Se ha escrito mucho de asesinatos en España pero nunca, hasta ahora, se le había puesto número a las muertes violentas producidas en nuestro país anualmente desde 1910 hasta 2014, año en el que finaliza una reciente investigación. La estadística recogida por la directora del Grado de Criminología de la Univesitat Oberta de Catalunya, Antonia Linde, sólo distingue si la víctima es un hombre o una mujer pero no el género del asesino o asesina ni los factores que rodearon estas muertes. Sin embargo, es suficiente para extraer algunas conclusiones sobrelas muertes violentas en España, donde desde 1900 a 2014 se han asesinado a 68.305 hombres y 8.333 mujeres, pero casi la mitad de ellas -unas 4.000- se concentran desde 1980 hasta 2014. 

"Pensé que no iba a poder recoger todos los datos porque no estaban disponibles fácilmente. Los conseguí en archivos, bibliotecas, algunos en lugares privados. Son datos de salud, sacados de los partes médico-forense al determinar que la causa de la muerte es violenta", explica a EL ESPAÑOL la autora de la investigación 'La victimización femenina en los homicidios en España desde 1910 a 2014: ¿el precio de la igualdad?', publicado en el European Journal on Criminal Policy and Research.

Linde ha evitado coger datos policiales porque no son fiables ya que han variado las calificaciones de los delitos o la concepción social del homicidio. Aún así, no siempre a lo largo de estos 104 años estudiados se pueden contar igual los asesinatos: "Por ejemplo en la guerra, puesto que son datos recogidos por los vencedores que muchas veces ponían como homicidio a sus fallecidos pero no a los del otro bando". De hecho, según esta estadística, 1936 fue el año con más mujeres muertas de manera violenta, con 743 casos registrados. En hombres, el año más letal fue 1939, fecha en la que finaliza la Guerra Civil, y se desata un incremento de la represión.

Pese a que el homicidio, como asegura la investigadora, no puede "reducirse a tres indicadores", sólo el número de asesinadas y asesinados desvela algunas claves de la evolución del crimen en España en este último siglo. La principal es que la brecha de género se ha acortado en los últimos 50 años: si en los años 40 por cada 10 hombres moría una mujer en un crimen, conforme avanza el periodo se acorta y a medidos de los 80, es 3,5 hombres por una mujer. En 2010, hay dos asesinados por cada asesinada. ¿Por qué cada vez se mata a más mujeres?

Violencia de género

Antonia Linde advierte de que no se pueden sacar conclusiones de sus datos sobre la violencia de género ejercida sobre las mujeres. "No hay datos específicos de estas muertes hasta finales de los años 90, que es cuando se empiezan a registrar los casos como asesinatos machistas", explica. Y además, insiste en que "se calcula que en el 50% de los asesinatos a mujeres el autor es un hombre y en el otro 50%, una mujer" por lo que no serían imputables todos los crímenes a la violencia contra las mujeres.

Eso sí, las estadísticas utilizadas en otros estudios muestran una mayor violencia por parte de los hombres puesto que al mismo tiempo que cometen el 50% de las muertes femeninas también causan la mayoría de los asesinatos de los hombres.

Esta experta en criminología advierte de que en España "el índice de homicidio en general es muy bajo" y "no resulta un problema ni en el caso de los hombres ni en el de las mujeres". Recuerda que "hay otros países que podríamos pensar que son menos machistas en nuestro imaginario pero que tienen un índice más alto de muerte de mujeres a manos de hombres y se explica por otros factores como el acceso a armas o el mayor consumo de alcohol".

Por eso Linde advierte de que las muertes machistas no son un problema desorbitado en nuestro. "Hay que combatirlo y y erradicarlo, aunque fuera sólo una mujer la asesinada por esta razón, pero hay que reconocer que el ratio es bajo".

La razón del incremento de asesinadas a lo largo del siglo tenía que estar en "factores contextuales que suponen un marco de oportunidad para estos homicidios como el cambio de cotidianidad de las mujeres al incorporarse a la vida social y al riesgo".

La guerra civil... hasta los 50

La investigadora es consciente de que una guerra civil es un proceso muy complicado para la compilación de datos. En el asesinato de mujeres la ratio es muy baja en este periodo frente a la de los hombres, que se dispara sobre todo en 1936 y en 1939. Sin embargo, los crímenes a mujeres aumentan en los años previos a la Guerra Civil, en 1933 o 1935, donde la chicas se han incorporado un poco más a los actos públicos y participan en procesos asociativos, de manifestaciones, protestas…

"El tema de la guerra ni siquiera se ve completamente durante esos años y sigue la tendencia muy alta de asesinatos hasta finales de los 50 porque, y esto se sabe ya que se ha estudiado mucho en España, el recuento de homicidios se seguía haciendo en los años posteriores", aclara.

Las dos dictaduras

La tendencia constante al alza de asesinatos desde 1910 sólo se ve interrumpida dos veces durante las dos dictaduras que sufrió España en ese siglo: entre 1923 y 1930 y entre 1939 y 1975. En el primer periodo se produjo la dictablanda del general Primo de Rivera y, más tarde, la de Francisco Franco. "Los índices de muertes más bajos durante estos años se explican seguramente por las restricciones de la libertad que sufren los ciudadanos puesto que con estos recortes de derechos hay menos posibilidad de comisión de delitos, la gente está menos expuesta", explica Linde.

De hecho, en estos dos periodos, pero sobre todo en la época franquista, la ratio de mujeres asesinadas baja en mayor proporción a la de hombres puesto que sus limitaciones de acceso a la vida pública son mayores: no pueden viajar al extranjero sin permiso paterno o marital, ni acceder a determinados puestos de trabajo fuera de casa, ni hacer una vida pública habitual que las exponga a la interacción con posibles asesinos.

Los años 70

Por eso, la tendencia contenida de asesinatos de mujeres se rompe a finales de los 60 y empieza a dispararse en los 70 (hasta nuestros días). En este caso, la investigación cruza los datos sacados de los médicos forenses con el número de chicas matriculadas en la universidad, la edad a la que se tiene el primer hijo o el número de matrimonios, divorcios y abortos practicados para ver cómo influye el cambio de vida en los homicidios.

La conclusión a la que llega Antonia Linde es que el cambio en el rol y el estatus de la mujer en la vida social hace que se incorporen también al riesgo y a las "oportunidades" que hay de ser asesinada en esa violencia estructural normal en todos los países.

"Empiezan a aumentar los asesinatos de hombres y de mujeres pero ellas son más víctimas porque se incorporan al mundo laboral, universitario y ya no tienen sólo el riesgo de la violencia de género sino también el de la calle", aclara.

Finales de los 80 hasta hoy

Mientras la victimización masculina disminuye a partir de mediados de los ochenta, la victimización femenina sigue en alza. "Esta situación es interesante porque en este periodo en la gran mayoría de países del entorno muestra hay una disminución de la victimización por homicidio en general, incluyendo el femenino", remarca la experta.

En estos años, hay muchos homicidios de hombres por hombres relacionados con su comportamiento en los espacios públicos. "Ellos se encuentran en estos espacios y tienen más posibilidad de que surja el conflicto", explica Linde. El efecto corrector llega en los años 90, cuando explota el negocio de la seguridad privada en centros comerciales y en discotecas y provoca un descenso de víctimas masculinas porque hay alguien que vigila que no haya conflicto. "Son reajustes por la vida social que hacemos", advierte esta criminóloga, quien añade: "Ahora pasamos menos tiempo fuera de casa y más tiempo enganchados al ordenador por lo que aumenta la posibilidad de ser víctima de un delito online y disminuyen los delitos violentos". 

La principal conclusión del estudio es que, en periodos de paz, las tendencias de asesinatos de mujeres y hombres son parecidas y que en los últimos 50 años lo que se ha producido es la incorporación de la mujer a la vida pública en niveles parecidos a los hombres por lo que los niveles de asesinatos son similares.

"Ha disminuido mucho la brecha entre ambos géneros, lo que significa que la mujer se iguala al hombre porque empezamos a hacer una vida como ellos y el comportamiento diario tiene incidencia en la victimización", concluye.

Eso sí, entre quienes ejercen más violencia siguen siendo los hombres los responsables de gran parte de estos crímenes tanto en mujeres como en hombres como siguen demostrando muchos estudios sobre la población reclusa y las condenas judiciales.