La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Baleares ha condenado a un hombre a 17 años de cárcel por malos tratos a su exmujer y abusos sexuales hacia sus hijos, de 24 y 21 años, que se prolongaron durante más de una década. 

El Tribunal también le ha impuesto una medida de libertad vigilada por tiempo de diez años una vez salga de prisión, más una orden de alejamiento de las víctimas. Además, durante 15 años, no podrá ejercer profesiones que conlleven contacto regular y directo con menores de edad. También le condenan a indemnizar a su mujer e hijos con 40.000 euros. Menospreciaba a su esposa con frases denigrantes como "puta zorra, hija de puta, no sirves para nada, ni para follar, por un mal polvo lo que tengo que aguantar" y trataba a sus hijos de inútiles.

La Fiscalía pedía para él 21 años de prisión y la acusación particular, ejercida por el letrado Salvador Perera, reclamaba 26. La investigación se inició en enero de 2018 por una denuncia de la mujer. La sentencia ha considerado acreditado que el hombre, de 50 años, ha impuesto sobre su familia "una situación de dominación sustentada en el abusivo ejercicio de su autoridad y en el medio y espíritu de sumisión" con "frecuentes actos de violencia" e insultos, "generando así una situación de convivencia insoportable".

El condenado controlaba las actividades de las víctimas e imponía su voluntad con puñetazos y patadas. El tribunal entiende que no acudieran a un centro médico para tratar las lesiones producidas por el agresor por el temor que les infundía. Los intimidaba con un cuchillo de cocina y los amenazaba con matarlos de un disparo de su revólver de aire comprimido, con incendiar la casa y luego ahorcarse.

El Tribunal considera probado que el hombre "trataba de inútiles" a sus hijos, los menospreciaba constantemente y trataba de controlar todas sus actividades. También declara probado que los sometió a todo tipo de agresiones y los amenazó. Además, entiende acreditado que el acusado tocaba los genitales a sus hijos y les decía que eran suyos. Esta situación se prolongó al menos desde 2003 hasta 2017.

La exmujer del hombre relató en el juicio que la primera agresión tuvo lugar cuando estaba embarazada de su hijo pequeño. Según indicó, le clavó una percha en la pierna. En otra ocasión, relató, le pegó una paliza, pero ella fue a Son Espases y manifestó que se había resbalado. 

Por su parte, los hijos declararon que mientras hacían alguna labor doméstica el hombre les agarraba por sorpresa del trasero o de los genitales. "Nos decía que eso era suyo y que podía hacer lo que quisiera", explicaron. También aseguraron que el hombre les sometía a humillaciones y les amenazaba con matarlos y después prender fuego a la casa y ahorcarse.

Durante el juicio, la Fiscalía calificó los hechos de "terrorismo íntimo", aquel que, especificó, "ocurre de puertas para dentro y que no se deja trascender hacia afuera". La sentencia incluye la prohibición del agresor de acercarse a una distancia inferior a 500 metros de su mujer e hijos y a comunicarse con ellos de cualquier forma durante diez años. Además deberá indemnizar con 20.000 euros a su esposa y con 10.000 a cada uno de sus vástagos.