Murcia

Cuando el último avión de la operación de evacuación de Afganistán despegó del Aeropuerto Hamid Karzai de Kabul, aquel 27 de agosto comenzó la vida de proscritos de Ahmed; su mujer, Sahar, y su querido bebé, Mohamed. El motivo se debe a que el cabeza de familia era un funcionario que desarrolló un proyecto social para una agencia de las Naciones Unidas, mientras que su esposa ejerció un alto cargo en materia de género con el Gobierno afgano que derrocó el régimen talibán. Los nombres que figuran en este reportaje son falsos por un motivo evidente que expone Ahmed: "Los talibanes nos quieren matar".

Desde hace semanas, cada mañana, este matrimonio se despierta con el mismo puto nudo de ansiedad instalado en sus gargantas porque sienten que en cualquier momento les pueden localizar y matar. "Huimos una noche de Kabul después de que mi mujer recibiese varias llamadas, durante tres días consecutivos, amenazándola de muerte", relata Ahmed, mostrando un perfecto manejo del castellano, fruto de sus estudios en la Universidad de Kabul en Lengua y Literatura de España: el país con el que sueña y a cuyo gobierno ha pedido ayuda para evacuar a su familia.

"Lo hemos dejado todo en Kabul: nuestra casa, nuestro trabajo y nuestras vidas", resume Ahmed. "Estamos escondidos de los talibanes en una zona de campo, en la casa de una tía mía". Disponen de tres camas para catorce personas, tienen problemas para conseguir comida y a veces permanecen varios días sin luz, aislados de todo, sin conexión telefónica ni acceso a internet. De hecho, la conversación entre Ahmed y EL ESPAÑOL sufre múltiples interrupciones por las repetidas caídas de WhatsApp.

"Necesitamos salir del país: tenemos un bebé que no ha cumplido ni dos años". Las vidas de Ahmed, su mujer, Sahar, y el pequeño, Mohamed, corren peligro por un doble motivo. El primero, se debe al papel que el matrimonio ejerció con el anterior Gobierno afgano para favorecer la igualdad de género, potenciar los derechos de la mujer y combatir los malos tratos en 25 provincias de Afganistán. Así lo manifiesta su esposa en el 'email' que envió, el 15 de octubre, a la Dirección General de Violencia de Género para pedir al Gobierno de España que evacue a su familia:

"Soy madre de un niño; su nombre es 'x' y tiene 18 meses. Como sabrá, la situación de seguridad actual en Afganistán es horrible. Nuestras vidas están en riesgo, debido a la sensibilidad del programa de género y violencia contra mujeres y niñas de Afganistán que implementé en el Ministerio 'x' (...). Me involucré en la gestión de casos graves de violencia de género, algunos de ellos perpetrados por grupos armados, como los talibanes. Apoyé el programa de violencia de género en estrecha colaboración y coordinación con las agencias de la ONU, ONGs (...)." 

Cuatro soldados talibanes patrullando las calles de Kabul. Efe

Sahar también colaboró con el desarrollo de la ley contra la prueba de la virginidad, habilitó a jueces y fiscales en temas de malos tratos, derivó muchos casos de acoso a los juzgados, realizó misiones de monitoreo de campo para dar apoyo legal y psicosocial a niñas vulnerables a matrimonios forzosos, a mujeres que habían sufrido violaciones, palizas salvajes... Por su parte, Ahmed ayudó a una agencia especializada de Naciones Unidas en un proyecto de asistencia médica, educativa y social para mujeres. Y todo ello, en 'pro' de esa Afganistán tutelada por Estados Unidos.

El régimen del terror

Tal labor en favor de los derechos de las afganas ha situado al matrimonio en la diana del autodenominado Emirato Islámico de Afganistán. Un régimen cimentado en una visión radical del Islam y una interpretación estricta de la 'sharía' donde las libertades individuales de las mujeres está atenazadas por duras restricciones. "Varios hombres que fueron encarcelados por violencia de género, ahora han sido liberados por el régimen talibán y nos están buscando, tanto a mí como a mi esposa, para vengarse", tal y como asegura este afgano.

El segundo motivo por el que la vida de este matrimonio corre peligro, se debe a que Ahmed y Sahar pertenecen a los Hazara: una minoría étnica perseguida por los talibanes, el Estado Islámico, al Qaeda y otros movimientos radicales sunitas. Los rasgos faciales de la pareja -con estructuras óseas similares a los mongoles- son otras de las razones por las que se fueron de Kabul: eran fácilmente reconocibles para las milicias del nuevo régimen. De modo que han tenido que huir, como lo hicieron sus antepasados cuando estalló el conflicto con la antigua Unión Soviética.

Así lo expone el correo electrónico enviado a la Dirección General de Violencia de Género: "También pertenezco a las minorías étnicas Hazara de Afganistán, que fueron y son los principales objetivos de ISIS y los talibanes durante los últimos años. Teniendo en cuenta la situación mencionada anteriormente, le pido amablemente que salve mi vida y mi pequeña familia, estamos en una situación muy difícil (...)".

- ¿Usted y su mujer han pedido ayuda a organismos españoles porque han colaborado con el Gobierno de España?

- Ahmed: No trabajamos para ningún gobierno europeo, pero indirectamente sí lo hicimos porque promovimos políticas de igualdad y de lucha contra la violencia de género de la Unión Europea. Durante nuestros servicios entre 2016 y 2021, se registraron 110.000 casos de violencia a mujeres en 25 provincias. Mi esposa puso en marcha un programa de respuesta del Gobierno de Afganistán para las víctimas de malos tratos y yo estuve en contacto con militares españoles desplegados en mi país, porque un coronel del Ejército de Tierra era profesor de castellano en la Universidad de Kabul. Por eso hemos pedido al Gobierno de España que nos ayude a huir. 

La escritora sevillana Carmen de la Rosa, vestida con chaqueta blanca, posa con una de sus novelas en Canal Sur.

La escritora Carmen de la Rosa

Este matrimonio en su intento desesperado por llegar con vida -junto a su bebé- hasta algún corredor terrestre para salir de Afganistán, a través de Pakistán, no solo se ha dirigido a organismos del Gobierno de España, sino que también ha recurrido a una amiga: la escritora Carmen de la Rosa (Sevilla, 1950). La autora de seis novelas y varios cuentos infantiles ha puesto el caso de esta familia en conocimiento de los ministerios de Igualdad y Defensa, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Acnur, Cruz Roja, incluso a la reina Sofía. Prueba de ello es este resumen del correo que envío al Palacio de la Zarzuela:

"Me llamo Carmen de la Rosa, quisiera contarle sobre mi amigo 'x', su mujer, 'x', y su bebé. Me dicen que están en peligro. Conozco a 'x' desde hace diez años porque él estudió español en la Universidad de Kabul y yo, por aquel entonces, necesitaba documentación e información para escribir 'El Al Mizar', mi primera novela (...). Mi amigo teme por su vida, pero sobre todo por la de su mujer porque ha sido 'x' en el Ministerio 'x' del antiguo Gobierno afgano (...). Mandé un correo a Defensa, me contestaron que lo habían remitido a Exteriores. También lo envié a Igualdad, Acnur... Pienso que su Majestad podría ayudar a conseguir sacarlos del país (...)".  

De momento, la escritora ha recibido una carta de Zarzuela confirmando que ya han movido ficha: "Me complace acusar recibo del correo electrónico que el pasado día 14 ha dirigido a Su Majestad la Reina Doña Sofía, en el que solicita su ayuda para que unos ciudadanos afganos, amigos de usted, puedan salir de su país, dado que se encuentran en peligro, no habiendo recibido respuesta favorable por parte de distintos organismos españoles a los que se ha dirigido con este asunto".

La respuesta a la que ha accedio EL ESPAÑOL está firmada por Arturo Luis Coello Villanueva, jefe de la Oficina de la Reina Sofía. "Su Majestad, que ha quedado enterada del contenido de su escrito, lamenta profundamente las circunstancias que describe en el mismo y ha dispuesto su traslado al Ministerio de Asuntos Exteriores, a la Unión Europea y Cooperación, para su conocimiento. Con el sincero deseo de Su Majestad de que encuentre una solución a la cuestión que plantea". 

La ministra Irene Montero

La escritora se ha volcado con la terrible situación de Ahmed y ha puesto el caso en conocimiento de este diario para hacerlo público con el objetivo de sensibilizar al Gobierno central. "Mi amigo me llamó un día diciéndome que su familia estaba en una situación desesperada y había huido de Kabul: me puse a llorar", admite Carmen de la Rosa. "Es incomprensible y horrible que las autoridades internacionales y españolas dejen de lado a un matrimonio que se jugó la vida por ayudar a niñas y mujeres, peleando contra la violencia de género".

La ministra de Igualdad, Irene Montero, el 28 de julio, presentando en Madrid la Iniciativa Punto Violeta. Europa Press

De la Rosa alerta de que el reloj corre en contra de Ahmed y Sahar. A los militares talibanes, los maltratadores que han sido liberados tras ser encarcelados por la labor de este matrimonio, o los terroristas de ISIS que persiguen a la minoría étnica Hazara, poco les va a importar que tengan una criatura de un añito si los encuentran. A buen seguro que correrán un mal final, mientras que en España seguimos 'muriendo' por nuestras preocupaciones: la factura de la luz, la inflación...

"Me he propuesto contactar con todo el mundo que pueda para tratar de ayudarles". La novelista no olvidá la ayuda desinteresada que le prestó Ahmed, en el año 2010, cuando contactó con él a través de la Universidad de Kabul, para ambientar uno de los seis personajes de su primera novela: 'El Al Mizar'. "Necesitaba hablar con algún nativo para documentar el personaje de una ginecóloga que trabajaba en la capital de Afganistán, cuando se producía un ataque terrorista".

De aquellas conversaciones, entre la escritora sevillana y el alumno afgano de Lengua y Literatura Española, surgió una amistad que no va a romper el Emirato Islámico de Afganistán. En las últimas horas, Amanda Meyer, directora de gabinete de la ministra de Igualdad, Irene Montero, se ha puesto en contacto con la escritora para confirmarle que en su departamento leyeron el correo de auxilio.

"Remitimos la petición al Ministerio de Exteriores que es quien coordina los trabajos de evacuación del personal de Afganistán, y haremos seguimiento de cualquier información que nos trasladen", tal y como afirma Meyer, sobre la delicada situación del matrimonio compuesto por Ahmed, funcionario en un proyecto social, y Saha, alto cargo en materia de género e igualdad con el anterior Gobierno afgano

Exteriores admite riesgo vital

En el departamento de Exteriores no han querido ofrecer detalles a este diario sobre la situación de la pareja para no poner en mayor riesgo sus vidas: "No podemos darle información precisa por cuestiones de seguridad que podrían suponer una amenaza seria para la integridad de las personas a las que usted se refiere". 

EL ESPAÑOL no ha vuelto a tener más noticias de Ahmed desde este viernes, a las 13.39 horas, cuando se cayó WhatsApp, por enésima vez, interrumpiendo la conversación con este ciudadano afgano.

"En el Gobierno de España, desgraciadamente, no nos han respondido a ninguno de nuestros correos". Es lo último que dijo el cabeza de familia al periodista. La historia de este matrimonio es una de las muchas que por desgracia ha dejado la salida de Estados Unidos de Afganistán, pero no es menos cierto que ellos se están jugando el pellejo al hacer público su caso. En las conciencias de los ministerios de Igualdad y de Exteriores queda el futuro de Ahmed, Saha, y su bebé.

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