A Nadejda Belozor Tivikova nadie la buscaba. No se la había visto en años, las cartas se amontonaban en su buzón. Hacía mucho tiempo que nadie atravesaba la puerta de su casa en Vitoria. Hasta que llegó un email.

Un hermano de la mujer, ucraniana de nacimiento pero con la doble nacionalidad rusa y española, mandó un correo electrónico de auxilio a la Ertzaintza: pedía ayuda para poder encontrar a su hermana. Hacía mucho tiempo que trataba de localizarla, sin éxito.

Los agentes de la policía vasca se personaron en el domicilio, en el barrio de Zabalgana, y tuvieron que forzar la puerta. Nadie respondía. Entonces descubrieron la respuesta: Nadejda llevaba muerta 8 años. Y su cuerpo, ya descompuesto, estaba momificado.

Seguía pagando la hipoteca 

Según informa El Correo, el cadáver yacía sobre la cama del dormitorio"sin síntomas de violencia". Todo apunta a que falleció de manera natural, puesto que las llaves del domicilio estaban echadas por dentro, según la investigación abierta por el Juzgado de Instrucción número 1 de Vitoria y la Ertzaintza.

Únicamente falta el informe de la autopsia para cerrar el caso de Nadejda, quien este año habría cumplido 65. Estaba empadronada desde hacía más de una década en la vivienda y pagaba una pequeña hipoteca, que tenía domiciliada. Sí que le habían cortado el suministro de electricidad y agua las compañías. Sus otras deudas eran los pagos a la comunidad y a la Diputación de la capital vasca.