Poco quedaba por conocer del sumario del caso del asesinato del niño Gabriel Cruz. Se sabía casi todo excepto un detalle que podría ser crucial: a quién pertenecían las huellas encontradas en la finca familiar de Rodalquilar. Era uno de los resquicios que no eran públicos de la investigación, puesto que faltaba por determinar cuáles eran los últimos movimientos de Ana Julia Quezada cuando desapareció el pequeño pescaíto.

La Guardia Civil, tal y como ha indicado El Programa de Ana Rosa, ya no cree que hubiera algún cómplice o encubridor en el crimen. No tienen atisbo de dudas después de seis meses de investigación.

Han sido claves las huellas encontradas, pero los investigadores han determinado que pertenecen a un antiguo inquilino de la finca, ajeno al caso. Ana Julia, principal y única acusada de matar al niño Gabriel, aún no conoce que será juzgada por un tribunal popular. Se lo comunicará el juez este lunes.

Asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral

La cita con el magistrado es en una comparecencia en sede judicial en la que se le comunicará a Ana Julia la acusación que pesa contra ella por asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral.

El magistrado Rafael Soriano da así un paso más en la preparación del juicio contra quien fuera la pareja sentimental del padre del menor y autora confesa de su muerte violenta en febrero y dicta resolución por la que transforma las diligencias previas en procedimiento por tribunal de jurado, según confirmaron fuentes judiciales a Europa Press.

Ana Julia Quezada declaró por primera vez sobre los hechos que se le imputan durante más de hora y media después de que fuera detenida en la entrada a un garaje comunitario en la Puebla de Vícar, a más de 75 kilómetros de la pedanía de Las Hortichuelas y al volante de un turismo en el que transportaba el cuerpo sin vida y semidesnudo del niño, oculto en el maletero.