En el comedor de la redacción, sobre la mesa, 14 platos (más una ensalada), todos los que ofrece Lidl -y anunció en su presentación- en su recién inaugurado ‘Listo para comer’ –salvo el wrap de falafel, no disponible en nuestra ‘visita’. Alrededor, sentados, preparados para comer, junto a mí, varios compañeros del periódico –no queríamos, desde luego, tirar nada. Entre todos vamos a probar la variedad de platos precocinados que ha puesto a la venta la cadena de supermercados alemana esta misma semana (siete calientes y siete fríos). Pero a mí, conejillo de indias habitual –ya me pasé siete días alimentándome con este tipo de cocina–, me toca dar mi veredicto. Es decir, analizar un ‘menú’ que –ya les adelanto– no me ha entusiasmado. O, dicho de otra manera, es mejorable si se compara con el del resto de mercaurantes.

En esta particular prueba culinaria me he gastado 34,34 euros. Es decir, los 14 platos (más la ensalada), de media, tienen un coste de poco más de dos euros. El precio, por tanto, es barato. De hecho, es inmejorable: ningún supermercado puede competir en esa liga. A partir de ahí, se pueden sacar muchas conclusiones en cuanto al servicio, la calidad o la preferencia por unos (u otros) productos, pero para analizar cada una de las variables es necesario empezar por el principio…

Lidl ha inaugurado su servicio de ‘Listo para comer’ en cuatro establecimientos: dos en Madrid –concretamente, en Pavones (Moratalaz) y García Noblejas–, uno en Coslada (Avd. San Pablo, 47) y otro en Alcorcón (Avd. las Retamas, 16). Pero la intención de la cadena alemana es, a lo largo de 2020, extender sus mercaurantes a otras localidades y sumar nuevos productos a su oferta.

Todos los platos del 'Listo para llevar' de Lidl. David Palomo EL ESPAÑOL

No puedo comer en el súper

Acudo, a mediodía, al de Pavones. El establecimiento está repleto. No hay ninguna caja parada. Pero no me extraña. Lidl es ya el cuarto supermercado de España con una cuota del 5,5%. Por delante, tiene a Mercadona (25,8%), Carrefour (8,7%) y Dia (6,6%). Por eso, en su constante expansión y crecimiento, la cadena alemana ha inaugurado su servicio ‘Listo para comer’ con dos objetivos concretos: recortar la distancia con sus principales competidores y atraer a alguno de los 47 millones de usuarios que recurren a este tipo de comida al menos seis veces al mes.

Los productos de su ‘Listo para comer’ los tiene en el primer pasillo por la izquierda, nada más entrar al supermercado. Primero, una nevera con los platos fríos (albóndigas con salsa jardinera, ensaladilla rusa, croquetas de jamón ibérico, risotto, macarrones a la boloñesa y paella). Todos ellos, según el supermercado, elaborados “artesanalmente con productos de proximidad” y acompañados, en el mismo frigorífico, junto a ensaladas, tortillas o noodles precocinados. Y, justo después, un estante con las opciones calientes (medio pollo asado, hamburguesas, nuggets, wraps, alitas picantes o minis calzone).

Listo para comer caliente de Lidl.

La presentación, de primeras, es mejorable. Mercadona puede presumir del espacio más completo con cocina, platos hechos al instante, salita contigua para trabajadores o  estante de ensaladas; Alcampo y Carrefour son, sin duda, los que más variedad ofrecen; El Corte Inglés apuesta por la calidad; y Dia, por su pollo y sus costillas, además de por su microondas para calentar o su ‘cafetera’. ¿Y Lidl? Su estrategia consiste en ofrecer el servicio a menor precio. Es en lo que gana. En el resto de variantes, de momento, le toman la delantera los otros mercaurantes.

De hecho, fui al Lidl con la intención de quedarme a comer allí –como sí se puede hacer en Dia, por ejemplo–, pero el establecimiento no está acondicionado para ello. No hay microondas para calentar la comida ni mesas donde sentarse. Me toca, por tanto, comprarlo e irme a la redacción. Echo todo en dos bolsas –acompañado de dos barras de pan, obviamente– y… ¡A comer!

Preparados calientes

Lógicamente, empiezo la ‘degustación’ por los platos calientes. En concreto, por las hamburguesas. Lidl ofrece dos tipos en sus establecimientos: la clásica ‘cheeseburger’ y la ‘BBQ beef burguer’. Ambas, a 1,19 euros. ¿Baratas? Sí. Mucho. Tan solo 19 céntimos más caras que, por ejemplo, las del McDonald. ¿Y mejores? Depende del gusto. Particularmente, entre las dos, yo me quedo con la de queso, pero no esperen algo fuera de lo común. Si tienen hambre –y no contemplan otra opción–, adelante; si no, elijan otro plato.

Hamburguesa falafel y burrito Lidl.

Ocurre, a su manera, lo mismo con los wraps, presentados dentro de una bolsa de plástico. En mi ‘visita’ están agotados los falafel –la variante veggie que ofrece Lidl– y compro uno de ‘BBQ’ a 2,49 euros. De nuevo, se puede comer –cosas peores nos hemos llevado a la boca y mucho más caras–, pero no sería, al menos para mí, la primera opción para comprar y llevarme a la redacción un día cualquiera. Como tampoco lo serían las alitas de pollo picantes (2,49€) o los perritos calientes (1,98€). Todo lo contrario. Hay más cosas –también calientes– que merecen la pena.

Hablo del medio pollo, que sale a 2,79 euros, tan sabroso (o más) que el de Dia y más barato (2,99€) –aunque también, aparentemente, más pequeño. Hablo, también, de los nuggets (2,49€), que no tienen nada que envidiar a los de cualquier restaurante de comida rápida. Y hablo, desde luego, de la minicalzone (1,29€), que por precio y sabor responde a las exigencias de cualquier paladar poco exigente.

Alitas de pollo picantes y medio pollo del Lidl.

Probado esto, toca hacer lo propio con los platos fríos…

Preparados fríos

Lidl presenta sus nuevos platos fríos –ya antes se podían comprar ensaladas, tortillas o noodles– en bandejas de plástico listas para meter en el microondas. Empezamos, pues, a probarlos uno a uno. En primer lugar, metiéndole ‘mano’ a la ensaladilla rusa (2,49€). ¿Con qué resultado? Más que aceptable. Todos, en la mesa, coincidimos: está buena. Sin duda, la compraríamos un día cualquiera.

Seguimos, ya definitivamente, con los platos precalentados en el microondas. Entre estos, nos quedamos con las albóndigas (2,39€), el risotto (2,99€) y las croquetas de jamón (seis a 2,79€). En menor medida, elegiríamos los macarrones (2,79€) y la paella (2,99€). Todos, eso sí, se pueden comer. No son, obviamente, los de mi madre –ni los de la tuya–, pero, desde luego, son una buena opción para cualquier día. Son, además, muy baratos.

Risotto y paella de Lidl.

Conclusiones

No hay, probablemente, nada peor que crear falsas expectativas –y las de Lidl eran muy altas. La cadena alemana ha sido la última en inaugurar este servicio y muchos pensamos, por ese motivo, que su servicio ‘Listo para comer’ se asemejaría al de otros supermercados como Carrefour, que lleva haciéndolo desde hace años con un éxito indudable.

Sin embargo, no ha sido así. Lidl no cuenta con una sala para comer ni cocina, usa plástico en casi todos los envases de sus preparados y, desde luego, ha olvidado incluir la comida sana. Hay ensaladas, falafel… ¿Y algo más? No demasiado. Sus platos calientes, en su mayoría, son de alto contenido calórico; y los fríos, aunque no son abundantes, no gozan tampoco de la 'etiqueta' de saludables.

Más allá de eso, son baratos –y ese es su principal punto fuerte– y sirven para una urgencia. Si no tienes nada en casa, o pocas ganas de cocinar, o necesitas algo para comer algo al día siguiente, adelante; pero no son para todos los días. Merece más la pena comprar comida –también en Lidl, por qué no– y hacerla en casa. Es, sin duda, lo más económico –y, también, lo más sano.

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