Sonriente y con el pelo revuelto. Así es como recuerda por última vez Teófilo Jiménez a la que ha sido el amor de su vida, la maestra fallecida Laura Luelmo, de 26 años. El campeón de motocross zamorano, de 30 años, compartió el pasado martes un selfie en su red social que ambos se habían hecho en la catedral de Zamora hace unos meses. Cuando publicó la imagen, Teofi sabía que nunca más iba a poder disfrutar de la sonrisa de Laura.

El novio de Luelmo no revive los últimos días en los que ha vivido sumido en la angustia y la desesperación, ante la incertidumbre de qué había pasado con la joven maestra. Con esta foto, que ilustra este reportaje, se queda con ella, con su último recuerdo: una captura de felicidad.  El corredor de motocross también aprovechó para cambiar su estado civil en su biografía. Ahora trabaja en "viviendo la vida", vive en Villabuena del Puente (Zamora) y es "viudo". No estaban casados, pero sí creían que iban a estar juntos para siempre. 

El final de la trágica historia de Laura Luelmo parecía estar escrito desde el principio. Pocos días después de que Laura abandonase su Zamora natal para ser profesora de Plástica en el Instituto de Nerva, cercano a El Campillo (Huelva), donde se instaló en una pequeña casa. Confesó a su novio que tenía miedo de un vecino que la observaba de manera constante desde la casa de enfrente. Sacaba la silla al portal y se sentaba allí a vigilarla desde la distancia. 

Teófilo Jiménez en una foto que le hizo Laura Luelmo en mayo de 2017

No se sentía segura. Y el 4 de diciembre, cuando ella pretendía salir hacer deporte -y así se lo comunicó a Teófilo- se encontró con su monstruo. De esos a los que te enseñan a evitar, en vez de enseñarles a ellos a no serlo. "Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo. Ese es el problema", criticaba Laura hace un tiempo en una red social. No sé supo nada más de ella hasta el siguiente lunes, 17 de diciembre.  Su cuerpo fue encontrado entre arbustos, con signos de violencia. Al día siguiente, ponían nombre al posible monstruo: Bernardo Montoya. La agredió sexualmente y la mató de un golpe. 

El vecino sospechoso. Detrás de él, un extenso historial delictivo: asesinato, allanamiento, obstrucción a la Justicia, quebrantamiento de condena y robos con violencia. 

La joven zamorana quería cumplir su sueño: convertirse en profesora, después de haber aprobado las oposiciones en Andalucía. Tenía que sumar puntos para hacerse con una plaza. Pero, tuvo mala suerte y se tropezó con uno de esos monstruos con los que ya se han encontrado muchas otras cuando salían de casa. 

La profesora fallecida Laura Luelmo

Las laberínticas y, en muchos casos, estrechas calles de Villabuena del Puente (Zamora), el pueblo natal de Teofi y el materno de Laura, de 700 habitantes, vieron cómo comenzó todo. Su historia. Allí se conocieron cuando eran unos adolescentes. Teófilo ya apuntaba maneras en el mundo del cross y ella soñaba con ser maestra. "Son muy buena gente, grandes y extraordinarios", dicen de ambos quienes les conocen. Tal y como los describen, parecían estar hechos el uno para el otro.

Esas calles entrecruzadas aún recuerdan cuando la pareja compartía risas y momentos inolvidables. También con sus amigos del pueblo, a los que ambos conocían desde que eran unos críos. En el caso de Teófilo, desde que fue al colegio en Villabuena, y en el de Laura, sobre todo cuando montaban las peñas en el pueblo zamorano para celebrar las fiestas de San Roque en agosto. 

Al principio, en verano, Laura solía ir a Villabuena a casa de sus bisabuelos, ambos comerciantes, que después fue de sus abuelos, César y Xenxa, y más tarde de sus padres, funcionarios en Zamora.  La casa familiar, en el número 7 de la Plaza Don Caspolino Hernández, conserva todavía incluso la puerta con verjas donde los bisabuelos de Laura vendían sus productos en la tienda de alimentación. 

"Son una familia muy conocida y, sobre todo, querida", dicen los vecinos del pueblo sobre los Hernández. Así lo sentía Laura, que aunque al principio sólo iba en vacaciones, le fue cogiendo el gustillo al pueblo y desde que conoció a Teofi, claro, todavía más. 

La casa familiar de los Jiménez en Villabuena del Puente (Zamora)

Laura, una más en la familia de su novio

Teófilo vive en Villabuena del Puente. Hijo del juez de paz del pueblo y de familia agricultora, siempre se ha sentido muy unido al pueblo.  Ambos hacían sus vidas por separado y se veían siempre que podían. Para la familia de su novio, Laura era una más. Después de tantos años, cuando visitaba el pueblo ni siquiera se quedaba en casa de sus abuelos, estaba en la casa de su pareja.  Lore Martín, una vecina de Villabuena, aún recuerda cuando Laura llegaba a casa de los Jiménez y poco después de subir las escaleras le decía a la abuela de Teofi -que vive en la casa aneja-: "¡Hola, abuela, ahora mismo bajo a darle un beso!". 

Una costumbre que la profesora zamorana solía repetir y que posiblemente reproduciría el pasado puente de la Constitución, entre el 6 y el 9 de diciembre, cuando estuvo en el pueblo con su novio. El 4 de diciembre, Laura ya se había asentado en El Campillo (Huelva) para ser profesora de Plástica en el instituto de Nerva, en un municipio cercano. Pero aprovechó que tenía unos días de vacaciones para volver a Villabuena y reencontrarse con su novio y sus amigos. "Estaban aquí sentados, en una mesa, Laura, su novio y sus amigos", recuerda, con tristeza, el dueño del bar de Villabuena. 

El día a día de Teófilo Jiménez es en el campo. Se dedica a la agricultura desde que terminó sus estudios en el Instituto González Allende, en Toro, un municipio cercano a Villabuena. "Se dedica al regadío, al secano y ahora está con una finca de almendros", cuenta el alcalde socialista del pueblo, Constantino de la Iglesia. La familia de Laura también tiene muchas tierras en el pueblo, pero Teófilo no las cultiva porque, según explica el primer edil, no pertenecen a la madre de la joven fallecida, sino a sus hermanas. 

'Teofi' compitiendo en una carrera de motocross

Aunque le gusta su trabajo, su verdadera pasión son las motos de cross. Desde bien niño,  Teofi siempre ha montado sobre dos ruedas, aunque en su familia no ha existido nunca ningún tipo de vinculación con el mundo del motor. Desde entonces, el zamorano ha luchado por hacerse un hueco en este mundillo, siempre del lado de su novia Laura y con la ayuda de sus padres. 

'Teofi', el campeón de motocross

Nunca ha tenido más ayuda económica que la de sus padres, que junto a él y Laura, se desplazaban en una furgoneta acondicionada allí a donde Teófilo tenía que competir con su moto. Se recorrían todo el país. 

Con 20 años, Teofi -así es como se le conocen sus colegas que van sobre dos ruedas-, comenzó a destacar en la categoría junior, en la que fue campeón regional. Un puesto que conservó durante cinco años más, hasta que sus lesiones le hicieron parar en seco, y aparcar durante un tiempo la moto. 

Pero, poco después, completamente recuperado, comenzó a recoger frutos de nuevo y consiguió segundas posiciones en tres pruebas del Campeonato de España y el puesto 14 en su categoría en la carrera del Mundial que se celebró en La Bañeza (León). 

Aunque este campeón confesaba hace un tiempo en su red social que de pequeño le daba "miedo saltar e incluso cerraba los ojos" al despegar del suelo alguna vez, poco después comprobó que las motos eran su vida, como en el caso de Laura con su profesión. Teofi estaba cumpliendo su sueño: "Si puedes soñarlo, puedes conseguirlo"; "Me di cuenta de que no podía vivir sin sentir esa sensación cuando estaba volando encima de las dos ruedas", rememoraba el joven piloto. 

Un joven Teofi posa con su moto, momentos después de competir

Todos los medios locales se han hecho eco de todos sus logros, a pesar de que el piloto no desiste en encontrar "pronto apoyos para seguir logrando títulos" porque tiene únicamente la ayuda económica de sus padres y eso le impide, en cierto modo avanzar en la carrera. Aún así, el zamorano, de Villabuena del Puente, ha conseguido otros podios como el de campeón de motocross en la prueba de "Fuentesaúco 2015", una cita en la que compitieron más de 40 pilotos de todo el país. 

Su novia siempre le veía en el podio

Su novia, solía verle subir al podio de los vencedores siempre que podía. Conocida entre los pilotos contra los que competía Teofi, ellos también han llorado la muerte de la que también consideraban una amiga e incluso compañera de carreras. 

"Conocí a Laura en una carrera de Super Cross en Rivilla de Barajas, en Ávila. Nos juntamos Teofi, Laura, Raúl y yo. Vivimos los nervios previos a la carrera, entrelazados con risas y recuerdos de otros años en la misma carrera. Laura escuchaba y reía. Era una chica inteligente, discreta y con saber estar", relata Clemente, amigo de la pareja, en un portal digital de motor. 

Este piloto reconoce haber vivido "un mazazo difícil de digerir": "El fin a toda esperanza de volver a ver a Laura con vida. Una vida truncada cuando se convertían en realidad sus sueños, del lado de su Teofi y de sus familiares". 

Teófilo Jiménez en una competición de motocross

Laura "luchaba por acabar la carrera" y era el momento de "mirar con ilusión" las oportunidades que se abrían camino", relata. Estaba muy lejos de su casa, de su familia, de la tierra que le había visto nacer, pero estaba ante un "proyecto ilusionante". 

El mundo del motor dice adiós a una "persona querida". "Una marcha trágica" en la que mandan todo su apoyo a su compañero y amigo Teófilo, aunque la falta de Laura no la llenará nadie. "Una parte del corazón queda dañado para siempre, se va con la persona querida y eso no tiene trasplante posible", concluye en su mensaje el piloto. 

Otros compañeros como la piloto Rosa García, también ha mandado su apoyo al piloto zamorano: "Teofi, el mundo que te rodea y que has creado en torno al Off Road está a tu lado, dolorido e incrédulo ante lo ocurrido, pero estamos aquí. Mucha fuerza campeón. ¡Estamos contigo! ¡Lucharemos contigo!". 

El último selfie que Teofi ha compartido en su red social, ha sido el primer espacio, después de que se conociese el trágico desenlace. En la foto, no sólo compañeros y amigos han mostrado su apoyo y tristeza a toda la familia de Laura, sino también los zamoranos, que han vivido con tristeza y desesperación el principio, el transcurso y el final de la historia de una joven, que como le podía haber pasado a cualquier hija, hermana, prima, tía o sobrina, se encontró con el peor de los monstruos. 

El novio de Laura Luelmo también ha actualizado su biografía: trabaja en "viviendo la vida", vive en Villabuena del Puente y su estado civil es "viudo"