El Pozo del Tío Raimundo atraviesa días convulsos. El asesinato de Paco, uno de sus vecinos, fue el detonante para que los habitantes de Puente de Vallecas se movilizasen en contra de un clan de etnia gitana: Los Visita.

Paco, de 69 años, falleció al recibir un navajazo en la puerta de su casa. Varias personas le tendieron una emboscada después de participar en una discusión vecinal motivada por la limpieza de las aceras del barrio.

Prácticamente todos vecinos que conviven en el bario están convencidos de que el autor del crimen pertenece a la familia. Muestra de ello fue la concentración de cientos de personas que se produjo ayer frente de la residencia de Los Visita.

Paco, acuchillado por un vecino gitano

Hasta una treintena de antidisturbios hicieron falta para calmar el clima y evitar que pudieran acceder por la fuerza a la vivienda del que consideran culpable del crimen.

En la congregación de repudia de la muerte del conocido vecino quedó claro el siguiente paso de las movilizaciones: boicotear los puestos de fruta que la familia tiene en el rastrillo de El Pozo del tío Raimundo.

Varios vecinos declararon ayer ante los medios que acudirían este domingo al rastro para asegurarse de que "nadie le compre nada". Podría considerarse como unas declaraciones en caliente, con palabras no comedidas motivadas por la tensión del momento. O podría ser una declaración de intenciones.

"Parece que va en serio. Se comenta que van a poner piquetes en sus puestos para que nadie compre nada", comenta un vecino de la zona a EL ESPAÑOL.

La familia de Los Visita posee varios puestos de fruta en el rastrillo del barrio. De hecho, uno de los camiones que fueron quemados estaba vinculado al negocio frutícola que sostiene a la familia gitana. Por el momento, se desconoce si Los Visita abrirán sus puestos este domingo o si decidirán no acudir a su cita dominical, evitando la posibilidad de que se origine un nuevo conflicto y que además se perjudique al resto de comerciantes.

Pintadas en la fachada de la casa de Los Visita EFE

Mientras tanto, los vecinos hacen hincapié en sus palabras: no se trata de un conflicto racista o étnico, porque siempre han convivido "payos y gitanos". Se trata de una respuesta vecinal ante la violencia y la conflictividad que el barrio sufre continuamente, según alegan.

Desde el pasado domingo, momento en el que tuvo lugar el asesinato, los altercados en contra de esta familia han ido en aumento. Lo que comenzó con la incineración de un camión de la familia ha llegado hasta las reyertas de esta madrugada, sofocadas por los antidisturbios. Han lanzado objetos contra la vivienda de la familia como latas de cerveza o huevos, han prendido varios fuegos, han roto ventanillas, incluso un vecino se presentó con una motosierra. Mientras se encaraban con la Policía, les jaleaban consignas de "Fuera del barrio, no peleas a diario", 'Sois muy valientes cuando hay poca gente' o 'El pozo unido jamas será vencido'.