Ni la culpa era de España, ni el brote catalán era diferente al resto, ni el gobierno desde Madrid ha impedido que se tomen medidas. La gestión del coronavirus por parte de la Generalitat de Cataluña ha sido nefasta, algo que se pone de manifiesto observando los datos de infectados en el país. Se trata de la comunidad con más casos diagnosticados y más municipios en alerta. Si la situación en España está al borde del colapso, en Cataluña está fuera de control. Las playas, desde el extremo norte de la Costa Brava hasta el punto más al sur de la Costa Dorada, están amenazadas. Y con ellas la esperanza de la recuperación económica.

El tiempo que el ejecutivo español mantuvo el control de las medidas de prevención fue un bálsamo para el equipo de Torra, porque tenían a quién culpar. El gobierno de de España se convirtió en el punching ball del Govern. Todo mal provocado en Cataluña por el SARS-CoV2 en Cataluña era responsabilidad exclusiva de España. Incluso Quim Torra se permitió exponerlo de este modo en una entrevista concedida a la BBC.

Pero ahora debería ser la Generalitat la que estuviese tomando medidas, porque está al cargo. Los catastróficos resultados dejan poco margen a la duda: el ejecutivo catalán se ha caído con todo el equipo. Se ha preocupado más por quejarse que por trabajar. Y cuando ha llegado el momento de arremangarse, se ha quedado con las vergüenzas al aire. Si con el control de España era un barco a la deriva, con el de la Generalitat es el camarote de los Hermanos Marx. Una gestión disparatada que podría resumirse en 20 despropósitos, que son los que han llevado a Cataluña a ser una de las regiones europeas más afectadas por el coronavirus.

1. Ni Fernando Simón, ni Ferrán Simó

España tiene a Fernando Simón, pero Cataluña no tiene a su Ferrán Simó ni a ningún otro equivalente. O no lo ha tenido durante los últimos 47 días. Es el tiempo que lleva Cataluña sin director del Institut de Salut Pública, desde que el pasado 2 de junio dimitiese el anterior director, Joan Guix. Un hombre que oficialmente presentó su renuncia por cansancio y problemas físicos, pero que en realidad se marchó enfadado por el ninguneo al que le sometió Torra, que le apartó de las decisiones importantes, prefirió apoyarse en profesionales afines como Oriol Mitjà y externalizó el servicio de rastreo. Desde que se marchó Guix, y con los peores días de la pandemia encima, el puesto ha estado vacante. Esta misma semana se ha nombrado sustituto: el epidemiólogo Josep Maria Argimon, que se encuentra con la situación fuera de control.

2. Oriol Mitjà y las amistades peligrosas

Siguiendo la línea del primer punto, tanto Quim Torra como el resto del ejecutivo han estado mal asesorados durante la pandemia. Torra se echó en las manos del doctor Oriol Mitjà, mucho más polémico y mediático que Joan Guix. Más afín a la ideología de Torra y más dado a decir lo que el President quiere escuchar. No obstante, cuando la tormenta del coronavirus se ha cernido sobre Cataluña en forma del rebrote más grave de España, Oriol Mitjà no ha tenido ningún problema en bajarse de ese carro y criticar la gestión del Govern.

3. Cataluña llega tarde

El rebrote estival empezó en la provincia de Lleida y en la Generalitat no pusieron las medidas adecuadas. La consellera de Salut, Alba Vergés, le quitó hierro y desoyó recomendaciones. "El Govern llegó tarde a Lleida, y ha llegado tarde al área metropolitana de Barcelona", declaraba Ada Colau en rueda de prensa el pasado sábado, señalando directamente al Govern como responsable del contagio masivo. El ministro Salvador Illa, catalán, también advirtió acerca de la situación catalana y indicó que la Generalitat podría estar actuando tarde. El tiempo les ha acabado dando la razón.

4. La fiesta de San Juan

Si la Generalitat ha actuado tarde, no ha sido porque no supiese de la gravedad del problema que se le venía encima. El caso más paradigmático es el de Lleida. El ejecutivo catalán conocía la presencia de varios positivos en la capital del Segrià durante las últimas semanas de junio, pero prefirieron no tomar medidas hasta que pasase la verbena de San Juan (23 de junio). La conocía igual que la conocían los habitantes de la zona, que ya advertían a EL ESPAÑOL de lo que estaba sucediendo. Pero la Generalitat hizo oídos sordos. Esta decisión provocó que el virus se diseminase, no solamente por toda Cataluña, sino por otros puntos de la geografía española en la que se registraron rebrotes con origen en ilerdenses que ese día salieron de viaje. Castellón y Guipúzcoa son los dos ejemplos más claros.

5. Temporeros durmiendo en la calle

Sin salir de Lleida, otro despropósito: caminar por el centro de la ciudad significa encontrarse a centenares de subsaharianos y magrebís vagando por las calles, sin un lugar donde quedarse, sin un sitio donde dormir ni confinarse, llegado el hipotético caso. En total son 30.000 los temporeros que cada año llegan al Segrià para trabajar en la recogida de la fruta, el principal sector económico ilerdense. Muchos de ellos, aquejados de coronavirus, siguen malviviendo en la calle Cavallers de Lleida y sus inmediaciones. De nada sirve confinar una comarca entera si se sigue permitiendo que haya decenas de positivos circulando por la calle cada día.

Temporeros descansando en las calles de Lérida. DLF

6. Datos falsos

El problema de Cataluña con los datos de contagiados y fallecidos no es de ahora. Tiene su origen al principio de la pandemia. Desde las propias filas de Junts per Catalunya (JxC), el partido que gobierna, salieron voces críticas atizando al Govern: el alcalde de Igualada, Marc Castells, hizo declaraciones contra la consellera de Salut, Alba Vergés, cuando esta dijo que se había registrado el primer día sin defunciones por Covid-19 en Cataluña. El alcalde salió a corregirla y a decirle que ese día, solamente en su municipio, se habían registrado 11 defunciones. La consellera rectificó al día siguiente, pero ese descuadre en las cifras ha seguido siendo una constante, que ha acabado suscitando las quejas incluso de los sanitarios. Con motivo el rebrote, el propio Fernando Simón ha advertido recientemente: “Estamos intentado entender el problema que ha habido con sus datos, y tanto la autoridad de Salud Pública de Cataluña como el Ministerio de Sanidad vamos a tener que estar muy pendientes de lo que sucede, porque no es baladí que no podamos saber que está realmente pasando ahora mismo en Cataluña".

7. Supremacismo hasta la muerte

El Govern no puede disimular sus tics supremacistas ni siquiera cuando toca abordar una pandemia mundial. La consellera Meritxell Budó sigue paseándose por los plató defendiendo que, en caso de que Cataluña fuese una república independiente, el problema con el Covid-19 sería mucho menor. Queda en evidencia, dado que ahora mismo cuenta con todas las competencias posibles para tomar medidas. Tampoco viene de ahora: la consellera de Salut Alba Vergés fue la responsable en marzo de unas declaraciones que aún le persiguen. “El brote de Cataluña es distinto al del resto de España”, afirmó sin rubor en una rueda de prensa pocos días antes de que empezase el confinamiento. Diferentes hasta en la enfermedad.

8. La culpa es de España

No solamente Meritxell Budó sostiene que todos los males que sufre Cataluña en relación con la pandemia son culpa de España. Quim Torra, el máximo mandatario de la Generalitat, ha mantenido esa toería desde el principio de la pandemia. Lo declaró incluso en una entrevista con la BBC, muy criticada dentro y fuera de España. "La culpa es de Madrid, es evidente. Por eso queremos ser independientes. Todavía no sabemos, y algún día se sabrá, que en España hay el doble de muertos por Covid", declaró a principios de julio en una de sus intervenciones en el Parlament de Cataluña. Justo en las fechas en las que se cocía el rebrote catalán. Sin embargo, Torra pierde clredibilidad al mismo ritmo que se expande el virus: el periódico alemán Frankfurter Allgemine ha sido el último en señalar a Torra como el responsable del que consideran uno de los rebrotes más peligrosos de Europa.

9. Costa Covid

El primer foco del rebrote de Cataluña fue Lleida, la única provincia catalana que no tiene costa. Eso debería haber servido para poner a salvo el tesoro de la corona: la costa catalana en verano. Era la última esperanza para la recuperación económica. A pesar de los problemas de los últimos meses, los turistas (especialmente los franceses) han seguido reservando sus vacaciones en las playas de Barcelona, en la Costa Brava (Girona) y en la Costa Dorada (Tarragona). Se deberían haber tomado medidas extraordinarias para que los turistas pudiesen veranear en condiciones seguras. Pero la inacción de la Generalitat ha provocado que dichos brotes se extiendan a las tres provincia con costa: Barcelona, Girona y Lleida. Ahora mismo, el ejecutivo catalán saca pecho porque dice haber controlado el brote de Lleida, pero a día de hoy, el litoral catalán es la Costa Covid, de un extremo al otro.

10. Patada al turismo

Siguiendo con el problema del turismo, los empresarios se han quejado de las medidas adoptadas por el gobierno catalán y por sus mensajes contradictorios en mitad de la temporada estival. “Nos dieron unas directrices, ahora otras; los ERTOS, las reservas que se anulan… Así es muy difícil poder salvar la temporada e incluso algunos negocios” le explicaban a EL ESPAÑOL desde el gremio de Hosteleros de la Costa Brava. El desconcierto y la incertidumbre han provocado que muchos de los veraneantes que se esperaban para agosto hayan anulado sus reservas. El tejido empresarial está herido de muerte, pero la Generalitat no escucha.

11. Recortes en sanidad

La culpa puede ser de España para que el discurso quede bonito. Pero a efectos prácticos, fue Convergència i Unió (CiU) el partido que empezó con los recortes en el ámbito de la sanidad allá por 2008, con Artur Mas como líder del Govern. Aún no había llegado la crisis, pero la derecha catalana empezó a quitar de aquí y de allí hasta que la sanidad quedó en precario. Ahora, en este segundo rebrote, el peso de las intervenciones ha recaído sobre los Centros de Atención Primaria (CAP). Ese ámbito, la primaria, solamente recibe el 14% del presupuesto destinado a sanidad. Recursos insuficientes como para hacer frente a este segundo rebrote.

La consejera de Salud catalana, Alba Vergés. CCMA

12. ¿Dónde están los rastreadores...?

Todos los expertos en coronavirus coinciden en señalar la importancia de los rastreadores; personas que se encargan de trazar el recorrido que ha seguido una persona infectada de SARS-CoV2 y la gente con la que ha tenido contacto. EL ESPAÑOL avanzó, por medio de Crónica Global, que la Generalitat está buscando rastreadores a la desesperada. La noticia fue desmentida por el Govern, pero un día más tarde anunciaron en rueda de prensa que formarían a 500 personas en el rastreo y reconoció sus carencias. En este ámbito, el ejecutivo catalán también está adoleciendo de mensajes contradictorios, como en el del turismo.

13. ¿… los rastreadores dónde están?

Es la pregunta del millón: dónde están los rastreadores. Pues están en Ferrovial. Es decir, la Generalitat ha externalizado ese servicio a cambio de 17 millones de euros y se lo ha adjudicado a la empresa privada Ferrovial. Así, el ejecutivo se ha quitado de encima de un plumazo el marrón de formar y contratar rastreadores… y un buen puñado de millones, que ahora no abundan. EL seguimiento telefónico llevado por la empresa ha sido, según fuentes de los sindicatos de sanitarios catalanes, “un desastre”, y han pedido formalmente que se revoque el contrato. Según la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica los rastreadores en Cataluña son capaces de detectar entre 0 y 2 contactos, mientras en otras comunidades como Andalucía este ratio oscila entre 2 y 11.

14. Críticas de los sanitarios

Después de los meses críticos de abril y mayo, parecía que la pandemia era cosa del pasado. Fue entonces cuando los médicos reclamaron al Govern que no bajase la guardia, porque se esperaba un rebrote para otoño. Las medidas brillaron por su ausencia y el rebrote se adelantó, pillando a la Generaltat con el paso cambiado. Ni se habían formado rastreadores, ni se había nombrado un director de salud, ni se había dotado de mayor presupuesto a la primaria. El 20 de junio, los sanitarios protestaron en la Plaza Sant Jaume de Barcelona, para denunciar su precariedad, visibilizada tras la crisis del coronavirus, y denunciar la externalización y privatización de servicios. Un mes después, servicio de rastreo está privatizado y los médicos siguen sin dar abasto.

Hospital de campaña montado en el recinto del hospital Arnau de Vilanova de Lleida. Efe

15. Críticas del Colegio de Médicos

La ruptura del contrato con Ferrovial no solamente la han pedido los sindicatos. Lo pidió incluso el presidente del Colegio de Médicos de Cataluña, Jaume Padrós, que ha sido muy crítico con la gestión que está llevando a cabo el ejecutivo catalán. Primero en redes sociales, y después en una entrevista en RAC1, donde señaló que "es una evidencia de que ha faltado previsión" y reclamó que "ahora hay que rastrear" y hacer "pruebas aleatorias a la población". El Colegio de Médicos no es un ente politizado, pero la Generalitat siempre ha sido impermeables a las reivindicaciones del sector

16. Ningún profesional al mando

La falta de un Fernando Simón no ha sido la única carencia de la que ha adolecido el equipo de comunicación de la Generalitat en este rebrote. Han faltado profesionales de referencia del sector. Los rostros más recurridos durante las ruedas de prensa del Govern han sido los de Meritxell Budó, consellera de Presidencia, (que es la que más cerca está del sector sanitario por ser licenciada en Farmacia), Alba Vergés, consellera de Salut que en realidad es ingeniera informática, y el conseller d’Interior Miquel Buch, que antes de dedicarse a la política era portero de discoteca. Una falta de personas relacionadas con el ámbito de la salud que ha acabado pasando factura.

17. La economía, a la deriva

Hosteleros, hoteleros, propietarios de gimnasios… la lista de empresarios que se han sumado a las críticas contra la Generalitat crece cada día. Se quejan de que la forma en la que se están improvisando las medidas los está abocando a la ruina. Porque tras el primer brote no se trabajó en un plan para poder conseguir un equilibrio entre las medidas de seguridad y la actividad económica. “Se les exigieron una serie de modificaciones en sus establecimientos y ellos han invertido, han estado a la altura. Las nuevas medidas restrictivas dañarán todavía más la viabilidad de los establecimientos de comercio y restauración, muchos de los cuales pertenecen a pequeños empresarios y autónomos”, criticaban los empresarios desde la Cambra de Comerç de Barcelona.

18. Los alcaldes, en contra

Cuando se habla del rebrote de Barcelona, hay que incluir en el paquete a su entorno, a la llamada AMB (Área Metropolitana de Barcelona); una zona de 36 municipios y 3 millones y medio de habitantes, que es donde el coronavirus está golpeando con m´s fuerza. Municipios como Cornellá L’Hospitalet o Sant Feliu de Llobregat están en una situación crítica. Ante tal tesitura, la comunicación con los alcaldes por parte del gobierno catalán debería ser fluida. Pero la Generalitat tiene a los alcaldes en contra, protestando or su gestión. Desde Ada Colau hasta el alcalde de Cornellá, el último en atacar al Govern: ”Cuando se hizo una gestión errática de la última fase de la crisis de la pandemia, es difícil que en dos horas se pueda poner sobre la mesa cómo se puede corregir. Queremos ser corresponsables, que la lealtad funcione en doble sentido y queremos que se haga una gestión de confianza”, criticó el pasado fin de semana. La crítica es general, pero la comunicación no mejora.

Meritxell Budó y Quim Torra

19. El Gobierno, en contra

La misma política de diálogo ha seguido la Generalitat con el gobierno central, con quien debería mantener una relación fluida para abordar la pandemia. Fernando Simón advirtió desde Madrid que se había encontrado con incongruencias en los datos facilitados por la Generalitat. El equipo de Torra le respondió con soberbia: "Cataluña publica cada día todos los datos, casos positivos, sospechosos, exitus declarados por funerarias y clasificados por el lugar de defunción, entre otros. Estos datos hoy muestran una evolución según lo esperado. Sólo nosotros conocemos la realidad epidemiológica del país”. El último encontronazo ha venido por la forma en la que se repartirá el dinero del fondo Covid: el vicepresidente Pere Aragonés ya se ha quejado por la cantidad a percibir.

20. Torra y la independencia

Cataluña es el foco más grave de cuantos rebrotes de coronavirus se han registrado en España este verano. Pero Torra y sus acólitos siguen obsesionados con la independencia. En la última sesión el Parlament, Quim Torra esquivó la crisis y volvió a plantear "un referéndum de autodeterminación. Creo que hemos de organizarlo otra vez, creo que hemos de volver a hacerlo, pienso que esto nos podría unir a todos". Mientras sus socios de ERC pedían una estrategia; pero no para detener el virus, sino para llegar a separarse de España, y pedían que cesasen los reproches entre fuerzas independentistas. Es cuestión de prioridades: mientras en Cataluña al virus avanza sin control, los que están al mando tienen la cabeza la eterna cantinela independentista.

Noticias relacionadas