Carmen A. llevaba algo más de seis años preparándose las oposiciones para ser policía nacional. Su trabajo como detective privado y sus horarios imposibles —investigando de dia y noche no le habían permitido, en cierto modo, darlo todo en anteriores convocatorias. Pero esta ocasión iba a ser diferente. "Tenía claro que este año lo iba a conseguir, así que ahorré para pagar las cuotas de autónomo y dejé el empleo durante varios meses para dedicarme de lleno en las pruebas físicas y los exámenes teóricos", cuenta esta madrileña, en una entrevista con EL ESPAÑOL. 

Y eso hizo. Tras superar sin problemas las pruebas físicas, estuvo tres meses sin ver la luz del sol para preparar los exámenes de conocimientos y ortografía. El 30 de noviembre se presentó a ambas y 12 días después salieron los resultados. Había sacado un 6,5 en la primera y un 6 en la segunda. Eran sus mejores resultados, todo parecía estar perfecto para pasar a la ultima fase, la entrevista, pero para su sorpresa no era apta. ¿Qué había ocurrido? 

"Imagínate mi cara cuando vi que con esas notas estaba fuera del proceso, no entendía nada", cuenta esta opositora. Aunque no tardó mucho en averiguarlo. La Dirección General de la Policía Nacional había decidido cambiar por motu proprio la nota de corte del examen de ortografía. Pasaba del 5, como marcaban las bases reguladoras del examen en el Boletín Oficial del Estado (BOE), al 6,2. 

La División de Formación de la Policía, encargada de las pruebas, se la había jugado no solo a ella, sino a otros 4.000 opositores, que con notas superiores de seis puntos estaban fuera del proceso selectivo para ser agente. 

El polémico examen de ortografía de las oposiciones a la Policía Nacional.

"Había estudiado mucho, pero cuando vi que en el examen de conocimientos tenía como un 6, preferí asegurar el de ortografía porque cada fallo me quitaba un punto. Hasta donde sabíamos solo había que sacar un cinco, pero claro luego vino la sorpresa. Por ser conservadora con el examen, saqué un 6 y ahora estoy fuera. De haberlo sabido habría arriesgado mucho más", critica esta opositora. 

Las irregularidades

No obstante, el colmo de la situación no solo era ese, sino que tres palabras que aparecían como incorrectas en los resultados del polémico examen, en realidad eran correctas. Y eso también había perjudicado a cientos de opositores. "Había plataformas de ortografía que, antes de que saliesen los resultados, daban por buenas esas palabras, frente a lo que después dijo la Policía", explica Carmen. Esta detective impugno a los dos días siguientes las palabras Ciberataque, LGTBI y reditar, pero el tribunal le dijo que esas palabras eran incorrectas porque "no aparecían en el buscador de la Real Academia de la Lengua Española (RAE)". 

Ante tales "irregularidades", Carmen A. empezó a movilizarse y organizó grupos entre los opositores (ya son más de 1.200) para iniciar una batalla contra el Cuerpo en forma de recurso de alzada para impugnar el examen y tras ello, llevar la causa al contencioso-administrativo si la Policía no mueve ficha. Para ello cuenta con la ley, sentencias judiciales que avalan su causa y un informe ortográfico de la propia RAE. 

En el documento, al que ha tenido acceso este periódico, la opositora divide las alegaciones en dos bloques: la nota de corte y las palabras del examen. En primer lugar, apunta que la convocatoria de 30 de mayo de 2019, para la la Escala Básica de la Policía Nacional, publicada en el BOE de 4 de junio, establece que la prueba consistirá en la "contestación por escrito a un cuestionario para evaluar la capacidad ortográfica del opositor" y que "la calificación será de 'apto' o no 'apto'" sin especificar que se tenga que superar "una puntuación mínimo necesario para la superación de la misma". 

Ocurrió en 2012

De este modo, según Carmen A., el tribunal no ha corregido la prueba ortográfica de acuerdo a los criterios "legalmente aprobados y publicados". Además, con el fin de clarificar este argumento, los opositores exponen que él único año en el que cambiaron la nota de corte tras la realización de la prueba fue en 2012, y en las bases reguladoras del BOE aquel año quedaba plasmado: 

La prueba consistirá en la contestación por escrito a un cuestionario para evaluar la capacidad ortográfica del opositor. La calificación de la parte a) será de cero a diez puntos; y de la parte b) será de apto o no apto, para lo cual, el Tribunal fijara la puntuación mínima necesaria para superarla.

Una circunstancia que, según esta detective, dejaba abierto el criterio calificador del Tribunal, pudiendo elevar la nota, al contrario que en actual proceso selectivo. "Nosotros no estamos en contra de que hayan subido la nota de corte, sino de que lo hayan hecho sin avisarnos antes de realizar el examen", critica Carmen. 

En relación a la prueba de ortografía, el primer dardo que lanza este grupo de opositores es que en este proceso selectivo "no se explica en base a qué se corrige esta prueba —es decir, en base al Diccionario de la Lengua Española (DLE)— en ningún apartado, dejando al opositor a expensas del conocimiento de esta corrección en base al DLE el día en que se realiza el examen, causando de esta manera una inseguridad jurídica e indefensión ante la decisión del Tribunal calificador", razón que motiva el recurso de alzada. 

LGTBI, ciberataque o reditar

El examen de ortografía.

Finalmente, la baza más importante es el informe de la Real Academia de la Lengua, que avala el error del Tribunal en la corrección de las palabras LGTBI, ciberataque y reditar. "El tribunal calificó las tres palabras como incorrectas contraviniendo las reglas ortográficas de la RAE y el criterio de esta Academia", comienza diciendo la segunda parte del recurso. 

La voz ciberataque, sostiene la RAE, está correctamente formada por adición del elemento compositivo prefijo ciber- al sustantivo base ataque. Ambos elementos figuran, por separado, en el diccionario académico. "El elemento compositivo -ciber, creado por el acortamiento del adjetivo cibernético, -ca, forma parte de términos relacionados con el mundo de los ordenadores y de la realidad virtual, como ciberespacio, cibernauta...", apuntan.

En cuando a LGTBI, sostienen en primer lugar que es una sigla, no una palabra, pero que sí está correctamente formada. "Que no figure en el diccionario académico, que registra un limitado número de siglas, no quiere decir que no sea correcta. Cabe señalar, además, que esta sigla si figura en el Diccionario del Español Jurídico".

Por último, sobre reditar, la RAE insiste en que también es correcta, aunque se use menos. Algo que también ocurre en palabras similares como reemplazar y remplazar, las dos son correctas. "Lo habitual es que se admitan la simplificación de dobles vocales en la escritura cuando esta simplificación no provoca problemas de ambigüedad y se observa también en la pronunciación".

— Con todas evidencias, ¿por qué la Policía se empeña en que  el examen está bien?

— No tiene mucho sentido, nada en realidad. Todavía no se han pronunciado, salvo a través de un articulo en un medio, donde decían que se amparaban en el artículo 5.3 del BOE, que que dice que podrán cambiar la nota si no hay el número suficiente de opositores para pasar a la siguiente fase. Pero este no es el caso, aquí se han cargado a 4.000 personas teniendo notas altísimas. Otros años la nota de corte ha sido un 0,5 porque no había aprobado casi nadie...

Si, por un casual, el Tribunal admitiese el recurso de Carmen A. y anulasen las palabras, su calificación pasaría de 6 a 6,8, y estaría en la siguiente fase, la entrevista personal, prevista para el próximo 11 de enero. "Tienen tres meses para contestar, sino iremos al contencioso administrativo, tenemos las de ganar, más cuando el examen no ha respetado los principios de publicidad y transparencia de la Constitución. Llegamos hasta el final", concluye esta detective. 

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