Tarde del 1 de febrero. Control en la carretera dirección Mieres (Asturias). El municipio se encuentra cerrado perimetralmente debido a las medidas adoptadas para frenar los contagios de Covid-19. La Guardia Civil identifica a los conductores para comprobar que su destino se corresponde con su padrón o si la causa por la que se trasladan es mayor. De repente, ocurre lo que nunca se desea que pase. Un hombre al volante de un furgón se pone nervioso ante la presencia policial. “Esto suele ocurrir mucho, aunque no tengan motivos”, explica un agente de la Benemérita. Se despista y arrolla a tres agentes. Dos resultan heridos leves, pero el tercero, Ángel Antonio Ambrosio, muere en el acto.

Ante el incidente, el resto de conductores se alarma. Los audios de WhatsApp empiezan a circular entre los vecinos. “Estamos de camino a Mieres y nos vimos involucrados en un accidente, no sé si hay un guardia civil muerto”. Así era. En ese momento, tapaban el cuerpo del agente. El cadáver del fallecido tuvo que ser liberado por los bomberos tras quedar atrapado bajo el vehículo.

Ángel Antonio, o “Tono”, como le llamaban sus amigos, era una persona “muy querida” en el concejo. Natural de Mieres, llevaba trabajando en la localidad, en la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECI) de la comandancia de Oviedo desde 2003, tras pasar unos años en Laredo (Cantabria). Los agentes de estas unidades tienen un entrenamiento especial y dan apoyo a otros guardias en momentos de necesidad como manifestaciones o, como es el caso, en una pandemia.

Un agente de la Guardia Civil de Tráfico, de 47 años, ha muerto tras ser atropellado por una furgoneta.

"En los controles de tráfico, siempre se ponía el primero. Hay varios puestos, pues él siempre se coloba delante, que es el más peligroso porque selecciona los vehículos y hace de parapeto humano, lamentablemente. ¿Por qué? Porque era así, un tío valiente que ponía el mismo afán empeño en defender a animales o en defender a compañeros", dice un amigo íntimo a EL ESPAÑOL para resumir su carácter.

Ex alumno del colegio Santiago Apóstol, en Mieres jugaba al baloncesto, una de sus grandes pasiones junto a los animales. Cuando no participaba con el Grupo Hunosa -equipo de baloncesto de Mieres-, echaba pachangas con sus amigos. La trascendencia de su muerte, el cariño que todos le tenían, se constata con los mensajes vertidos en las redes sociales, tanto de compañeros de la Benemérita como de otros cuerpos.

Porque la dedicación de Tono a servir en los Cuerpos de Seguridad del Estado le viene de tradición. De padre y hermano policías, siempre supo que su vida estaría destinada a proteger a los demás. La diferencia estaba en que su uniforme no sería azul, sino verde. Con apenas 18 años, ingresó en el cuerpo. Sus ganas de ayudar a los demás no conocía fronteras, y en 2019 pasó seis meses en el Líbano, enrolado en una misión humanitaria.

Ángel ha formado parte de los Contingentes Internacionales de la ONU.

Tono formó parte de Contingentes Internacionales de la ONU, siendo condecorado en varias ocasiones por Operaciones de Mantenimiento de Paz. También ostentaba la Cruz del Mérito de la Guardia Civil y Recompensas Militares por sus años de servicio.

Su otra gran pasión eran los animales. Según cuenta La Nueva España, tenía dos perros, y en los últimos años se había mostrado muy activo como voluntario en el albergue municipal de animales. Las anécdotas que se han contado en las redes apuntan a que, igual que con las personas, si un animal necesitaba ayuda, Tono se la prestaba.

Investigación

Fuentes oficiales de la Guardia Civil cuentan a EL ESPAÑOL que la investigación sobre el incidente sigue abierta. El conductor del furgón declaró rápidamente que no vio a los agentes, que todo fue un descuido, un fatal accidente. Los encargados de dilucidar qué pasó barajan la posibilidad de que fuese manejando el GPS para llegar a su destino.

De sus compañeros heridos no ha trascendido información. “No se suele dar cuando son leves”, comenta un compañero. Sí se conoce que uno es cabo y el otro guardia, que las heridas que sufrieron no son de gravedad y que han recibido asistencia médica en los hospitales HUCA de Oviedo y Álvarez Buylla de Mieres, respectivamente.

El primero de ellos se encuentra de alta y se espera el alta del segundo en las próximas horas, según ha informado el Instituto Armado.

Noticias relacionadas