Celia Cavia lleva cuatro días y medio desaparecida. La joven de 14 años fue vista por última vez el jueves a las 14.15 a la salida del instituto José María Pereda, en Santander. Este lunes se ha ampliado el perímetro de búsqueda, aunque los medios marítimos no han podido incorporarse aún por el temporal que azota la costa santanderina.

El dispositivo de búsqueda de la joven santanderina es un ejemplo en pequeña escala de una de las desapariciones más sonadas de los últimos años: la del pequeño Gabriel Cruz. Ambos casos tienen en común que se tratan de menores de edad que han desaparecido en ambientes conocidos. Sin embargo, estos casos tienen una gran diferencia: sus dispositivos de búsqueda. 

El cuarto día que Gabriel estuvo en paradero desconocido participaban en su búsqueda la Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil, la Unidad Canina, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas y un escuadrón de caballería de la Guardia Civil.

Desde el aire, el helicóptero de la Guardia Civil y varios drones sobrevolaron la zona en busca de fuentes de calor. Para completar el elenco, unos 500 civiles buscaron de forma voluntaria al pequeño. En total, más de 1.000 personas peinaron los dos kilómetros cuadrados que componían entonces la zona de búsqueda.

Aunque los medios son similares, las cifras se ven notablemente reducidas en la desaparición de Celia Cavia. Este lunes, el terreno de búsqueda se ha ampliado tras la batida de la zona de Mataleñas, donde la familia localizó su mochila el día siguiente a la desaparición. Este área no supera el kilómetro cuadrado de superficie, sin embargo, el tamaño de la zona de búsqueda se dispara cuando entra en juego el mar. 

En tierra, la buscan la Policía Nacional y una treintena de vecinos, principalmente, padres de compañeros del instituto de Celia. Este lunes, los medios terrestres se han centrado en los arenales. En el aire, los helicópteros de Protección Civil y Salvamento Marítimo peinan la zona con el apoyo de drones.

La búsqueda en el mar se complica por el temporal que azota estos días la costa cántabra: durante la noche del domingo hubo alerta roja y este lunes por la mañana ha pasado a amarilla. En cuanto el temporal remita, será el turno de los medios marítimos y los buzos. En total, las personas que buscan a Celia Cavia no llegan al centenar.

Abiertas todas las hipótesis

Celia es alta, rubia y tiene ojos azules. Según la descripción que han aportado las autoridades, el jueves llevaba un abrigo gris con pelo a la capucha. Aunque en un principio parece que podría tratarse de una desaparición voluntaria, la Policía Nacional ha señalado que no descarta "otras hipótesis" (como que la niña cayera al mar) hasta que la menor "sea localizada y realizada autopsia", dando a entender que lo más probable es que Celia esté muerta. 

La única pista de la menor desaparecida es su mochila, que fue encontrada por la propia familia de Celia en el Parque de Mataleñas, a unos cinco kilómetros del último lugar donde fue vista. La familia de la niña ha colaborado desde el primer momento en las tareas de búsqueda y no pierde la esperanza de encontrar a Celia con vida, pese a los fatídicos pronósticos de la Policía Nacional. Igualmente, la familia tampoco cree que la desaparición de Celia sea voluntaria.