Roldán

El patriarca de los Gmara no pondrá un euro para enterrar a Abdellah en Marruecos. "Su padre no pagará la repatriación del cadáver de su hijo porque mató a una persona", subraya un primo de Abdellah Gmara: el autor del atropello múltiple en dos restaurantes de Roldán. EL ESPAÑOL ha confirmado que tal desapego del cabeza de familia hacia la sangre de su sangre, se debe a que la primera fase de la investigación de la Audiencia Nacional apunta a que todos los patrones seguidos por este marroquí en el atropello van en una dirección: Murcia ha sido escenario del primer atentado terrorista perpetrado en el país desde el ataque yihadista de 2017 en Cataluña. "El padre de Abdellah dice que ya no es su hijo".

La principal hipótesis que se maneja es que actuó como un 'lobo solitario' y para confirmarlo se está elaborando una línea de vida para analizar todo lo que hizo Abdellah desde que puso un pie en España cuando tenía 13 años. El primer dato que puso al terrorismo yihadista en la diana de la Guardia Civil fue el testimonio que ofreció a pie de siniestro, un jornalero marroquí, que reside a unos metros de la casa donde Abdellah empotró el Volkswagen Golf que conducía tras arrasar las terrazas de dos restaurantes de Roldán: el Honey's Bar y el Gateway to India.

EL ESPAÑOL ha localizado en Roldán a ese testigo y esto es lo que asegura que relató a los agentes aquel trágico viernes 17 de septiembre: "Estaba descansando en mi casa después de trabajar en el campo, escuché un golpe muy fuerte pasadas las dos de la tarde, salí a la calle, y un coche se había estrellado contra una columna. Al acercarme a ayudar al conductor, vi que era un marroquí y que el chico no podía hablar, pero no paraba de mover el dedo índice de la mano derecha haciendo el Tawhid".

En la práctica, este joven vino a confirmar a los agentes que el conductor moribundo, con su dedo, estaba haciendo el símbolo de la unicidad cuyo significado es este: 'No hay más Dios que Alá y Mohama es su profeta'. Primer indicio que puso las orejas tiesas al Servicio de Información de la Guardia Civil. El segundo indicio: el conductor presentaba una puñalada entre la axila y el pezón que parecía autoinfligida porque dentro del turismo se halló un cuchillo y apenas había restos de sangre en la puerta como para pensar que Abdellah se subió herido al coche.

Y el tercer indicio: tres cartas manuscritas en castellano por Abdellah, con las palabras bien acentuadas, fruto de la formación que recibió en un centro de menas en Valencia. En las misivas afirmaba que había perpetrado un atentado terrorista. A partir de ese momento, se convirtió en un asunto prioritario para los servicios de inteligencia españoles, esclarecer las motivaciones del atropello múltiple de Roldán que se saldó con cuatro heridos y un muerto: el venezolano Oliver, un profesor de baile y agente inmobiliario, de 47 años, que estaba con su pareja en el Gateway to India. 

La Guardia Civil está ascudriñándolo todo, incluido el Volkswagen Golf que Abdellah le pidió prestado a su amigo Salah para ir el viernes al Hospital de Los Arcos en San Javier. El supuesto 'lobo solitario' argumentó que tenía una revisión médica en el especialista, por los problemas que solía padecer de estómago, pero fue un engaño para que Salah le dejase el turismo que empleó en el atropello.   

El coche del yihadista murciano

La línea de vida

Hasta ese viernes 17 de septiembre Abdellah era un fantasma para el CNI: el Centro Nacional de Inteligencia. Nada invitaba a sospechar que este marroquí afincado en El Jimenado, una pedanía de Torre Pacheco con fuertes tasas de inmigración, se podría encontrar inmerso en un proceso de radicalización. Su línea de vida será crucial para aclarar si desde su llegada a España inició en algún momento ese proceso: bien de forma autodidacta por internet, en un viaje al extranjero o adoptrinado por alguien. O si por el contrario, el atropello fue obra de un loco que solo quería suicidarse.

En una de sus cartas, justificaba su atentado terrorista como una supuesta venganza por el trato recibido en unas instalaciones para menores extranjeros no acompañados de la Comunidad Valenciana. Este diario ha podido saber que Abdellah estuvo tutelado, como mena, de mayo de 2008 a agosto de 2012. Primero en el Centro de Acogida a Refugiados (CAR) de Mislata y luego en un piso con otros menas, donde le supervisaron educadores mientras cursó estudios, aprendió castellano, realizó actividades con un grupo scout y recibió formación profesional de jardinero.

Un portavoz del CAR niega que Abdellah sufriese un trato inadecuado. Ni en el  Centro de Acogida a Refugiados de Mislata ni en el piso tutelado se ha recabado información, hasta el momento, que confirme que ese niño, de 13 años, que entró a España con una familia marroquí, usando papeles falsos, sufriese vejaciones físicas o verbales por parte de los monitores. Tampoco a manos de otros menas. Más bien, todo apunta a lo contrario: Abdellah mostró una conducta de inadaptación porque chillaba a los educadores y les tiraba cosas cuando algo no le gustaba -como la comida-.

Los "vicios" de Abdellah

Un agricultor del Campo de Cartagena que durante años ha tenido a sus órdenes a los cinco hermanos Gmara, cuenta que todos ellos hicieron prácticamente el mismo circuito en suelo español: "Llegaron ilegales, casi todos fueron a centros de acogida y luego trabajaron en la agricultura". El último en llegar fue Abdellah y el tiempo que estuvo en Valencia apenas recibía tres o cuatro visitas al año por parte de sus familiares, a pesar de que estaban a dos horas y media en coche.

Este veterano productor agrícola resalta un matiz importante que diferencia la personalidad de los hermanos Gmara: "Los cuatro mayores son muy trabajadores y de sangre caliente, pero el pequeño, Abdellah, trabajaba muy poco y era el más callado, tranquilo y con mejor educación después de estar en el centro de menores de Valencia". Un dato que se refleja en la caligrafía de las cartas de despedida que dejó el día del atropello en las marchas y la guantera del Golf.

Abdellah, durante su paso en un centro de menas de Valencia. Al lado, su alfombra de rezo.

Otro aspecto de la personalidad sobre el que pone el acento este agricultor son las fiestas que se marcaba Abdellah: "Era habitual que me pidiese adelantos de dinero antes de cobrar la nómina. ¡Tenía vicios!"

Bendaoud, uno de los hermanos de Abdellah, corrobora a través de un interlocutor marroquí que el pequeño de los Gmara no era un buen musulmán cuando dejó el piso tutelado de Mislata y se instaló en El Jimenado: "Hubo una temporada que consumió alcohol y drogas".

También salía de fiesta, era un fumador empedernido y no cumplía con los rezos diarios. Esta conducta contraria al corán, y que dibuja un perfil atípico para un presunto yihadista, al final repercutía en su vida laboral: alternaba temporadas empleado con periodos en paro en los que se dedicaba a fundir sus ingresos.

Una temporada en suelo galo

"Yo hablaba con él, le decía que era joven y que debía trabajar". Pero ninguna de esas charlas de Bendaoud funcionaban. "No se conformaba con lo que tenía, ni con los sueldos ni con los trabajos". De hecho, EL ESPAÑOL ha podido saber que ese inconformismo le llevó en 2017 a marcharse una larga temporada a Francia. Este viaje está bajo la lupa de la Audiencia Nacional porque en suelo galo se han producido algunos de los episodios de radicalización y ataques terroristas más terribles de la Unión Europea.

"Dijo que no le importaba la familia, estaba buscando mejorar sus condiciones de vida", detalla Bendaoud mediante un interlocutor marroquí. Los hermanos de Abdellah apenas tienen información de aquel viaje a Francia: solo saben que se marchó a trabajar en el sector agrícola. No tienen ni idea de qué compañía le contrató, ni en qué zona del país estuvo residiendo, ni con quién se relacionó, incluso admiten que solo mantuvieron contacto con él vía WhatsApp. 

"No sabemos si viajó a otro país desde Francia", afirma Bendaoud, consciente de la importancia que tienen esos meses que su hermano pasó en suelo galo, a la vista del atropello múltiple que provocó en Roldán.

¿Se drogó el '17S'?

A su regreso a España, Abdellah no paró de dar tumbos trabajando como chófer gracias al permiso E que se sacó para conducir vehículos de hasta 3.500 kilos. Estuvo cinco meses en Lorca, como furgonetero, llevando a una cuadrilla de jornaleros a una finca agrícola; luego se mudó tres meses a Huelva para cubrir la campaña de la fresa, haciendo portes en un camión, y posteriormente, se instaló un par de meses en Logroño para dedicarse a repartir electrodomésticos.

De vuelta a El Jimenado recibió la visita de un compatriota afincado en Francia, que comprobó que Abdellah seguía con malas compañías  y sin estabilizar su vida laboral. Ahora, el señor 'x' francés y los camellos que le vendían drogas están dentro de la línea de vida que tanto interesa a los investigadores para determinar si el entorno de Abdellah influyó en su supuesta radicalización. También quieren averiguar si el '17S' condujo drogado. Prueba de ello es que su cadáver todavía no ha sido entregado a la familia, a la espera de esclarecer si consumió alguna sustancia antes de embestir a cien kilómetros por hora las terrazas de dos restaurantes.

Atropello mortal en Murcia

De parranda en Casablanca

Al margen de los resultados de la autopsia, lo que está claro es que no hace falta un forense para cofirmar que a este marroquí, de 28 años, le gustaba la parranda porque sus familiares admiten que estuvo de fiesta hasta en su país. EL ESPAÑOL ha confirmado que Abdellah, en el verano de 2019, pasó una temporada en Marruecos. Otro viaje en la diana de las diligencias abiertas por la Audiencia Nacional para confirmar si el atropello múltiple de Roldán fue un atentado terrorista.

Abdellah recibió de tres hermanos 1.000 euros con los que financió parte de su estancia en suelo marroquí durante más de un mes. En ese periodo, estuvo en Beni Mellal, la ciudad que le vio nacer el 1 de septiembre de 1994, y en Casablanca. Dos familiares confirman que visitó a sus progenitores y se fue de marcha, pero ya no saben a quien más vio, ni en qué otros lugares del país estuvo durante esas semanas. 

"Bebió, fumó y salió de fiesta a espaldas de sus padres". Algunas de esas juergas las montó con compañeros que conoció en el centro de menores de Valencia. Un asunto llamativo: su pasado mena siempre sale a relucir.

La buhardilla: escenario clave

De vuelta a suelo murciano, prosiguió buscándose la vida cada mes con mayor pena que gloria porque seguía sin asentarse ni de jornalero ni de chófer. Prueba de ello es que sus hermanos intercedieron con un compatriota, Hassan, para que le alquilase en su dúplex de El Jimenado una habitación -por 120 euros mensuales-. Abdellah se instaló en la buhardilla y allí poco a poco se aisló: no veía a su familia a pesar de que vivían en la misma calle, ni siquiera hablaba con su casero, a la sazón, compañero de piso.

Pasaba el día encerrado en su cuarto con el móvil. Esa buhardilla es un escenario clave en la investigación que trata de confirmar si a lo largo de ese tiempo a solas se autorradicalizó: la Guardia Civil está analizando sus conversaciones telefónicas, mensajes, sus redes sociales, las páginas que visitaba en internet...

Cualquier detalle es importante tras conocer que quince días antes del atropello múltiple le pidió prestada una alfombra a su casero y amigo, Hassan, para empezar a cumplir escrupulosamente con los rezos diarios que marca el corán. Abdellah dejó de ser un mal musulmán, incluso volvió al tajo agrícola, el mismo que despreció por cobrar 1.100 euros.

El viernes 17 de septiembre, a las 6.21 horas, oró en su cuarto tras purificarse lavándose la cara, las manos y los pies en el aseo que hay junto a la buhardilla del dúplex. Este ritual de ablución es otro dato que también refuerza que fue un atentado yihadista el atropello múltiple que Abdellah cometió ocho horas después, cuando al volante del Golf que le pidió prestado a su amigo, arrasó las terrazas de dos céntricos restaurantes de Roldán.

El Golf que conducía Abdellah colisionó contra la columna de una casa tras arrasar las terrazas de dos restaurantes de Roldán.

¿Un suicida o un mártir?

José María Gil, experto en terrorismo y seguridad, reflexiona que Abdellah "pudo haber experimentado una crisis personal porque como musulmán había desarrollado una conducta pecaminosa: el 'haram', hizo todo lo prohibido por el corán porque no iba a la mezquita, no cumplía a diario con las oraciones, consumía alcohol, drogas, fumaba, salía por las noches...".

- ¿Considera que esa vida desordenada influyó en la hipotética radicalización de Abdellah hasta convertirse en un 'lobo solitario'?

- Esa mala vida pudo llevarle a decidir que se quería quitar de en medio y como el suicidio está prohibido por la religión musulmana, optó por el 'shahid': un acto suicida que lo convierte en un mártir que puede entrar al paraíso porque mató a infieles con el atropello múltiple, poniendo fin a su lamentable existencia a través de los preceptos que marca la yihad.

- En las cartas que Abdellah dejó de despedida hablaba de asesinatos telepáticos. ¿Usted opina que no actuó como un demente que decidió quitarse la vida causando un accidente?

- Mantuvo un distanciamiento con su familia, apenas hablaba con ellos viviendo al lado, se aisló en su casa, comenzó a cumplir con todas sus oraciones quince días antes del atropello múltiple y previamente no lo hacía. Además, el día de los hechos se afeitó y realizó un ritual de purificación antes de orar. Todos esos datos periféricos demuestran una serie de actos preparatorios que me hacen pensar que no actuó como un loco, sino con la conducta propia de un yihadista. No sé porqué motivo el Gobierno minusvalora el atropello múltiple de Roldán.

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