Málaga

En la noche del 15 de julio de 2019, Mounia se despertó de madrugada, fue a la habitación en la que su padre dormía viendo la televisión y comenzó a golpearle en la cabeza. "Oía voces que me obligaban a hacerlo", declaró Mounia. Su padre, Abdelajid, murió en el acto.

Su madre, Anissa, corrió mejor suerte y pudo sobrevivir a pesar de que Mounia entró con un rodillo de cocina y un cuchillo para atacarla. A pesar de los golpes y algunas cuchilladas que le causaron lesiones graves, puede contarlo. Los hechos ocurrieron en Málaga capital.

Mientras Anissa yacía herida en su cama, los tres sobrinos de Mounia, que aquella noche de verano estaban con ella y sus padres, dormían en el salón. En el camino tomó una bombona de butano y cortó la goma para colocarla junto a sus sobrinos y hacer volar la casa. El mayor de los niños, de diez años, fue a buscar a su abuela: la casa olía a gas. A pesar de las graves heridas, Anissa pudo sacar a sus tres nietos de casa. Los pequeños, dos de ellos de seis y otro de diez años, consiguieron salvar la vida.

Mounia se enfrentaba a una petición de cárcel de 57 años por parte de la fiscalía, sin embargo, finalmente, se le ha impuesto una pena de casi 23 años de prisión, como solicitaba la defensa. Uno de los atenuantes señala que “en el momento de cometer los hechos presentaba alteraciones del estado de ánimo”, lo que disminuía su apreciación de la realidad, su conciencia y voluntad.

La mujer, de 46 años, entró en prisión preventiva tres días después de los hechos. El juicio, con jurado popular, comenzó el pasado 14 de diciembre. Se le acusaba de un delito de asesinato, otro de lesiones y cuatro de tentativa de asesinato.

En el inicio del juicio, Mounia pidió perdón: “Yo siempre he querido mucho a mis padres y no quería nunca dejarlos solos; pero no era yo". Su defensa sostenía que la acusada "no es consiente del momento en el que se convierte en una persona horrible"

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