El reo Santiago Izquierdo Trancho anda suelto. La Policía y la Guardia Civil buscan desde el pasado lunes al que está considerado uno de los presos más peligrososos del país. Entró en prisión en 1985. Desde entonces, ha ido acumulando condenas que suman los 138 años de reclusión. Tras disfrutar de un permiso penitenciario de unas horas, el convicto no se presentó en el Centro de Inserción Social (CIS) Jesús Haddad Blanco de León, donde debía ingresar por sí sólo después de la concesión de un permiso de autogobierno.

En el historial de Izquierdo Trancho aparecen delitos de asesinato, secuestro de funcionarios, intentos de evasión, desacato, agresión, amenazas y robos. Ha recorrido las prisiones de media España, casi siempre en módulos de aislamiento. Se trata de un peligro ganado a pulso. Los funcionarios de las penitenciarías españolas saben de sobra quién es. La razón: porque lo temen. Se trata de un auténtico 'Malamadre'.

El currículo delictivo del prófugo es extenso. Ingresó en prisión por primera vez al poco de cumplir la mayoría de edad. Tenía 19 años. Era 1985. Estaba acusado de asesinato. A partir de ahí, la vida de este kie de las cárceles españolas pisó el acelerador: conflictivo con otros presos, altivo con los funcionarios, chulesco... "No tiene capacidad de reinserción", asegura a EL ESPAÑOL un funcionario de una prisión por la que él pasó.

Un furgón de la Guardia Civil accede a la prisión de León. EFE

Líder de una revuelta

Dos años después, en septiembre de 1987, mató a otro preso. Era un compañero de módulo. Para hacerlo, obligó a un funcionario a que le abriese la celda de la víctima, según contaba la revista Interviú en un reportaje sobre los condenados más peligrosos del país publicado en agosto de 2007.

En 1991 fue uno de los cabecillas del famoso motín de la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), donde en torno a una veintena de presos secuestraron a varios funcionarios y a la médico de la cárcel para reivindicar mejoras en el trato a la población reclusa.

Instituciones Penitenciarias redujo a nueve la cifra de los presos amotinados, que llevaban armas blancas (pinchos de hierro) y levantaron barricadas con colchones. Según contó El País, amenazaron con prenderles fuego si no se atendían sus reivindicaciones.

El propio gobernador civil de la provincia, Tomás Morcillo, acudió a la prisión para dialogar con su director y atajar la crisis desatada. Uno de los amotinados llegó a matar al reo marroquí Jilali Bubalati porque "no tenía buena fama", dijeron en su momento fuentes sindicales.

Un provocador: cartas a los jueces

Ya en 2007, hace más de una década, Interviú explicaba que si algo distinguía al ahora fugado era su estudiada capacidad de provocación. La revista contaba que Santiago Izquierdo Trancho se especializó en mandar cartas insutantes a los jueces que llevaban sus casos para que éstos le llamasen a declarar y tratar de aprovechar la ocasión para darse a la fuga.

Entre el contenido de las misivas, en una fechada en septiembre de 1993 decía así: “Mira, pedazo de puta, tú eres un maricón desde que tu padre el sarnoso y tu madre, una perra, eran novios (…) Vas a morir a no ser que pagues un millón de pesetas (…) Te romperemos tu sucio culo, es un decir, te desvirgó un picoleto a los doce años. Muere perra”.

El preso huido, nacido en 1966, era un profesional en serrar barrotes de las celdas en las que ingresaba. Usaba pasta de dientes coloreada para disimular los cortes cuando los funcionarios les hacían revisiones. Izquierdo Trancho es un experto en ocultar cuchillas en cigarrillos o camuflar pinchos en el estómago.

El prófugo era experto a la hora de fabricar armas blancas (pinchos) en el interior de prisión. E. E.

El preso Santiago Izquierdo Trancho cumplía una condena de tres años por tres delitos de robo con fuerza. Se fugó el pasado lunes de la cárcel de Mansilla de las Mulas (León) aprovechando un permiso penitenciario.

La fuga del preso se produjo este pasado lunes. Santiago Izquierdo Trancho había obtenido un permiso judicial similar al tercer grado al haber cumplido un cuarto de su última condena a tres años de prisión. En concreto, se le había fijado el artículo 100.2 del régimen penitenciario, que introduce el llamado principio de flexibilidad y concede un régimen de autogobierno de unas pocas horas.

En el caso de Santiago Izquierdo Trancho, se le concedió la libertad temporal para trasladarse desde la prisión de Villahierro de Mansilla de las Mulas, donde estaba preso,  al CIS Jesús Haddad Blanco de León. Aprovechando estas horas en régimen de autogobierno, el preso abandonó la cárcel pero no ingresó en el centro.

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