Maria Àngels F. llevaba en torno a dos semanas fuera de un hospital psiquiátrico cuando decidió asesinar a su hija. Este lunes, cegada por el trastorno psicológico que sufría, suministró medicamentos diluidos a Gemma. Luego, la ahogó en la bañera. La niña tenía 10 años. Maria Àngels tiene 49 y una “depresión”, en sus propias palabras.

Tras cometer el crimen escribió por Facebook a Albert Soler, escritor y periodista del Diari de Girona. El primer mensaje, a las 14.18 horas de este lunes, decía: “Hola Albert. He matado a mi hija". El reportero, que estaba en su casa junto a su hija, pensó que era una broma pesada, pero siguió con la conversación:

¿Con qué método [la has matado]?

No es broma. Primero pastillas para dormir y después ahogada en la bañera. Dentro de un rato aviso a un vecino que es policía.

¿Y por qué lo has hecho?

No podía yo sola, sin su padre.

¿Y por qué me lo cuentas a mí?

No sé, adiós.

Albert, ya preocupado, no abandonó la conversación e intentó que la mujer le contara más y así avisar a la Policía. Pero no podía alertar sin dar un apellido o una dirección. “Cuanto más conversaba, más pensaba que era verdad. Estuve hablando con ella cerca de 40 minutos”, relata el periodista gerundense a EL ESPAÑOL.

La asesina confesa le preguntó el número de los Mossos y Albert le dijo que era el 112. En ese momento, Maria Àngels le dijo la dirección donde sucedió la tragedia: Ronda Ferran Puig, 28.

El reportero llamó a Emergencias y se dirigió al domicilio donde se había producido la tragedia. La calle, en la zona norte de Gerona, ya estaba cubierta de ambulancias y coches patrulla cuando Albert llegó. “Debimos llamar al 112 casi a la vez”.

Los servicios de emergencia entraron al piso y se encontraron a la niña tal y como confesó la madre, en la bañera. Intentaron reanimarla e incluso la trasladaron al Hospital Trueta, pero no pudieron hacer nada. El corazón de la pequeña había dejado de latir más de 40 minutos antes. 

La presunta asesina y su exmarido se habían divorciado hacía unos seis meses. El padre de la víctima había reclamado la custodia de la menor. Se encontraba inmerso en el proceso judicial. Dados los problemas de Maria Àngels, al menos un familiar intentaba pasar la mayor del tiempo acompañando a madre e hija. Sabían que no podían dejarlas solas, aunque no pensaban que la adulta podría actuar así. El progenitor de la niña incluso se había mudado a un piso cercano de su antigua residencia.

Dos meses de psiquiátrico

Maria Àngels fue detenida sin oponer ningún tipo de resistencia. Más tarde, ese mismo día, volvió a su piso acompañada de su abogado, el fiscal, la jueza y los investigadores, según explica El Punt Avui. Allí, ayudó en la reconstrucción de los hechos, en calidad de ejecutora y única testigo.

Una madre es detenida por ahogar a su hija de diez años en la bañera

La parricida había pasado cerca de dos meses ingresada en un centro psiquiátrico, tal y como le explicó a Albert en su día: "En octubre me escribió diciendo que estaba ingresada. Estaba en un régimen que le permitían tener acceso al móvil un rato al día. Le pregunté por qué estaba ingresada y me dijo que por depresión. Pero claro, eso me dijo ella, no sé si es verdad o no”. Pese a esto, conservaba la custodia de la menor. 

Maria Àngels y Gemma estaban muy unidas, según demostraba la madre en su Facebook. “A menudo colgaba fotos de su hija en las redes con comentarios del tipo ‘este es mi mayor tesoro’, ‘lo mejor que tengo en el mundo’, etc. La quería con locura”.

¿Por qué Albert?

Albert y Maria Àngels apenas se conocían. Solo habían coincidido un par de veces en persona. Entonces, ¿por qué le escribió precisamente a él? “No tengo ni puñetera idea. Yo me pregunto lo mismo”, afirma el reportero. “Hay quien me ha dicho que a lo mejor, como me llamo Albert, era el primer contacto que le aparecía por orden alfabético”.

La poca relación entre el periodista y la asesina confesa era a través de Internet: “Me seguía en redes sociales, comentaba las noticias. Un día se me presentó, ya sabes que Girona es un pueblo grande. Pero vamos, cara a cara, nos conocíamos de ‘hola y adiós”.

La última vez previa al suceso que hablaron fue el 11 de diciembre. “Me escribió para decirme: ‘Espero que te vaya bien en la presentación [del su libro Cansados de vivir bien] y celebra por mí que hoy me han dado el alta”. Bastaron 20 días en libertad para que Maria Àngels perdiera la cabeza.

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