El Congreso de los Diputados se convirtió este pasado miércoles -un día más- en un espacio de bronca, insultos y gestos maleducados. El controvertido Gabriel Rufián (ERC), siempre protagonista en cada sesión de control al Gobierno, acabó expulsado. La 'popular' Ana Pastor, presidenta de la Cámara baja, decidió echar del hemiciclo al representante de ERC tras llamar "fascista" a Juan Carlos Girauta (Ciudadanos), quien poco antes había tildado a Rufián de "golpista".

Poco después, Rufián dijo del encargado de la cartera de Exteriores, Josep Borrell, que era el ministro "más indigno de la democracia española". También se puso de pie con los brazos en cruz e interrumpió a los oradores. Hasta que Pastor lo echó.

En La Bobadilla, una pedanía de Alcaudete ubicada en el oeste de la provincia de Jaén, no ha sentado bien el último episodio de cuestionable comportamiento del político de ERC en el Congreso. En esta localidad están los orígenes paternos del dirigente secesionista: allí nacieron su abuelo, su padre y sus tíos, y allí pasó él varios veranos y semanas santas durante su juventud.

El alcalde de la población, el socialista Manuel Latorre, también de 36 años y antiguo amigo de Rufián, recuerda a un chaval "sin intereses políticos pero con una visión progresista en temas como la sanidad o la educación". "Eso sí, nunca hablamos de cuestiones de territorialidad o de secesionismo", añade el alcalde.
Latorre considera que con su actitud de este semana, que no es nueva, el dirigente de ERC "se equivoca de lleno". A juicio del regidor, la política debe basarse "en el respeto a las posiciones contrarias" y en la defensa "con argumentos sólidos" de las ideas propias. "Recurrir al insulto y al espectáculo le daña más de lo que le beneficia", dice.

Por su parte, Francisco Ávila, del PP, el otro partido político con presencia en La Bobadilla, dice que ERC "ha puesto a un tontillo, digámoslo así, para que se atreva a decir y a hacer lo que nadie se atreve. Y a ese personaje le pagan muy bien".

A juicio de Ávila, quien tiene dos años más que Rufián y también conoció durante los veranos de juventud a "Juanga", como le conocían en el pueblo porque se llama Juan Gabriel, dice que el diputado catalán "faltó al respeto a los españoles" este pasado miércoles. "Lo del otro día no tiene nombre. Es un crispador profesional. No entiendo cómo aquel chico que yo conocí se ha podido radicalizar tantísimo", añade este concejal, el único, del PP en La Bobadilla.

"Aquí no vivimos como reyes con los impuestos de los catalanes"

Ávila también recuerda aquellas palabras de Rufián a principios de este año sobre las ayudas a los comedores infantiles en Andalucía. El diputado de ERC dijo: "Yo tengo un hijo. Le puedo asegurar que a mi no me pagan la beca comedor. A todos mis primos de Jaén se la pagan ¡eh! Y se la pagamos nosotros, todos nosotros. Eso no significa que no tengamos que ser solidarios. Significa que tenemos que ser solidarios en cuanto en tanto queremos serlo. No porque nos obliguen".

El dirigente local del PP le recuerda a Rufián que tres de sus primos de La Bobadilla "tienen una vida acomodada porque se la han ganado" y no cree que reciban "ningún tipo de ayudas". En concreto, Ávila habla de uno que es guardia civil miembro de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), los conocidos como antidisturbios; otro primo que es profesor en un colegio público de Torremolinos (Málaga), y un tercero que trabaja como agricultor y recoge cada año entre 60 y 70.000 kilos de aceitunas para hacer aceite.

"En Andalucía habrá de todo, quien reciba ayudas porque las necesite y quien no. Pero que nadie piense que aquí vivimos como reyes con los impuestos de los catalanes", asevera Ávila en referencia a aquellas palabras de Rufián.

El abuelo que tuvo que volver a la Península

Bobadilla es un pueblito de 1.000 habitantes en el que los veranos, con la vuelta a casa de las familias que un día emigraron a Barcelona y Madrid en busca de empleo, transcurren entre noviazgos efímeros de adolescentes, risas de terraza y barbacoas nocturnas. Durante el resto del año sus calles gritan silencio.

Durante las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo pasado Bobadilla sufrió una brusca caída de su población. Pasaron de los cerca de 5.000 habitantes al aproximado millar que son ahora. Sólo a partir de los 80 se frenó ese éxodo.

Gabriel Rufián nunca ha escondido que las raíces de su familia están en Andalucía. Su padre es de Jaén y su madre, aunque nacida en Cataluña, procede de un matrimonio de Turón (Granada). Los orígenes paternos de los Rufián están en La Bobadilla. Allí nació su abuelo, Juan Gabriel Rufián, con quien su nieto indepentista guarda gran parecido.

A mediados de la década de los 40 del siglo pasado, Juan Rufián Cano, el segundo de ocho hermanos -cuatro mujeres y cuatro hombres- era un jiennense criado entre olivos y sin estudios que aún no había cumplido los 20 años.

En Melilla, mientras hacía la mili, el chico cayó en depresión y en ocasiones se tornó violento. Sin ningún conocido en el cuartel, lejos de su amada María y de su añorado pueblo natal, a Juan se le agrió el carácter y perdió la cabeza por momentos, tal y como contó a este reportero su propio hermano Diego, ya anciano, en noviembre de 2016, cuando EL ESPAÑOL visitó la localidad.

El joven, republicano, socialista e hijo de un agricultor que llegó a luchar durante unos meses contra el ejército de Franco durante la Guerra Civil, retornó a la Península en barco ataviado con una camisa de fuerza. Sus superiores en Melilla así lo decidieron. Luego, el recluta Rufián ingresó en un hospital y, una vez sanado, retomó el servicio militar en el cuartel de Cerro Muriano, en Córdoba.

De regreso a la Península ya era feliz. A sólo 120 kilómetros de casa y sin un mar de por medio, podía ver con más frecuencia a la chica a la que “le hablaba” desde los 15 años y que pronto se quedaría embarazada del primero de sus cuatro hijos. Uno de ellos acabaría gestando al hoy diputado independentista.

Después de terminar la mili y tras aquellos fugaces accesos de locura por parte de Juan Rufián, él y su novia, María, tuvieron cuatro hijos y se casaron. Ambos, sin haber alcanzado los 30 años, decidieron colgarse el petate al hombro y emigrar hasta Cataluña. Era principios de los 60 y buscaban un futuro mejor en unas tierras que por aquel entonces eran prósperas.

[Más información: 'Nosotros, los Rufián: del abuelo que 'enloqueció' por España al nieto que lucha por irse']

El primo guardia civil

Según explica Francisco Ávila a EL ESPAÑOL, Gabriel Rufián, que nació el 8 de febrero de 1982 en Barcelona, gran parte de su niñez la pasó jugando con un primo segundo que hoy es un agente antidisturbios de la Guardia Civil. Ávila cuenta que está destinado en Sevilla pero que desde hace 10 días se encuentra en comisión de servicio en Tarragona.

Aquel chico, que nació 13 días después que Juan Gabriel Rufián Romero, es hijo de un primo hermano del padre del diputado independentista. Ellos, también inmigrantes andaluces, vivían en Santa Coloma de Gramanet, aunque volvieron a La Bobadilla en 1994. En cambio, la familia del ahora político, que residían en Badalona, se quedaron para siempre en Cataluña.

El pequeño Rufián y aquel chaval pasaron muchas tardes juntos. Los fines de semana iban uno a la casa del otro y viciversa. Cuando el primo segundo de Rufián se marchó a vivir a Jaén, 'Juanga' solía acudir en verano y en Semana Santa a verle. Se quedaba a allí a dormir, salían juntos, iban a la piscina del pueblo... Gabriel Rufián siempre le decía:"cosí" (primo en catalán) vamos a hacer esto, cosí, vamos a hacer aquello otro'.

Pero aquella relación se enfrió. Aquellos dos chavales casi inseparables no han vuelto a verse desde hace casi dos décadas. Si se reencuentran algún día, el diputado de ERC sabrá que aquel primo nacido en Cataluña como él, con familia de raíces andaluzas como él y con corazón catalán como él, es hoy en día un antidisturbios de la Guardia Civil. ¿Le siguiría llamando 'cosí'?

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