El cerco de la investigación para conocer quién está detrás de la desaparición y violenta muerte de Laura Luelmo, la joven zamorana que se trasladó hasta El Campillo (Huelva) para hacer una sustitución como profesora de Plástica, se va cerrando. Pese al hermetismo de los responsables del caso, todas las miradas están puestas en el vecino que vivía en frente de la casa que alquiló la asesinada. Un hombre que -según varias informaciones- llevaba días observándola desde la puerta de su casa y del que se ha perdido el rastro -junto a su Alfa Romeo negro- desde el pasado miércoles 12 de diciembre, coincidiendo con la desaparición de Laura cuando salió a correr a media tarde. 

Este mismo martes, los investigadores han iniciado los registros en casa de Laura y en casa de B., el gemelo y el principal sospechoso de la muerte de la joven zamorana. 

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el delegado del Gobierno en Andalucía ha precisado en la mañana de este martes que ahora mismo hay "dos nombres" encima de la mesa, pero pide cautela en la investigación: "De los dos nombres que están encima de la mesa, puede que uno o ninguno sea culpable".

Desde que desapareció Laura, los vecinos de El Campillo tenían claro quién podría ser el responsable: un hombre de unos 50 años que se había instalado en una casa que su propio padre le acondicionó el pasado verano. Esta vivienda está situada justo enfrente de la casa en la que vivía Laura. El hombre llevaba también poco tiempo viviendo allí, en torno a un mes desde que salió de permiso penitenciario por un crimen de sangre. 

Pese a la poca comunicación entre la comunidad de El Campillo y este nuevo vecino -que se movía por la zona en un Alfa Romeo negro-, los onubenses explicaban que el nombre del sospechoso respondía a la inicial de L. Sin embargo, lo que muchos desconocían es que en su pueblo quien se había instalado era B., su hermano gemelo -de un enorme parecido- y que también tenían un historial de sangre a sus espaldas. 

La fotografía que durante el pasado fin de semana corría por WhatsApp de los vecinos de El Campillo sobre el sospechoso pertenece realmente a B., pero ellos creían que respondía a L. Una confusión derivada del parecido entre hermanos gemelos y el tiempo que había pasado desde que no estaban en el pueblo por cumplir condena.

A la espera de conocer el examen forense que se le practicará al cadáver de Laura -encontrado este lunes semidesnudo detrás de un matorral y con heridas de hacerse defendido-, lo que sí se descarta es que uno de los gemelos (L.) esté detrás del crimen porque durante el día de la desaparición de Laura estaba en la prisión de Ocaña II (Toledo), según han informado a El Mundo fuentes penitenciarias y EL ESPAÑOL ha podido confirmar. Este mismo diario se puso en contacto en la tarde del lunes con la esposa de L. mientras viajaban por carretera desde Ocaña II hacia Huelva acompañados de su yerno.

“Mi suegro no ha matado a nadie porque acaba de salir a las 13.15 horas de la cárcel de Ocaña de permiso, donde lo hemos recogido, y ha estado toda la semana allí”, explicaba en esa conversación el yerno. 

Hallan el cadáver de Laura Luelmo

De esta forma, el vecino que vivía desde hace un mes en una vivienda enfrente de la alquilada por la profesora asesinada era su hermano gemelo B., quien sí habría salido de permiso penitenciario después de haber estado en prisión por haber asesinado a una anciana en 1995.

Tras cumplir condena por el asesinato de la anciana se trasladó en 2008 a El Campillo porque tenía una orden de alejamiento en Cortegana, donde se produjo el crimen. Durante un permiso penitenciario en 2008 intentó violar a una joven de 27 años cuando ésta paseaba con su perro por el Parque Municipal Los Cipreses de El Campillo.