Antonio, un anciano de 96 años, fue atracado en su casa de Encinacorba en Zaragoza. El hombre, que se encuentra con ambos ojos totalmente amoratados y 18 puntos de sutura en el dorsal de la mano izquierda, se está recuperando de las heridas. Se trata del segundo robo que sufre el hombre en este último año y medio. 

La brutal paliza sucedió el pasado viernes de madrugada, cuando dos hombres encapuchados entraron en la casa de Antonio con intención de desvalijarla. Al anciano le pareció escuchar algún ruido, cuando decidió incorporarse de su cama. Pero el hombre no tuvo opción. Dos personas se habían colocado a ambos lados de la cama y comenzaron a propinarle fuertes golpes. Acto seguido, le amordazaron con una camisa y le ataron las manos, por detrás, gracias a un jersey.

La brutal paliza a Antonio, el anciano al que amordazaron y pegaron para desvalijarle.

Como informa el Heraldo de Aragón, Antonio, para defenderse, hizo creer a sus agresores que se encontraba inconsciente. "Cada diez minutos, venía uno y me tocaba la sien para comprobar si tenía pulso. En ese momento, yo permanecía inmóvil y contenía la respiración", ha narrado el anciano al citado medio. Los delicuentes desvalijaron una a una todas las estancias de la casa de Antonio, una amplia vivienda, de tres plantas, donde el anciano vive solo desde que enviduó. 

A pesar de los esfuerzos de los ladrones, estos se marcharon con las manos vacías, ya que no encontraron ningún objeto de valor en la vivienda, así como tampoco dinero. Cuando se fueron, Antonio se quitó la mordaza, moviendo la boca y con ayuda de una cortina, se desató las manos y se incorporó. Lo primero que hizo fue abrir una ventana y pedir ayuda, aunque ninguno de sus vecinos le oyó ya que eran las cuatro de la mañana. 

Tras esto, el hombre llamó a la Guardia Civil, al centro de salud y a sus dos hijos. Antonio se sabía todos estos números de memoria ya que no era la primera vez que vivía un hecho así. Hace un año y medio, otras personas entraron en casa del hombre con el mismo fin: desvalijarle. En aquella ocasión, el asalto fue a plena luz del día.