No es algo recurrente, pero esta escena tiene lugar con cierta frecuencia en las prisiones de nuestro país: un grupo de internos arremolinados en la esquina de uno de los patios de la cárcel metiendo en una lata de cocacola o en un vaso de café las pastillas de la medicación. Algunos con la suya, otros con la que le compran a alguno de sus compañeros. Esa es una parte de este explosivo cóctel. La otra tiene que ver con el efecto que les produce el mezclar estos fármacos con distintos estupefacientes: cocaína, MDMA y otras sustancias similares.

Este puente ha resultado letal en algunas prisiones españolas. En algunas de ellas, las condiciones sanitarias son, cuanto menos, realmente precarias. Y esto se ha hecho notar en este largo puente de la Constitución. Nueve presos han fallecido en estos pocos días, desde el viernes pasado hasta este lunes. Siete de ellos por sobredosis. Dos aparecieron ahorcados. 

Uno de ellos apareció colgado en su celda del módulo de aislamiento de Sevilla I. Era lunes 9, de diciembre. Bajó a cenar y después fue trasladado a su habitáculo. El último recuento se producía a las nueve y media, pero él no se presentó. Le encontraron sin vida con la sábana de la cama echada al cuello. El domingo 8 por la mañana se produjo la misma situación en la prisión de El Dueso (Cantabria). También estaba solo en su celda. 

Los otros siete fallecidos, a falta de autopsia, apuntan a un caso de presunta sobredosis. Con la llegada del puente, como sucede en fines de semana tan prolongados como este último, los recursos en las cárceles están bajo mínimos.

 De ese modo, según confirman múltiples fuentes penitenciarias a EL ESPAÑOL, en la mayoría de prisiones no tienen más remedio que suministrarles toda la medicación del fin de semana antes de que este comience. Con lo cual, algunos reclusos se ven con una bolsa de pastillas en su poder para todo el fin de semana. 

Las prisiones en las que se han producido las distintas sobredosis, al mezclar presuntamente los fármacos con otro tipo de sustancias, son las siguientes: dos en Asturias, otro en Aranjuez, otro en El Dueso, otro en Ocaña (Toledo), Topas (Zaragoza), Sevilla I y Sevilla II. 

Internos con 50 pastillas de una sola vez

Resultados de registros en el interior de las prisiones

Los viernes, a las nueve de la mañana, suelen suministrar la medicación para ese día, para el sábado y también para el domingo. En este puente, al ser también festivo el viernes y el lunes, se les suministraron los fármacos -trankimazines, o algún tipo de opiáceos- para todos esos días. "Los fines de semana, lo normal es que en la mayoría de las prisiones haya un médico, un enfermero y dos auxiliares. Y excepcionalmente, tres auxiliares. Esa es la media normal", explica a EL ESPAÑOL una fuente con años de antigüedad en las prisiones más peligrosas del país. 

Esta proporción de cifras hace que sea imposible repartir la medicación a diario a los 1.000 internos que tienen algunas prisiones como población penitenciaria. Y por eso en su día en muchas de ellas se optó por la opción de entregarles la medicación de varias jornadas de una sola vez. 

La situación sanitaria en las prisiones es realmente precaria. Y una de las razones de ello es por la falta de recambio en el área de personal. El personal sanitario de las prisiones españolas está envejecido. Los datos son muy claros: 97 médicos que trabajan actualmente en las cárceles españolas tienen más de 60 años, están en edad de jubilación; 165 están entre los 50 y 60; 24, entre 40 y 50. Solo diez tienen menos de 40 años. No hay recambio, no hay futuro. El panorama, advierten desde dentro de las cárceles españolas, resulta aparentemente desolador. 

Desde la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) exigen que esta situación debe terminarse. "Todo ello ha contribuido a que determinados días de la semana, coincidiendo muchas veces con el reparto para más de un día de medicación, especialmente los viernes, se hayan venido produciendo numerosos incidentes, atención a sobredosis". 

Todo esto, explican, ha supuesto una elevada carga de trabajo para los funcionarios. Su seguridad se ha visto comprometida en distintas ocasiones porque muchos de ellos les reconocían que iban "empastillados". 

40 por ciento con enfermedades mentales

Una de esas situaciones se produjo el pasado treinta de agosto, cuando un funcionario sufrió una brutal agresión. Un interno había logrado romper un palo de escoba en el patio y había tratado de agredirle con él. El interno fue reducido con rapidez, pero fuentes penitenciarias saben que esa situación tiene que ver con la presencia de distintos tipos de medicamentos psicotrópicos

Carmen Hoyos, la coordinadora de Sanidad Penitenciaria de la Organización Médica Colegial, habla del peligro que supone esta "dejadez" en el reparto de los fármacos con la cantidad de reclusos que hay en España con distintas enfermedades mentales.  "Más del 40% de las personas ingresadas en prisión tienen patologías mentales. Los médicos de prisiones no podemos hacer un seguimiento exhaustivo, como deberíamos. Hay una falta de personal sanitario, la mitad de las plazas no están cubiertas y es imposible dedicar a estos pacientes la atención que se debería".

Pero hay soluciones que se pueden llevar a cabo. En distintos centros penitenciarios de la Comunidad de Madrid ya se ha implementado la medida de que, en los módulos conflictivos, y también en el de ingresos y en el de aislamiento, se entrega la medicación de manera diaria. Eso ha facilitado la reducción de incidentes en estos centros penitenciarios en los últimos años.

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