Sergio Atalaya es concejal de Ciudadanos en Blanes (Girona), el lugar donde nació. La mañana del sábado 26 se desplazó hasta el pueblo de Torroella de Montgrí (a unos 70 km de Blanes) para participar en un acto del parido con Carlos Carrizosa. Un nutrido grupo de independentistas les estaban esperando, se saltaron el cordón policial y le reventaron una lata de cerveza en la nariz. Tras la agresión, Sergio habla con EL ESPAÑOL y transcribimos su testimonio en primera persona.

Yo llevo mucho tiempo en contacto con la política, pero nunca me había encontrado en una situación así. Que me han agredido físicamente. Que me han tirado una lata de cerveza a la cara. Me han roto la nariz en mi propia tierra y el único motivo ha sido salir a defender pacíficamente mis ideas. Fuimos a un acto pacífico, a dar un paseo por Torroella de Montgrí, y me he ido de allí sangrando.

Soy catalán. Tengo 49 años y nací en Blanes. Allí soy concejal por Ciudadanos. Yo nací en una familia con contacto permanente con la política, pero no fue hasta el nacimiento de Cs cuando pensé en afiliarme, porque vi que era un partido que decía exactamente lo que yo pensaba. Desde entonces estoy implicado activamente y soy regidor en mi municipio.

¿Qué hacíamos en Torroella de Montgrí? Estar junto a unos compañeros de partido. En ese pueblo han montado un grupo de Ciudadanos; nosotros siempre vamos a dar apoyo a todos los compañeros que hay en la provincia. Por eso fui con otros tres simpatizantes del partido a ese acto este sábado. Para estar con ellos en estos momentos tan difíciles. En esta zona de Cataluña es donde están las cosas más complicadas políticamente.

La primera idea fue montar una carpa informativa en el pueblo, pero ahí nos encontramos la primera traba: el ayuntamiento nos denegó el permiso. No nos la autorizó, no sabemos el motivo. Por eso transformamos el acto del sábado. De carpa informativa pasó a ser un paseo por el pueblo, con Carlos Carrizosa.

Al parecer, un grupo independentista había convocado contra nosotros una concentración antifascista. Que cuando me enteré me quedé pensando si es que venían a darnos apoyo a nosotros, porque a ver quiénes son los fascistas: nosotros vamos a explicar pacíficamente nuestras ideas y ellos son los que vienen a reventarlo violentamente porque pensamos diferente

Empezamos el paseo por el pueblo. Hubo un momento que subimos hasta a una plaza bastante céntrica. Ahí ya vimos un cordón policial de unos 20 o 25 Mossos d’Esquadra de la ARRO, que son los que nos tenían que proteger. Y detrás de ellos, unas 200 o 300 personas gritando e increpándonos. A nuestro portavoz en Torroella de Montgrí, sus propios vecinos lo amenazaban y le decían que saben dónde vive.

En esa concentración había demasiada gente para la poca policía que estaba formando el cordón. Si te digo la verdad, el cordón no servía para mucho porque la gente llegaba hasta nosotros. Y tanto apretaron, que al final se lo saltaron. Fue entonces cuando sentí un impacto en la cara. Pude ver como alguien me lanzaba una lata de cerveza y me daba en la nariz. No sé quién lo hizo, si un hombre, una mujer… había mucho lío y yo ya me la encontré encima. Lo que sí sé es que me han hecho un corte de dos centímetros.

Tras el golpe empecé a sangrar bastante, que la sangre puede ser muy aparatosa. Pero ellos siguieron diciéndonos cosas. Como por ejemplo que me largase de su tierra. Pero vamos a ver… ¡que yo he nacido en Blanes! Que es tu tierra y es la mía. ¿Dónde quieres que me vaya por no pensar como tú? Que estoy en el partido más votado de Cataluña. ¿Eso tampoco lo vais a respetar?

Poco más puedo decir. Que lo hacen para asustarnos, pero que no les tenemos miedo. No sentí miedo en ningún momento. Lo que sentí fue impotencia. Sales a la calle en tu propia tierra y te acaban agrediendo físicamente sin que ni la policía pueda hacer nada. A eso hay que sumarle los insultos, las amenazas y las intimidaciones constantes. Imagínate el portavoz en Torroella, que le decían que saben dónde vive

Yo creo que todo esto ya ha tocado techo. El independentismo ha tocado techo. Hemos llegado al punto de las agresiones físicas, aunque yo confío en que esto baje. Esto tiene que ir a menos. A ver si empiezan pronto los juicios a los políticos presos y la cosa se empieza a relajar, porque no podemos seguir así. Y el mensaje es que no nos van a callar. Yo no tengo miedo. No soy yo el fascista, el que va por la calle pegando a los que no piensan igual. Formo parte del partido más votado de Cataluña y voy a seguir trabajando pacíficamente y con las reglas de la democracia por defender mis ideas. Aunque me agredan.