Murcia

El idílico inicio de su relación y el tortuoso motivo por el que este jueves se verán las caras en los juzgados de instrucción zaragozanos tiene un denominador común: Facebook. A través de esta red social, S., residente en Zaragoza, y Julián, afincado en La Unión (Murcia), comenzaron a intercambiar mensajes y llamadas telefónicas: primero de amistad y después de tipo sentimental.

Corría el año 2016 y tan fuerte fue el flechazo entre ambos que después de cinco meses intercambiando conversaciones propias de cibernovios, la distancia de más de 580 kilómetros que separa la ciudad maña de la localidad murciana, no fue un impedimento para que decidiesen pasar de los mensajes a conocerse en persona. Este viaje sería el origen de la supuesta venganza que ha sufrido esta mujer, de 33 años, y por la que ha enviado al banquillo de los acusados a su expareja para el que su abogado pide cuatro años de cárcel por difundir todo tipo de imágenes sexuales.

S. se desplazó en el verano de 2016 al municipio unionense con el objetivo de dar un paso más en la relación que cinco meses antes había iniciado con Julián a través de las redes sociales. Durante nueve días de un caluroso mes de junio, convivieron bajo el mismo techo: tuvieron tiempo de intimar en la cama, de comerse a besos, hacer turismo… pero también de poner fin a su noviazgo y de que la zaragozana hiciera la maleta para regresar a su casa. Hasta ahí todo normal, una simple ruptura.

Sin embargo, pasados unos días ella recibió una solicitud de amistad, vía Facebook, de una chica: Sonia Arenas Zapata. Pulsó aceptar porque compartía afinidades con esta joven: las dos eran naturales de Zaragoza, ambas habían estudiado en el instituto Corona de Aragón, les apasionaban los animales... De hecho, Sonia en su perfil informaba de que residía en Valencia porque estaba trabajando en una protectora de animales de Paterna y se presentaba como animalista al igual que S.

A través de conversaciones sobre temas banales Sonia se fue ganando la amistad de S. hasta el punto de que le ofreció irse a trabajar a Valencia. A partir de ese momento las conversaciones pasaron a abordar asuntos muy personales, tanto, que S. prefería no responder porque no entendía el contenido íntimo de algunas preguntas. La cosa se complicó todavía más cuando un amigo informó a S. de que la tal Sonia Arenas Zapata estaba distribuyendo por Facebook fotos íntimas suyas, de tipo sexual. La supuesta venganza se había consumado: una docena de imágenes sexuales -captadas supuestamente durante los nueve días de verano que pasaron juntos- circulando sin control por la citada red social.

“No sabes hasta dónde puedo llegar”

S. comenzó a sospechar de que el perfil de Facebook de Sonia estaba siendo utilizado presuntamente como tapadera por Julián. Por ello se puso en contacto con su exnovio, vía Messenger, para advertirle de que le había descubierto y recibió supuestas amenazas. Así lo refleja la denuncia que interpuso S., el 1 de julio de 2016, en la Comisaría de la Policía Nacional del Distrito de Arrabal y a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL: “No sabes hasta dónde puedo llegar, solo quiero que pases por el dolor que me hiciste pasar, puta, ya llorarás, ya te llegará la hora, mereces un castigo”.

Perfil falso creado para acceder a sus amigos y distribuir las imágenes sexuales E.E.

Tal y como ha ocurrido con casos recientes relacionados con delitos contra la intimidad, como el de Verónica, la empleada de Iveco que se suicidó después de que se viralizase un vídeo suyo, los investigadores del puesto que la Benemérita tiene en La Unión comenzaron a realizar numerosas pesquisas en torno al origen de las fotografías de tipo sexual de S. y del perfil de la red social que estaba bajo sospecha.

La Guardia Civil se puso en contacto con la protectora de animales de Paterna en la que Sonia afirmaba trabajar y les confirmaron que allí nunca había trabajado Sonia Arenas Zapata. Comenzaba a tomar fuerza la hipótesis de que se trataba de un perfil falso para materializar la venganza. Las declaraciones de S. y de su amigo Héctor, que también recibió las imágenes, apuntaban a que el supuesto autor de la difusión del material gráfico era Julián.

Dieciocho días después de iniciarse la investigación, el 18 de julio de 2016, la Guardia Civil detuvo en La Unión a ese hombre, de 31 años, como supuesto responsable de un delito contra la intimidad y el honor empleando el perfil falso de Facebook a nombre de Sonia Arenas Zapata. Este caso, como el ocurrido con Verónica, en Iveco, evidencia las dificultades que encuentra la Justicia para acotar el origen de este tipo de venganzas. Ya que que tres años después de denunciarse esta violación de la intimidad que sufrió S. y con la vista oral señalada para este jueves, sigue sin conocerse a ciencia cierta la titularidad del perfil bajo sospecha. De hecho, ni siquiera la red social ideada por Mark Zuckerberg ha sabido aclararlo, tras haber sido requerido por los juzgados zaragozanos para que informase sobre datos de registro de la cuenta, coreos electrónicos asociados, tarjetas de crédito vinculadas, histórico de conexiones, direcciones IP desde las que se accedió al perfil...

El Grupo de Delitos Tecnológicos de Aragón concluye sin ningún género de dudas que la cuenta de Facebook de Sonia es falsa: “Pudiera haberse creado con datos parecidos al perfil auténtico de la denunciante, con el fin de hacerse pasar por una chica de la localidad de Zaragoza y ser aceptada por un amigo de la víctima al que enviarle las fotos íntimas de S., como ha sido el caso del amigo de ésta, llamado Héctor”.

Tal hipótesis es la que corrobora la Fiscal María Ventura, en su escrito de conclusiones provisionales, en el que considera que Julián supuestamente “creó el perfil falso basándose en datos publicados por S., tales como su centro de estudios y sus aficiones”. Ventura añade que la relación entre ambos “acabó de malas maneras” y a través de Facebook “consiguió humillar a S., ya que las fotos de carácter íntimo y comprometido que colgó en el perfil social fueron vistas por familiares y amigos”.

Penas de cárcel

La Fiscalía zanja que el acusado “tratando de menoscabar gravemente la intimidad de S., con el referido perfil falso, colgó en el portal de Facebook fotos íntimas y particularmente comprometidas, en las que aparece ella en ropa interior [...] con un pene que parece ser pertenece al acusado". Eran "fotografías que ambos se hicieron de común acuerdo durante los días que estuvieron juntos y que de ningún modo le autorizó a su publicación y divulgación”. Por todo ello, el Ministerio Público solicita una pena de ocho meses de prisión por un presunto delito de descubrimiento y revelación de secretos, así como un año por amenazas y una multa económica de 1.000 euros.

Jorge Novella, el letrado del acusado, pedirá “la libre absolución” de Julián E.E.

El abogado de la víctima de esta venganza reclama dos años de cárcel por el delito de descubrimiento y revelación de secretos y otros dos años por amenazas, además de una indemnización de 3.000 euros. La mercantil Facebook, después de dos requerimientos judiciales, sigue sin aclarar la titularidad de la cuenta investigada y que a lo largo de todas las pesquisas no ha estado activa. Jorge Novella, el letrado del acusado, avanza que durante la vista de hoy pedirá “la libre absolución” de Julián: “Toda la causa se basa en las declaraciones de la mujer y no es suficiente para romper la presunción de inocencia de mi cliente, para eso están las pruebas periciales”.

Novella asegura que “se llega al juicio sin localizar la dirección IP ni saber de qué usuario es el perfil de Sonia Arenas Zapata, todo ello, a pesar de que siempre estuvimos a disposición del juzgado para que se practicasen las pruebas necesarias”. La vista deberá aclarar quién se esconde detrás de Sonia.