Poco antes de que cumpliese los dos años, Amaya y Daniel apreciaron que a su hija le salía bigote. Fue a mediados del pasado abril, el día 16. Ella es una niña de pelo castaño claro, y aquel era un bigote de pelo negro. Apenas tenía 22 meses de edad. No tardaron mucho en advertir que también le aparecía el mismo espeso y oscuro vello facial en la zona de la frente. Evidentemente, se alarmaron, y acudieron sin dudarlo a la pediatra que suele atender a la pequeña. 

Esos fueron los primeros signos de lo que iban a comprobar después. Semanas más tarde el cuerpo de la niña estaba por todas partes cubierto de ese mismo pelo. En la espalda, de arriba abajo, en los dedos de las manos, en las piernas, en la cara, en los hombros... Le fue aumentando de forma progresiva e imparable. "Primero fue el bigote, en la cara, y luego ya en todos lados. Y así hasta ahora, que no ha dejado de crecer".

Amaya y Daniel viven en Colindres, un pequeño pueblo cántabro de 8.500 habitantes situado a seis kilómetros de Laredo. Volvieron a ver a la pediatra. "Nos preguntó si había algún caso en la familia de antepasados con mucho vello corporal. Le dijimos que no. Nos preguntó si había tenido al alcance algún medicamento de los abuelos. Y eso tampoco, porque las medicaciones en casa las tenemos guardadas todas juntas apiladas en un altillo".

La pequeña Maite (nombre ficticio) tiene que tomar omeprazol desde el primer mes de vida por problemas de reflujo gástrico. Lo ingería a modo de jarabe, un compuesto, una fórmula magistral preparada en farmacia con los ingredientes adecuados y necesarios. Al no poder ingerirlo en cápsulas, que es como habitualmente se comercializa este medicamento, los padres de la niña lo solicitaban de ese modo en la farmacia. Y lo recogían cada cierto tiempo. Sin embargo, ese compuesto llevaba dentro lo que no tenía que llevar. Y de ahí el crecimiento desorbitado del pelo de la bebé.

Daniel y su hija, de espaldas. El abundante vello de la niña ha aumentado en los últimos meses. Cedida a EL ESPAÑOL

La pequeña y los otros menores se han visto afectados debido a la ingesta de ese medicamento contaminado con minoxidil, producto utilizado habitualmente para estimular el crecimiento del cabello. En resumidas cuentas, un crecepelo. Por el momento, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ya ha ordenado la retirada de 23 lotes afectados. Todos ellos proceden de un mismo laboratorio de Málaga, que a su vez había comprado el principio activo en otro de la India.  

Descubrimiento del caso

Pero todo esto no lo sabían Amaya y Daniel el pasado mes de abril, cuando comenzaron a preocuparse por el alarmante aumento del vello corporal de su pequeña. El 15 de mayo tenían programada una consulta con el digestivo. "Nos dijo que, precisamente, hablando con una colega suya que trabajaba como endocrino en el hospital, le había comentado de unos cuantos casos más similares al nuestro". Todos los bebés que les llegaban eran de otro pueblo de Cantabria, los Corrales de Buelna. Y todos estaban tomando también omeprazol. 

Era el mismo compuesto. "Nos dijeron que, entretanto, tuviésemos guardado el frasco del medicamento en la nevera, porque así se conservaba para luego poder analizarlo", dice la madre. A la semana siguiente, 22 de mayo, lo llevaron a la consejería de Sanidad de Cantabria. Y desde allí lo enviaron para su posterior análisis a la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios. 

Entretanto, a la niña le seguía creciendo el pelo, y por esta razón el verano ha resultado de lo más complicado. "Está ahora yendo a la dermatóloga, está en seguimiento. Ella dice que esperemos y no le hagamos nada, porque se le irá cayendo, pero a día de hoy no se le ha caído nada. A los seis meses se supone que tendría que haber desaparecido. Dejó de tomarlo como el 15 de mayo, que fue cuando supimos que era por el omeprazol contaminado. Ahí nos dijo que aquello era un crecepelo. Aún después le ha seguido creciendo el vello". 

La preocupación de ambos progenitores es patente. Y la niña, aunque todavía no habla, exhibe también una incomodidad manifiesta por lo que le está ocurriendo. "Está muy agitada, muy nerviosa, y se cansa más que antes -explica su madre-. Luego está el tema también de que suda un montón con todo eso que tiene ahora encima. Lo peor es la inquietud, la inseguridad y el desconocimiento de lo que puede llegar a ocurrir". 

El origen, un laboratorio de Málaga

Unas cápsulas de omeprazol sobre una mesa.

La caza de este fármaco contaminado comenzó el pasado 11 de julio. Ese día la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ordenó la retirada de varios lotes distribuidos por la empresa malagueña Farma-Química Sur S.L. El principio activo que comercializaban era fabricado en la India por otra compañía farmacéutica. 

A la vez, el Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano (SEFV-H) recibió la notificación de 13 casos diferentes de hipertricosis en niños, asociado al uso de fórmulas magistrales de omeprazol contaminado. El número del lote era el 11072/10/42. La Aemps analizó una muestra y detectó el minoxidil en donde debería haber omeprazol. Automáticamente se ordenó que los 22 lotes afectados fuesen retirados del mercado. Según afirman fuentes del Ministerio de Sanidad a EL ESPAÑOL, los casos registrados son: "10 en Cantabria, 3 en la Comunidad Valenciana y 4 en Andalucía". En total, por el momento son 17 los menores en los que se han detectado los mismos síntomas.

Más adelante, el pasado 8 de agosto, este mismo organismo  hizo una extensión de esta alerta sanitaria  en la que se informaba de la retirada de más lotes, por el registro de otros 3 casos en la provincia de Granada. El principio activo contenía minoxidil, había sido fabricado por el laboratorio indio Smilax Laboratoires Limited y distribuido por la empresa Farma-Química Sur S.L. La firma malagueña, “a raíz de esta incidencia y de las inspecciones llevadas a cabo a sus instalaciones, tiene suspendido su registro para realizar las actividades de fabricación, importación y/o distribución de principios activos farmacéuticos”.

El pasado 23 de agosto, los medios informaron que la Fiscalía de Cantabría estaba investigando los hechos tras recibir una denuncia por este caso. Junto al caso de Maite, la hija de Amaya y Daniel, se han detectado otros tres casos en Cantabria. Desde el Defensor del Paciente han solicitado ya por escrito a la Fiscalía General del Estado para que se inicie una investigación de oficio para indagar ante la gravedad de lo ocurrido. 

Un verano complicado

El pelo en la cara de Maite se hace abundante en la zona de la frente. Antes tenía las cejas rubias, pero eso cambió hace unos meses. De ahí surge, y continúa reproduciendo la forma arqueada de las mismas, una y otra vez, hasta juntarse más arriba con el inicio del flequillo. Luego baja por las patillas, el cuello, y continúa siguiendo la línea de los hombros.

La pequeña Maite (nombre ficticio), de espaldas. Cedida a EL ESPAÑOL

Por este motivo el verano ha resultado de lo más complicado para que la niña pudiera desenvolverse con normalidad. Hace unas semanas intentaron ir a la playa. Dice Amaya que en cuanto le pusieron el bañador a la pequeña una señora indiscreta se les quedó mirando y dijo: "Y eso qué es, una niña o un hombre". 

-Eso una señora en la playa. Y claro, comentarios así, miradas así, ya te arruinan el día. No aguantamos mucho rato, pronto nos tuvimos que marchar de allí.

La pequeña, aunque todavía no logra expresarse con palabras, manifiesta su incomodidad con cierta frecuencia. "Lo hace, como digo yo, en su idioma, claro. Muchas veces en la consulta, cuando tienen que revisarla, o cuando le hacemos fotos para tener pruebas de la evolución, pues se la ve incómoda. Llora, se queja. Es normal. 

En otra ocasión volvió a suceder lo mismo en el parque. Así que ahora la pequeña está en casa con ellos pasando estos meses con la incertidumbre de no saber si el abundante vello capilar que no para de crecer desaparecerá alguna vez. "Algún niño o algún padre le ha llegado a decir: Parece un mono. Gracias a dios tenemos jardín, y ella está en plena naturaleza en casa, está ajena lo máximo posible a estas cosas. No vivimos en la ciudad -dice la madre-. Eso ayuda. La hemos metido como en una especie de burbuja para que no lo pase mal". 

Dicen los padres de Maite que hay casos de otros niños afectados todavía más pequeños que la suya. También que la dermatóloga que trata a la pequeña les ha sugerido un tratamiento con láser por si ese pelo del síndrome de hombre lobo no desaparece por sí solo, por si no se cae, como les han explicado que ocurrirá, en las próximas semanas. "Todavía no sabemos cómo pudo acabar un crecepelo en un frasco de omeprazol". 

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