Un error de organización en la celebración de las oposiciones MIR el pasado sábado 27 de marzo, a la que se presentaron un total de 14.425 médicos en todo el país, provocó que al menos veintidos de ellos no pudieran realizar el examen en la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona (Cataluña), donde habían sido convocados para ello, según denuncian los propios afectados a EL ESPAÑOL.  

Ángela R. y Luis M., dos de los médicos que no pudieron presentarse al MIR, relatan en una entrevista con este periódico cómo el Ministerio de Sanidad les prohibió entrar al interior de las aulas por supuestamente "haber llegado tarde", cuando en realidad fue la facultad catalana la que comenzó los exámenes con una hora de retraso. Incumpliendo con ello las propias normas de la oposición médica. Aquellas que dictan que, al tratarse de una prueba estatal con preguntas comunes, todos los examinados deben empezar el test al mismo tiempo para evitar cualquier tipo desigualdad o filtración. 

Los dos opositores llegaron treinta minutos antes de la hora de convocatoria, a las 15:00 horas. "Yo llegué a las 14:30 a la Facultad de Economía y Empresa. En concreto al edificio principal, el 696. Yo sabía que tenía la prueba en el 690. No obstante, como ví a tantísimas personas esperando en el edificio, entendí que todos tendríamos que acceder por allí para entras a las aulas", cuenta Ángela R. 

El problema llegó cuando pasada la hora a la que supuestamente tendrían que haber accedido los médicos, en la entrada de la facultad seguía sin producirse ningún tipo de movimiento. "Había tal cantidad de gente que era muy complicado llegar hasta la puerta. Intenté acercarme lo máximo hasta ella para observar los carteles donde estaba la información, pero todo estaba cerrado", prosigue. 

Retraso

Los opositores entraron a la facultad catalana una hora y media después de lo previsto. Cedida

A las 16:30, una hora y media después de haber sido citados en la Universidad, la facultad abre las puertas y comienza con el llamamiento. "Como había tanta gente, no todos pudimos entrar a la vez. Así que cuando lo logré, me acerque a los carteles y busqué mi aula. Entonces, vi que solo estaban indicadas las clases del número 1.000. Yo tenía que hacer el examen en las número 2.000. Al advertirlo, pregunto a una bedela y me dice que tengo que ir al siguiente edificio, a unos 300 metros", relata esta médico.   

A paso rápido, Ángela, Luis y otro grupo de veinte personas, a los que les había ocurrido lo mismo, se dirigen al edificio donde deben examinarse. Sin embargo, una vez allí se encuentran con que en dichas aulas el examen ha empezado a la hora que había fijado previamente el Ministerio de Sanidad. Es decir, aproximadamente 30 minutos después de la hora de llamamiento, sobre las 15:30 horas. "Hablamos con el interventor y nos dice que tenemos que ir de nuevo al otro edificio para hacer el examen puesto que ellos ya lo habían empezado y no podíamos entrar", explican Luis y Ángela. 

Cuando llegan de nuevo al edificio principal, la interventora atiende su petición y dedice llamar al Ministerio de Sanidad para explicar lo sucedido y buscar una solución. La respuesta, no obstante, es que ninguno de ellos puede hacer la prueba. La razón, haber llegado tarde al examen. 

Acta notarial

El acceso a la entrada principal de la facultad catalana, el sabado pasado 27 de marzo. Cedida

"Yo venía de Valencia, otros de Francia, México... No conocíamos ninguno el campus universitario. Aunque también había barceloneses entre los que pudimos entrar a hacer el examen. Todos habíamos llegado con tiempo al llamamiento, el problema había sido el retraso al entrar", denuncia Ángela R. "Si no hubiesemos entrado una hora tarde, habríamos tenido tiempo para ver en las plantillas si estábamos o no. Cuando pudimos entrar, ya había transcurrido una hora desde el examen había empezado en nuestras aulas. Todo fue un descontrol. No les impotamos nada. Nos dejaron en la calle como a ganado", critica el otro médico afectado. 

Ante tal situación, ninguno sabía bien qué hacer. Pero tras buscar información, y no recibir respuesta telefónica del Miniterio de Sanidad, deciden llamar a un notario para que haga un acta de todo lo que les está sucediendo. "Poco después, una bedela se acercó a nosotros y nos confesó que esto era habitual y que esta facultad era la sexta que comenzaba con una hora de retraso. El notario escuchó todo esto a través del teléfono, pero cuando le pedimos que volviese a hablar con él presencialmente un poco más tarde, salió acompañada de otra persona y se negó a hablar", detalla Angela R. 

Así que lo único que podían hacer era esperar a que el primer opositor saliese del examen e informara al notario de la hora a la que había comenzado la prueba en el edificio principal de la Facultad de Empresa de la Universidad de Barcelona. El examen empezó a las 17:00 y finalizó a las 21.00 horas, una hora y medía más tarde de lo previsto, según consta en el acta notarial con la que estos 22 médicos van a reclamar ahora al Ministerio de Sanidad la celebración de una convocatoria extraordinaria para hacer la prueba. 

"Como si la Covid no existiera"

No es la única prueba que tienen, también tienen constancia de que hubo muchos médicos que, como ellos, acudieron a hacer las pruebas en edificios donde no les tocaba y, aún así, se les permitió examinarse. "Llevamos un año de dedicación a esta oposición, esto es frustrante. Es una situación kafkiana. ¿Cómo es posible que llegase media hora antes y no haya podido hacer el examen? Lo peor es que el Ministerio de Sanidad nos ignoró y se lavó las manos. En ningún momento activó los recursos de los que disponía para subsanar las consecuencias de su mala organización", denuncia esta médica.  

"Esto es un escándalo nacional e internacional si llega a medios extranjeros", añade Luis M. "¿Cómo puede hacernos esto Sanidad con la escasez que hay supuestamente de especialistas?". 

Por otro lado, estos sanitarios también denuncian un total descontrol en cuanto al cumplimiento de las medidas higiénico sanitarias en el examen MIR. De hecho, así se puede advertir en las fotos que ellos mismos han facilitado a este diario. "No había distancia de seguridad, nadie controlaba los aforos. Era como cualquier otro año. Yo fui sola, como supuestamente había que ir. Pero otros opositores fueron con la familia, amigos... había hasta mascotas. Parecía una mascletá, un día de fallas, como si el covid no existiera. Un total despropósito", sentencian estos médicos. 

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