El Campillo (Huelva)

El viernes de esta semana, cuando se activó la alerta por la desaparición de Laura Luelmo, de quien su familia no tiene noticias desde el miércoles por la tarde, hay otra mujer que no vive tranquila.

El viernes, desde el Ayuntamiento de El Campillo, donde hace dos semanas se había instalado la profesora de 26 años para dar clases en el vecino pueblo de Nerva, llamaron a una vecina del pueblo para avisarle de que tuviera cuidado: estaban buscando para interrogarlo y no encontraban al vecino de la casa de enfrente de Laura, que se había esfumado misteriosamente a la vez que la mujer desaparecida.

La receptora de la llamada de aviso conoce a B.M., el sospechoso al que buscan por la temible desaparición de la joven profesora interina, y con el que contactó la Guardia Civil "al menos dos días después", según el Diario de Huelva. Es el hombre que en 2008, cuando la mujer tenía 27 años, uno más que la desaparecida, la asaltó en el parque del pueblo poniéndole un cuchillo en la garganta. La avisaban del ayuntamiento para que tuviera cuidado porque su antiguo agresor está suelto y lo buscan como sospechoso de matar a su nueva vecina.

Un cuchillo en la garganta

Lo cuenta a EL ESPAÑOL una hermana de la víctima local de hace 10 años que entonces salvó la vida y evitó lo que ella tiene claro que era un intento de violación previo a un asesinato. "Era un sábado de abril de 2008", rememora esta familiar. "Era el día del pregón de la romería de la Santa Cruz y estaba todo el mundo en otra parte del pueblo, en la caseta municipal. Por eso no había nadie en el parque de Los Cipreses. Era de día, a las siete o siete y media de la tarde, ella iba en chándal dando un paseo por el parque con su perro, Xurco, un pastor alemán".

Fue al pie del escenario, abajo de las escaleras

"Un hombre le dijo '¿tienes fuego?', y ella le dijo que no", prosigue. "Y de repente la agarró por detrás y le puso un cuchillo así en el cuello mientras le decía, '¡no chilles y tira pa'bajo, no chilles y tira pa'bajo!'. Fue junto a la bajada del escenario del parque. El perro empezó a dar vueltas ladrando alrededor y él le clavó el cuchillo en el costado derecho al perro. Ella aprovechó y le dio un codazo y salió corriendo. Se salvó porque él estaba borrachísimo, no sabemos si también drogado. No le vio la cara, sólo recordaba que tenía el pelo largo rizado, barba, chaqueta vaquera y que olía muy mal a suciedad y alcohol".

Enseguida, la joven fue a buscar a su novio y acudió al puesto local de la Guardia Civil. Con la descripción, encontraron pronto al asaltante. Era L.M., que estaba pasando unos días con un permiso penitenciario en la casa de la calle Córdoba 1 de El Campillo que compraron sus padres. Estaba con una pena de 15 años por matar a cuchilladas a una mujer en Cortegana en el año 2000, ocho años antes.

De repente la agarró por detrás y le puso un cuchillo así en el cuello mientras le decía, '¡no chilles y tira pa'bajo, no chilles y tira pa'bajo!'

La denunciante se enteró, para su disgusto, de que B.M. tenía que firmar cada día durante su permiso en el puesto local de la Guardia Civil, "pero había faltado tres días a firmar sin que nadie fuera a buscarlo a su casa", dice la hermana de la asaltada.

Cuando fueron a buscarlo, "se había cambiado de ropa y recogido el pelo, y negó que fuera él. Decía que no había salido de casa. Pero lo pillaron por las huellas en el cuchillo, que se quedó clavado en el cuerpo del perro. Tal como se lo sacó el veterinario, se lo llevó la Guardia Civil como prueba. Además, dos testigos lo habían visto huir hacia el tiro al plato tras la agresión".

Añade que el juicio fue rápido. "Lo condenaron a dos años y pico, que se convirtió en tres años de cárcel por no pagar los gastos de veterinario y psicólogo. Lo absolvieron de intento de asesinato y de intento de violación". Pero la víctima estaba convencida de que ese habría sido su final si no hubiera frustrado el ataque gracias al perro y al hecho de que B.M. estuviera  bebido, sin reflejos. "Ella le dio un codazo y lo tiró al suelo porque él estaba borrachísimo".

Lo condenaron a dos años y pico, que se convirtió en tres años de cárcel por no pagar los gastos de veterinario y psicólogo. Lo absolvieron de intento de asesinato y de intento de violación

Ahora, en cambio, B.M., con el pelo cortado y apariencia sobria, no llamaba la atención en su nuevo regreso a El Campillo tras cumplir las condenas de 2000 por asesinato y la del asalto frustrado de 2008. "Nadie nos ha avisado de que había vuelto al pueblo. Lo condenaron a alejamiento, pero no recordamos si la condena incluía también el destierro del pueblo. La estamos buscando para verlo", dice a El Español la hermana de la mujer superviviente de 2008. En su casa tienen claro que el hombre que le puso el cuchillo en el cuello hace diez años es responsable de la desaparición y posible asesinato de Laura.

El perro, Xurco, se recuperó de la cuchillada que le asestó B.M.. El cuchillo quedó "a dos centímetros del pulmón" y le dejó una cicatriz de quince centímetros, recuerda esta familiar. "No le mordió al hombre, sino que lo acorraló corriendo alrededor para que la soltara. Se curó y murió hace dos o tres años, de viejo".