La campaña publicitaria más exitosa de la Papelería Óleo solo le ha costado a Mónica los 226 caracteres del tuit que escribió su hija Irene: “Mi madre, después de años en paro, comenzó con un negocio justo antes del Covid-19 y estos meses han sido horrorosos para ella, comienza ya la época del ‘cole’ y estamos remontando, no os cuesta nada venir aquí a por las fotocopias de la ‘uni’ o cualquier cosa, también traemos por encargo”. La intención de Irene era ayudar a su madre a remontar las ventas porque el coronavirus puso en jaque la fuerte inversión económica que realizó para abrir el citado local. A partir de ahí abrió un hilo y este comercio almeriense ha salido del anonimato a lo bestia: se ha viralizado con 12.600 ‘retuit’, 17.300 ‘me gusta’ y subiendo cada minuto.

“Escribí el tuit para que la gente de Aguadulce conociese la papelería, pero no me esperaba tanta repercusión”, admite emocionada Irene. No habla en vano porque en su cuenta personal de Twitter solo tenía trescientos seguidores y el tuit ha tenido tal repercusión que algún influencer de las redes sociales se ha hecho eco del SOS lanzado por este comercio familiar que abrió sus puertas a principios de febrero. También algún escritor -como la autora de cuatro novelas Sofía Parra- se ha sumado a la campaña publicitaria de la Papelería Óleo a través de su cuenta de Instagram: “Para los amantes de las papelerías y las librerías... Han abierto este negocio con mucha ilusión y os están esperando en la avenida Carlos III de Aguadulce”.

Irene solo pretendía ayudar a su madre a impulsar las ventas tras un mal inicio en la apertura de este comercio por culpa del ‘bicho’. “Mi madre estaba muy agobiada con el coronavirus porque le preocupaba arruinarse”, tal y como detalla a EL ESPAÑOL esta joven aspirante a actriz, de 18 años, que está matriculada en la Escuela de Arte Dramático de Málaga que apadrina Antonio Banderas. “Había invertido más de 40.000 euros para coger el traspaso de la papelería”, corrobora Mónica, la madre de la tuitera y a la sazón dueña de la Papelería Óleo.

Mónica posando junto a su hija, Irene, mientras muestra el tuit que se ha viralizado.

El local solo tenía el mobiliario y algo de material para empezar a funcionar al ralentí, pero a Mónica le transmitía buenas vibraciones: “Escogí esta papelería de la avenida Carlos III porque me crié a menos de 100 metros y está en el centro de Aguadulce, donde hay muchos comercios”. Esta emprendedora hizo el pedido de todo el material de temporada y durante la segunda quincena de marzo iba a empezar a recibir paquetes, sin embargo, el 13 de marzo el Gobierno de España anunció que el país entraba en estado de alarma para frenar los contagios por coronavirus.

“Justo cuando iba a empezar a llegar el material comenzó el confinamiento: no me lo podía creer”. Un sudor frío recorrió a la propietaria de la Papelería Óleo no solo porque los pedidos no llegaban, sino porque los comerciales cancelaron las visitas al estar prohibidos los desplazamientos y encima Mónica era paciente de riesgo de Covid-19 al tener diagnosticada una falta de capacidad pulmonar. “Mi negocio estaba catalogado como esencial, pero no quise abrir para no poner en riesgo mi vida”.

La situación no pintaba nada bien para esta emprendedora que tras seis largos años en el paro había decidido invertir en la papelería parte del dinero del subsidio que iba a recibir por haber trabajado nueve meses en una tienda de ropa. “Decidí liarme la manta a la cabeza con este comercio porque dónde iba a encontrar trabajo con 52 años, así que destiné parte del desempleo a financiar el traspaso del negocio”. La pandemia rompió de un plumazo todas las esperanzas depositadas en esta inversión y el inicio de la ‘nueva normalidad’ tampoco había mejorado demasiado el panorama.

Sin beneficios

“Hace tres semanas me empezó a llegar el material que había pedido”, ejemplifica Mónica sobre las dificultades que todavía está solventando. Esta mujer. que lleva en el mercado laboral desde los 16 años y que tiene amplia experiencia trabajando de cara al público en inmobiliarias, supermercados y tiendas, estaba poniendo toda la carne en el asador para remontar el vuelo. Prueba de ello es que acabó poniendo en riesgo su propia salud abriendo a pesar de que el Covid-19 podría ser letal si se asociaba a sus problemas pulmonares: “Durante el estado de alarma solo cerré menos de un mes, luego comencé abriendo tres días a la semana y después de lunes a sábado”.

Mónica y su hija, Irene, sonríen en la fachada de la Papelería Óleo de Aguadulce.

Detrás del mostrador le echaba una mano su hija, Irene, pero la adolescente confirma que las sensaciones no eran muy buenas: “Apenas sacábamos dinero para cubrir los gastos”. De hecho, Mónica, al ser preguntada por teléfono por EL ESPAÑOL sobre el dinero que le resta para amortizar su inversión responde resoplando y con una risa nerviosa: “Estábamos tratando de remontar y mi hija quiso aportar su granito de arena intentando darle publicidad al negocio por el barrio”.

De manera que la aspirante a actriz de la casa lanzó un SOS en su cuenta del pajarito (@irene_r_r). La repercusión del primer mensaje contando los esfuerzos de su madre para abrir la papelería prosiguió con la apertura de un hilo en Twitter: “No os cuesta nada y nos hacéis un favor enorme, encargarnos cualquier cosa y os la traemos, libros de texto, de lectura, artículos de regalo, mochilas, bolsos, monederos... Venga gentecilla de Aguadulce, animarse”. Y vaya si lo hicieron, tal y como clama Mónica con las mismas dosis de entusiasmo y agradecimiento por la ayuda de su hija: “¡Mira dónde hemos llegado!”. La viralización de la Papelería Óleo es el mejor antÍdoto publicitario para tratar de generar ventas. “¡Vaya con el tuit de la niña!”, añade risueño la pareja de la librera Ramón Fernández.

'Crowdfunding' de Salamanca

La pandemia de coronavirus está llevando al límite las economías no solo de muchos pequeños comerciantes sino también de familias de todo el país. Para salir del bache a veces internet y las redes sociales se convierten en el mejor escaparate para pedir ayuda. Lo que ha sucedido en Almería es solo un ejemplo de ello porque en Salamanca, Carlos Rodríguez García, el hijo de otra familia de tradición librera, también ha iniciado una campaña en las redes sociales para ayudar a su familia. En este caso se trata de un 'crowdfunding' en www.gofundme.com para evitar el desahucio de sus padres que fueron los propietarios de la conocida librería Hydria.

La campaña de este joven, de 24 años, incluye un vídeo que ha distribuido por Youtube donde relata la delicada situación que están sufriendo sus progenitores: “Mis padres y yo estamos atravesando un momento crítico y desesperado debido a que quieren embargarnos nuestra única casa y desahuciarnos. Si no afrontamos el pago de 60.000 euros en un periodo de tiempo muy corto nos quedamos en la calle. Esta situación vino provocada por el cierre de la librería de mi padre, que cerró hace tres años y durante los últimos años estuvo tratando de mantener a flote, pero un poquito por la crisis, la modernización y las grandes plataformas no se pudo salvar. Lo único que nos queda es la casa donde vivimos. Por eso os pido ayuda de la manera en la que cada uno pueda”.

De momento, el 'crowdfunding' de Carlos lleva recaudados más de 47.000 euros y cientos de comentarios de apoyo a la conocida familia salmantina de libreros. “Tengo muy buen recuerdo de la librería Hydria. Los Reyes Magos siempre pasaban por ella para dejarles libros a mis hijos”, comenta Mercedes tras donar 20 euros a la causa. Rosario aporta 30 euros y un mensaje de esperanza para la familia: “No os desaniméis. Saldréis adelante. Ya lo veréis. Encontraréis en camino”.

Ismael Serrano, presentando su libro de poemas en la librería Hydria.

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