin embargo, sigue estando muy lejos de Madrid a pesar de la alta velocidad: llegar en tren a la primera ciudad de Galicia por población -296.692 habitantes- y por aportación al Producto Interior Bruto (PIB) -7.846 millones de euros- supone unas 4 horas y 15 minutos, contando con las combinaciones más favorables.

Cuando hace 20 años se diseñó el modelo de alta velocidad para Galicia se apostó por crear una suerte de "Y", con una línea desde Madrid a Ourense y desde allí a Santiago y A Coruña, en lugar de una "L" que conectase el Eje Atlántico A Coruña-Santiago-Vigo de norte a sur para después dirigirse a la Meseta.

Así, viajar a Ourense desde Vigo supone hacer un transbordo en Santiago o viajar en un tren de media distancia. En el mejor de los casos el trayecto es de hora y media, pero puede situarse fácilmente en las dos horas y media, más tiempo del que se requiere para llegar a Madrid.

La variante de Cerdedo

Esta deficiencia ya se había advertido hace dos décadas, por lo que desde el principio se buscó una solución que acercase Ourense y Vigo: la variante de Cerdedo, que permitiría unir dos ciudades separadas por menos de 100 kilometros con un trazado de unos 114 kilómetros, reduciendo sustancialmente la duración del viaje.

El proyecto de la variante de Cerdedo, sin embargo, está todavía muy lejos de materializarse tras décadas enterrado en los cajones del Ministerio de Transportes: no hay ninguna fecha estimada para su puesta en funcionamiento.

Las alarmas se encendieron nuevamente al conocer la Estrategia Indicativa Ferroviaria 2021-2026 del Administrador de Iniciativas Ferroviriarias (ADIF): la conexión Vigo-Ourense no aparecía por ninguna parte.

Esta variante fue el eje central de una reunión la semana pasada entre el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y la secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Isabel Pardo de Vera, quien insistió en el compromiso del Gobierno central para conectar las dos ciudades.

En todo caso, la propia orografía del valle de Cerdedo dificulta -y encarece- la ejecución del proyecto, para el que actualmente se están realizando los estudios hidrogeológicos pertinentes. Aunque Pardo de Vera está convencida de la "idoneidad y viabilidad" del trazado, la fase de medida de aforos de los ríos se extenderá a lo largo de 2022.

La secretaria de Estado también cuestionó que "en un momento de alegría y optimismo para los gallegos" como lo es la llegadada del AVE a la comunidad se esté "poniendo en cuestión" la situación por la que pasa Vigo.

Alternativas

La ausencia de avances durante años en la variante de Cerdedo ha llevado a que surjan voces que apuestan por alternativas. Una de estas voces es la de uno de los actores que más apostaron en su momento por ella, el sindicato UGT, que ahora la ve totalmente "inviable".

Así, UGT entiende que la única solución pasaría por una conexión Ourense-Vigo bordeando el Río Miño y la frontera con Portugal que tendría una longitud de 96 kilómetros y podría favorecer otro plan de futuro: el de la alta velocidad entre Vigo y Oporto.

En los últimos tiempos también surgió una iniciativa, la "Plataforma pola Defensa do ferrocarril Vigo a Ourense por Mondariz", que apuesta por una suerte de "variante de Mondariz", de configuración similar a la Cerdedo, que uniría Vigo y Ourense con un trazado de 86 kilómetros que reduciría el trayecto entre las dos ciudades hasta los 25 minutos. A Madrid sería de 2 horas y 45 minutos.

En todo caso, la mejor alternativa para los vigueses que quieran viajar a Madrid sigue pasando por desplazarse hasta Ourense en un medio de transporte alternativo al tren, ya sea en autobús -esperando encontrar la combinación adecuada- o en su coche particular.