Su nombre es Cristina B. G. (24) y el pasado miércoles fue detenida en su apartamento de la playa de San Antonio de Cullera (Valencia), después de que la Policía Nacional descubriera que, en realidad, esta joven cocinera era una yihadista radicalizada cuya intención era viajar a Siria para casarse con un terrotista y una vez allí, dedicar su vida a combatir por la yihad

Pocos en esta localidad valenciana pueden creerse todavía lo ocurrido. Y es que esta veinteañera no solo es oriunda de Cullera, sino que ha tenido una vida activa en la ciudad desde que era prácticamente una niña y es conocida por la mayoría.

Cristina estudió en el colegio concertado de La Milagrosa y después cursó un módulo de cocina en el IES Joan Llopies Mari. Un titulo que le valió para empezar a trabajar en uno de los restaurantes más conocidos en Cullera, aunque según la investigación policial había dejado su empleo en septiembre para centrarse de manera exclusiva en la recopilación de dinero para su causa y viajar a la "zona de conflicto". Un capital que obtenía, indican las mismas fuentes, mediante la comisión de ilícitos penales. 

No obstante, en Cullera no solo la conocían por trabajar en el restaurante, sino porque desde hacía una década perteneía a una de las comisiones falleras de la localidad. Y participaba, como muchos de sus amigos, en las fiestas regionales, tal y como se puede advertir en la imagen que ilustra este artículo, donde luce el traje da fallera, peineta y mantilla. Además, también pertenecía a la Falla Raval de Sant Agustí. 

"Convertirse en martir"

La Policía Nacional, en plena operación deteniendo a la yihadista.

La operación policial que culminó con la detención de la joven tuvo lugar el pasado miércoles. Además de su intención de marcharse a Siria, para lo que ya tenía comprado su billete, los investigadores sabían que también tenía vinculación con una red dedicada a reclutar a otras mujeres a través de internet. El anhelo de la detenida era claro: quería "convertirse en mártir". Este sábado ingresó en prisión por orden del titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz. 

Se trata de la primera mujer detenida en España desde 2017 que pretendía unirse a los grupos terroristas asentados en Siria ya que, en los últimos años, y debido a la decadencia de las organizaciones terroristas en la zona sirio-irakí, han sido escasas las mujeres que han pretendido llegar hasta ese país.

Los agentes detectaron el modo y la rapidez con la que la joven se había radicalizado. Había llegado incluso a defender los postulados más extremos del yihadismo, apoyando públicamente atentados terroristas. Uno de los que había respaldado en los canales por los cuales se comunicaba era el de la decapitación de Samuel Paty, el profesor decapitado hace un mes por exhibir en una clase sobre libertad de expresión las caricaturas de Mahoma publicadas años atrás por el semanario satírico Charlie Hebdo.

Rápida radicalización

La detenida, según fuentes de la investigación, llevaba más de un año en contacto con terroristas yihadistas asentados en Siria. De hecho, la joven viajó hasta Turquía, y allí estableció contacto con diversos miembros del autodenominado Estado Islámico a los que llegó a enviar cerca de 5.000 euros para financiar sus actividades. Logró este propósito a través de distintos facilitadores asentados en ese país.

Los especialistas en la lucha antiterrorista detectaron que en los contactos de la detenida con los combatientes terroristas, ésta les animaba a continuar con la yihad violenta e incluso llegaba a ofrecerse a varios de ellos para convertirse en su esposa.

Cristina B. G. tenía pensado volar a Turquía en los próximos días. Ya tenía planificado agenciarse una documentación falsa con la que poder ocultar su nacionalidad española y alcanzar la frontera de Turquía con Siria.

Allí un pasador le ayudaría a cruzar la frontera y llegar a la zona controlada por los yihadistas en el noroeste de Siria, contando para ello con el apoyo de sus contactos en ese país. Los investigadores, analizada toda esa información -agravada por su deseo de “ser mártir” y su reciente enaltecimiento a los atentados cometidos en Francia-, decidieron proceder a su inmediata su detención y neutralizar la amenaza que representaba.