Erasmo Lazcano, el viernes, entró en su Facebook y, en un mensaje en clave, escribió: “Si tú caes, caigo contigo y nos levantamos juntos. ¿Entiendes? Porque de eso se trata, mi amor, de ayudarte y ayudarme a seguir adelante”. Un día después, el sábado, a las 7:30 horas, acudió a casa de Lisbet Lastre, su exmujer, y, presuntamente, acabó con su vida. ¿Cómo? ¿Por qué? Eso todavía está por ver. Lo que sí ha trascendido es que, obviamente, podría tratarse, según consta en la investigación de la Guardia Civil, de un caso más de violencia de género. Y que, definitivamente, ese post publicado en sus redes sociales horas antes podría ofrecer algunas pistas sobre las razones del supuesto crimen machista. 

“Es una de esas cosas que no te esperas. Son gente que jamás han hecho nada extraño. Estoy descolocado, estas cosas siempre te dejan algo trastocado”, se sorprendía, tras el suceso, Alberto Fernández, alcalde en funciones de la localidad onubense. Y los vecinos tampoco daban crédito a lo sucedido: Erasmo y Lisbet jamás habían tenido, de puertas para fuera, problemas. Ambos, de origen cubano, habían llegado hace años a Ayamonte (Huelva) y se habían adaptado perfectamente a la vida en España

Erasmo, periodista de profesión, tras ser funcionario del gobierno castrista, había seguido desarrollando sus inquietudes culturales escribiendo libros y colaborando con dos diarios: el portugués Jornal do Algarve y el de la disidencia cubana en Miami. A sus 53 años, vivía tranquilo, haciendo lo que le gustaba y en una tierra que ya no era ajena para él: Ayamonte se había convertido en su casa. Era el lugar donde, durante años, había cultivado su pasión por las letras y su amor por Lisbet. Y ella, al mismo tiempo, también había hecho lo propio trabajando como empleada en una floristería en la calle Enrique Villegas de la localidad onubense. 

Erasmo Lazcano, presunto asesino de Lisbet Lastra.

Todo, en principio, les iba bien como pareja: vivían en el núcleo turístico de Costa Esuri, una urbanización situada a cuatro kilómetros del casco urbano principal de Ayamonte, y habían tenido un hijo que, a día de hoy, había cumplido los cuatro años. Eran, para vecinos y conocidos, la pareja perfecta. Pero sólo de puertas para fuera. Dentro, en casa, todo debía ser diferente. De hecho, según la publicación portuguesa donde Erasmo colaboraba, estaban separados. 

Su relación, en estos últimos tiempos, se había roto. Pero Erasmo seguía sin asumirlo. ¿La explicación? Basta con echar un ojo a los perfiles de Facebook de ambos. Él mantenía como principal una foto en la que aparecía con Lisbet; ella, sin embargo, aparecía sola en todas sus instantáneas. Ni rastro de su relación con el periodista cubano, aunque sí del hijo que compartían ambos. La historia de amor entre ambos había acabado, pero… 

Todavía estaba por escribirse un último capítulo. Erasmo, según el diario portugués donde colaboraba, escribió, el viernes, ese dichoso mensaje de Facebook; y el sábado, a las 7:30, se presentó en casa de Lisbet. Sus vecinos, entonces, empezaron a escuchar gritos de auxilio. Una hora después, los servicios de Emergencias recibieron el primer aviso: algo pasaba en la calle José de Espronceda. La Guardia Civil, al llegar, se encontró con el cadáver de ambos. Erasmo, con un cuchillo en la mano, y ella, con un martillo. 

La primera hipótesis que se maneja es que se trate de un caso de violencia de género, el 999, de concretarse que ha sido esa la razón. Él, según el propio diario donde trabajaba, la habría asesinado después de discutir y se habría suicidado. A partir de ahí, se desconocen los motivos. Aunque en ese mensaje previo de Facebook pueden estar todas las claves. Su hijo de cuatro años, de momento, quedará a cargo de su abuela, que también vive en la localidad.