Murcia

Era una mañana apacible del sábado 17 de marzo de 2018 cuando Petra terminó de limpiar su casa en el Barrio de San Antonio de Molina de Segura y pasados unos minutos de las nueve se marchó a pasear. Ni su marido ni sus hijas volvieron a saber nada de ella. Durante semanas decenas de efectivos de las Fuerzas de Seguridad y de Proteccion Civil rastrearon, palmo a palmo, los trece sectores en los que dividieron los 169 kilómetros cuadrados del término municipal molinense para tratar de dar con el paradero de esta anciana muy querida por sus vecinos. Hubo helicópteros, perros, incluso equipos de buceadores que peinaron el río Segura. Era como si se la hubiese tragado la tierra.

El hallazgo casual de unos restos óseos por parte de una senderista ha permitido resolver una de las desapariciones más inquietantes ocurridas en os últimos tiempos en la Región de Murcia. Dos años y dos meses después, los interrogantes sobre el paradero de Petra comenzaron a diluirse el martes 5 de mayo cuando la citada senderista cubría una ruta en La Contraparada por donde discurre el río Segura. Ese día no había cauce porque estaba cerrada la presa que distribuye el agua de las dos acequias principales de la Huerta de Murcia y la mujer vislumbró algo que le puso los pelos como escarpias: un cráneo, una mandíbula -con una prótesis dental- y una tibia.

De inmediato llamó al 092 para informar a la Policía Local de Murcia del macabro hallazgo. Un fuerte dispositivo de la Policía Nacional acordonó la zona para inspeccionarla al milímetro antes de que los restos óseos humanos fuesen trasladados al Instituto de Medicina Legal para ser sometidos a un análisis forense. La autopsia se antojaba fundamental para aclarar dos incógnitas: la identidad de la persona a la que pertenecían esos huesos y las circunstancias del deceso -accidental o violento-.

160 desapariciones activas

Imagen del cartel que SOS Desaparecidos y los familiares de Petra distribuyeron por redes sociales para recabar pistas sobre su paradero.



Paralelamente, una de las líneas de investigación que abrió la Policía Científica y Judicial para averiguar a quién pertenecía ese cráneo fue revisar los 160 casos de desaparecidos que mantiene activos el Ministerio del Interior en Murcia. Los investigadores tardaron bien poco en poner en la diana a Petra Lara Martínez, de 72 años, y a la que le encantaba pasear por zonas de huerta del entorno del río Segura. De hecho, los huesos habían aparecido en La Contraparada: un paraje natural próximo al mencionado afluente.

Otro factor que animaba a los investigadores a sospechar que se trata de Petra era la distancia: la anciana residía en Molina de Segura y desde el municipio hasta La Contraparada solo hay diez kilómetros. “Cuando se denunció su desaparición la familia de la mujer apuntó que ella solía caminar por La Contraparada”, subraya un relevante miembro del dispositivo de búsqueda que en 2018 trató de localizar a la mujer.

Un equipo de buzos del Consorcio de Extinción de Incendios (CEIS) de la Región buscando en el cauce del río Segura a Petra.

A pesar de que la Policía Nacional declaró que la desaparición de Petra era voluntaria, el caso fue uno de los más mediáticos de la Región porque cientos de vecinos de Molina de Segura -71.890 habitantes- se sumaron como voluntarios a las batidas diarias para dar con esa septuagenaria tímida, a la par que amable, natural de Santiago de la Espada (Jaén), y que se desvivía por sus dos hijas, sus cuatro nietos y sus yernos. Además, los familiares de la mujer montaron perfiles en redes sociales con fotos de la anciana para tratar de recabar pistas que ayudasen a dar con su paradero.

Durante las batidas se prestó especial interés al cauce del río Segura y a las acequias del entorno porque Petra padecía una depresión. Los investigadores barajaban el suicidio como una de las posibles causas que motivaron su desaparición porque se marchó de casa vestida con una falda marrón, un jersey de lana turquesa y unas sencillas zapatillas de tela: no llevaba ni el monedero, ni el bono de autobús, ni su medicación, ni ningún tipo de pertenencia.

Causas de la muerte

El cauce del río Segura, sin agua por el cierre de una presa, permitió que los restos óseos saliesen a la luz.



El dispositivo de búsqueda localizó pruebas que situaban a la anciana en el entorno del río Segura, tal y como recuerda el mencionado miembro del retén: “Se revisaron los sistemas de videovigilancia de bancos y empresas y las cámaras de una conservera cercana a la huerta filmaron a Petra caminando por esa zona”. Para los investigadores cobraba cada véz más fuerza la hipótesis de que la anciana -bien de forma accidental o voluntaria- acabó en el cauce del río Segura, a su paso por Molina de Segura, y la corriente natural del agua hacia Murcia se encargó de arrastrar su cuerpo hasta los alrededores del mirador de La Contraparada.

Fuentes judiciales confirman a EL ESPAÑOL  que los restos óseos localizados en ese lugar por la senderista pertenecen a Petra Lara Martínez: “Efectivamente son de esa señora, según el informe de la autopsia”. La citada fuente judicial confirma que el informe recoge que la mujer supuestamente “murió por ahogamiento suicida”. Por otro aldo, fuentes forenses detallan a este diario que “los dientes se han estudiado y son compatibles y el cráneo es de una mujer, con una edad compatible”.

El caso está en manos del Juzgado de Instrucción número 3 de Murcia que será el encargado de cerrar dos años y dos meses después la desaparición de esta anciana aficionada a pasear por la huerta y por la conocida como ruta del colesterol. Por desgracia, ese sábado 17 de marzo de 2018, Petra se marchó de casa para dar el último paseo de su vida.

Noticias relacionadas