Vallehermoso es un barrio residencial de casas bajas en Azuqueca de Henares (Guadalajara). Una vasta extensión de adosados y chalets donde predominan la teja y el ladrillo. La zona permanece imperturbable este viernes, pese a que lleva todas las navidades dando cobijo a Sergio Sáez, el único acusado por el asesinato de Miriam Vallejo (o Mimi, como la conocían sus amigos).

Sergio salió de la cárcel de Alcalá Meco el pasado 20 de diciembre y volvió a casa de sus padres, el mismo sitio donde fue detenido el 13 de agosto de 2019. Después del asesinato de Mimi, Sergio regresó a Azuqueca e hizo vida normal hasta su detención. Ahora sale menos de casa, pero está obligado a ir cada lunes a fichar al Juzgado como medida cautelar impuesta por el juez, que también le ha retirado el pasaporte. Son pocos los vecinos que le han visto después del terrible suceso que conmocionó a Azuqueca y sus municipios colindantes. “Está muy animado y contento de estar en casa”, afirma a EL ESPAÑOL Nacho Menéndez, su abogado. El letrado no tiene dudas de que ganará el caso. 

Los vecinos del presunto homicida, por lo general, no conocen el nombre de Sergio Sáez. Sin embargo, el “asesino de Meco” o el “asesino de Miriam Vallejo” les suena mucho más. Y eso que Sergio se crió en Azuqueca y estudió donde el grueso de los niños del pueblo: el IES San Isidro.

La puerta del instituto donde estudió Sergio, en Azuqueca de Henares, ahora cerrado por vacaciones.

Los que alguna vez le conocieron antes del crimen destacan su discreción. “Tranquilo”, “tímido”, “callado”, son los adjetivos más comunes que recibe. Hay quien difiere. "A mí no me sorprende esta noticia, no sé cómo era con su novia, pero no había tratado nada bien a sus relaciones anteriores", comentó un conocido a EL ESPAÑOL cuando fue detenido. Igualmente, en la cárcel su comportamiento fue muy correcto, según afirman los amigos del funcionario que le vigilaba. De puertas para fuera Sergio quiere pasar desapercibido, ahora y siempre. El tiempo libre se lo dedica a su gran pasión: la pesca. 

Los hechos probados

La noche del 16 de enero de 2018 Mimi salió de su casa en Villanueva de la Torre, cerca de Meco, para pasear a sus perros. Esa vivienda la compartía con Sergio y Celia, la novia de él y mejor amiga de Mimi. Entre las 20.40 y las 20.50 horas, Mimi recibió 90 puñaladas en la oscuridad de un descampado. Sus perros y los de Celia, también presentes no la defendieron, lo que podría indicar que conocían al asesino y se fiaban de él.

Celia y Sergio encabezaron la lista de sospechosos desde el primer minuto. Pero ella estaba en el gimnasio y él, jugando a la Play Station 3 conectado a internet. Ambos tenían coartada. Sin embargo, aunque la consola permanecía encendida, más tarde se descubrió que no hubo actividad durante los 10 minutos en que Miriam perdía la vida. La play de Sergio fue la prueba que le llevó a la cárcel provisionalmente.

Otra hipótesis que se barajó era la posibilidad de un crimen pasional, ya que Miriam era asidua de aplicaciones de citas como Tinder y Badoo, donde entabló conversación con cerca de 200 hombres. La policía investigó a algunos, pero no se produjeron más detenciones. Todo apunta a que hubo más de un asesino, tanto por la cantidad de puñaladas como por la declaración de una testigo que aseguró oír “¡soltadme!” entre los gritos de auxilio de Miriam. Además, se usaron dos armas distintas que aún no han aparecido.

Ninguna de estas hipótesis exculpa a Sergio, sin embargo el juez considera que no hay pruebas suficientes para mantenerle en prisión preventiva hasta que empiece el juicio. Además, en la escena del crimen en Meco se encontró su ADN en una camiseta de Miriam. Su abogado explicó que se había producido por una contaminación cruzada, ya que ambos hacían la colada juntos. También, alguien había sustraído el teléfono móvil de la joven y había borrado parte del contenido.

El lugar donde encontraron el cuerpo de Mimi cosido a puñaladas.

Sergio no tiene una coartada sólida y además tenía un posible móvil. Miriam aseguró haber descubierto a Sergio “magreándose” con otra chica en casa. Es decir, Miriam descubrió una infidelidad. No era la primera: antes ya engañó a su anterior novia con Celia. Pese a vivir juntos, víctima y presunto asesino no se soportaban y tenían celos el uno del otro.

Sergio apareció pocos días después del crimen en casa de la familia de Miriam para dar el pésame con cortes en las manos y la cara tapada. La explicación que dio fue su trabajo: era técnico de mantenimiento en una empresa de reciclaje de pilas. Al día siguiente cortó con Celia y se fue a vivir a casa de sus padres. Pasaron casi nueve meses hasta que fue detenido y encarcelado.

Sergio está en casa

La calle que alberga la vivienda de los Sáez está desierta, solo hay coches grandes frente a los adosados de ladrillo. Una de esas casas alberga a un presunto criminal. Lo único que se oye es la carretera que hay a 50 metros. ¡Ding dong!

Hola, ¿Águeda?

Sí, soy yo.

¿Está Sergio?

Sí, ¿quién eres?

Soy periodista, ¿puedo hablar con él?

Pues no, gracias.

La presencia de Sergio no inquieta a nadie en el pueblo. “Yo estoy muy tranquilo. Ahora no tendrá ganas de hacer tonterías”, afirma un padre de familia con una hija a cada mano. “Uy si yo te contara... No es nuestro primer criminal”, cuenta otro vecino de la zona de Vallehermoso. Efectivamente, la localidad de Guadalajara ha sido protagonista de numerosos sucesos. El último sonado fue el atraco a punta de pistola del Burger King el pasado 13 de noviembre.

Aunque el episodio que más conmocionó a Azuqueca fue la violación en grupo de una niña de 12 años el 15 de marzo de 2018. Una agresión que, además, el Ayuntamiento quiso silenciar y tardó casi un año en salir a la luz. “De eso no se habla porque son menas”, se queja un cliente del bar Barrosito.

Ese mismo establecimiento fue víctima de un intento de robo por parte “de cuatro rumanos”, afirma el encargado. El último trimestre de 2019 se registraron 80 atracos a establecimientos y viviendas de Azuqueca. También se sustrajeron 17 vehículos y hubo 252 hurtos, según datos del Ministerio del Interior.

Es por eso que la presencia de Sergio Sáez pasa desapercibida en su pueblo natal. Su salida de la cárcel solo sorprendió a los conocedores del caso, ya que en el mes de septiembre perdió el recurso que presentó contra el auto de prisión. El juez explicó el pasado día 20 que no existen las pruebas suficientes contra él. Casi un año después, es el único acusado por un crimen lleno de incógnitas.