Pepe Barahona Fernando Ruso

Solo Ginés y Nieves saben por qué regresaron al ‘Vaticano’ de la Iglesia Palmariana. Ella había sido monja durante varios años, él llegó a ser el tercer pontífice de la orden, Gregorio XVIII, el Papa que lo dejó todo por amor. Su historia conmocionó a sus fieles y sorprendió a los vecinos de El Palmar de Troya (Sevilla). Ambos, ya como matrimonio y después de dos años del revuelo mediático, volvieron a cruzar los límites de la basílica el pasado domingo, sobre las seis de la tarde, hora de la misa, cuando todos rezaban en su interior. Poco más se sabe. Sólo que en su camino se tropezaron con el padre Silvestre, un tipo joven y alto. Los tres acabaron en el hospital Virgen del Rocío tras un intercambio de cuchilladas. Y sólo Ginés y Nieves saben el porqué.

Ayer lunes ninguno de los dos contestaba a los teléfonos. Nieves Triviño fue detenida al recibir el alta hospitalaria, alrededor de las diez de la mañana, y llevada a los calabozos poco después; a la misma hora, dos guardias civiles custodiaban la planta de Observación, donde estaba ingresado Ginés Hernández en estado grave con neumotórax por un apuñalamiento. Ya por la tarde, sobre las seis, fue llevado a la séptima planta, donde seguía bajo la custodia de la Guardia Civil y se extendía el cuchicheo entre el personal sanitario.

“Está detenido y tiene prohibidas las comunicaciones”, explicaban los agentes al periodista de EL ESPAÑOL. Tras la puerta estaba Ginés. No había nadie con él salvo dos sanitarios.

El expapa del Palmar de Troya, herido grave por arma blanca

El teléfono volvía a sonar en la casa de Monachil, un tranquilo pueblo situado a las puertas de Sierra Nevada, en Granada. Nadie respondía. Allí pocos eran capaces de creer que una de sus vecinas, Nieves Triviño, animadora sociocultural en el Ayuntamiento, estuviese en los calabozos de la Guardia Civil con varios cortes en el cuerpo por su implicación en una reyerta.

¿Qué hacía el matrimonio de nuevo en El Palmar de Troya? Mientras que sigue la investigación, sólo se conoce la tesis de la Iglesia Palmariana, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL a través del alcalde del municipio en el que se asienta la congregación religiosa —considerada oficialmente como una secta por el Estado—, Juan Carlos González.

Ginés Jesús Hernández, durante una celebración en la iglesia de El Palmar de Troya.

Al conocer los hechos, el alcalde llamó a los responsables de la Iglesia Palmariana. Al otro lado del teléfono estaba el padre Benjamín, el segundo al mando. El Papa Pedro III, el suizo Joseph Odermatt, se encontraba de viaje. “Se cauteloso, alcalde”, le pidió el religioso antes de desglosarle su versión de los acontecimientos.

Según los palmarianos, Ginés y Nieves accedieron al recinto superando uno de sus altísimos muros. Sospechan que podía tratarse de la parte más baja de la muralla de hormigón, la que da a los depósitos de agua municipales y a un pequeño huerto en el que los religiosos siembran hortalizas. Argumentan los Carmelitas de la Santa Faz que nadie mejor que Ginés, que vivió allí durante 32 años, para trazar una incursión de este calado. Conocía el espacio y controlaba el tiempo, la hora de la misa del domingo, a la que acuden todos los fieles de dentro y fuera del ‘Lentisco’, como se conoce el recinto en el que se sitúa y hace vida la congregación, el lugar en el que se produjeron las apariciones de la virgen y que motivó la creación de esta escisión de la Iglesia Católica.

Una tesis inverosímil

La tesis defendida por los palmarianos parece inverosímil para cualquiera que haya explorado los exteriores del recinto amurallado, vigilado por antiguas cámaras de seguridad en todo el perímetro. ¿Cómo van a saltar dos personas como Nieves (51 años) y Ginés (59) —pese a ser ex militar y haber participado como paracaidista en una operación antiterrorista— un muro tan alto sin ayuda de una escalera o algo por donde trepar?

En este punto se abren dos hipótesis. La primera es que hubieran recibido ayuda del interior para acceder, una opción probable dado el apoyo que el expapa todavía tiene entre la comunidad; o, la segunda, que Ginés todavía conservase las llaves. Tesis que comparte el alcalde de El Palmar de Troya, que duda de los argumentos de los palmarianos.

Los muros de la Iglesia de El Palmar de Troya. Fernando Ruso

La primera patrulla de la Guardia Civil llegó a la basílica después de un aviso al 112. La llamada se registró a las 18.10 horas. Antes, los palmarianos cuentan que Ginés y Nieves fueron sorprendidos por el padre Silvestre, un cura joven que se encontraba realizando labores de mantenimiento en los patios exteriores del convento. “Es un hombre alto, se produjo un forcejeo y, según sé, Ginés sacó una navaja”, relata el alcalde. Hirió primero al chaval, que consiguió quitarle el arma y se la clavó hasta en tres ocasiones en el tórax. En la mediación de Nieves, la exmonja también resultó herida.

Los gritos alarmaron a la comunidad, que salió de la iglesia para auxiliar al padre Silvestre. Cuando llegó la Guardia Civil se encontró con los tres heridos, mucha sangre, una navaja, dos capuchas a modo de pasamontañas y varias bridas. En el exterior estaba el coche del Papa, un BMW X6, blanco y matriculado en 2013, conocido como el ‘papamóvil’, que el expontífice se llevó días antes de dejar el papado el viernes 22 de abril de 2016. Dentro había diversas herramientas para abrir puertas.

Un helicóptero trasladó al expapa al hospital Virgen del Rocío. Los vecinos de El Palmar de Troya supusieron que sería un accidente de tráfico, habituales en las peligrosas carreteras de la zona. Dos ambulancias hicieron lo mismo con el resto de heridos, Nieves y el padre Silvestre. Ambos recibieron el alta a primera hora de ayer lunes. La Guardia Civil ya ha empezado a tomar declaración a ambos. Tanto a Nieves como a Ginés se les imputan dos delitos: robo con violencia e intento de homicidio en grado de tentativa.

La Guardia Civil custodiando el hospital donde fueron ingresados Ginés y su mujer. Fernando Ruso

Posibles móviles

Mientras que la Guardia Civil hace el puzle con las pocas piezas que tiene, los habitantes de El Palmar de Troya conjeturan con los posibles móviles. ¿Qué ha llevado a Ginés y a su mujer Nieves a regresar al ‘Lentisco’?

La boda del Papa de El Palmar de Troya

El alto nivel de vida de la pareja ha levantado las habladurías, tanto en Monachil como en El Palmar de Troya, sobre un posible robo. Muchos se preguntan cómo el escueto sueldo como trabajadora municipal de Nieves podía soportar un tren de vida alto: casa nueva, joyas o los caballos con los que fueron de romería a El Rocío, en el pasado Pentecostés.

Ginés ha negado en varias ocasiones que se llevara dinero de la Iglesia Palmariana, aunque la prensa le atribuye un motín de entre uno y dos millones de euros y el BMW X6. “Yo entregué la herencia que recibí de mis padres, 20 millones de pesetas, pero me he ido y no voy a reclamar nada”, decía el Papa en la entrevista exclusiva de EL ESPAÑOL.

Poco después de erigirse como nuevo Papa, Pedro III, el sucesor de Ginés, se dirigió a sus fieles en una primera encíclica cargada de ataques a su predecesor. En ella tildaba de “loca” a Nieves. De Gregorio XVIII decía que es “un apóstata, un hombre maldito, una bestia”, un “tirano”, “fumador empedernido” o “personaje vicioso” que será “el receptor de la ira de Dios” por los pecados y sacrilegios que cometió. En esta primera carta pública, el suizo Joseph Odermatt también denunciaba el robo de varias joyas pertenecientes al Cristo, la Virgen, San José y Santa Teresa de Ávila. “Un sacrilegio”, al cometerse el hurto en terreno sagrado.

Algunos de los tesoros de la Iglesia de El Palmar de Troya. Fernando Ruso

Sin ser lo que fue en la década de los ochenta, la Iglesia Palmariana tiene todavía músculo financiero y un rico patrimonio. Según narraba el propio Ginés a este periódico, la orden vive gracias a las donaciones de los fieles de países como Alemania, Austria, Irlanda y Estados Unidos. Siendo Gregorio XVIII su líder tuvo que vender el vastísimo capital inmobiliario en el centro de Sevilla.

Del hurto a la conspiración

“Todo apunta a un hurto”, explica el alcalde de El Palmar. “Aunque también pudiera ser que volviese por algo que se hubiera dejado”, desliza. Esta es otra de las tesis que barajan los vecinos, que, aunque ajenos al trasiego de la iglesia cismática, son bastante permeables a los acontecimientos del ‘Lentisco’.

“Dejo once caballos de pura raza y dos perros, Yasper y Canela, que echo mucho de menos. También dejo a mis padres, que están allí enterrados”, enumeraba Ginés, que semanas antes de estos hechos concretaba a este reportero que fuera del Palmar se estaba urdiendo una red de apoyo para ayudar a los fieles ante el “inminente final” de la orden Carmelitas de la Santa Faz.

En los múltiples encuentros entre los reporteros de EL ESPAÑOL y el expapa Gregorio XVIII, Ginés siempre defendió la idea de que la información calase entre los fieles del Palmar, que tienen vetado el acceso a los medios de comunicación y a Internet. “Me siento engañado. Todo resultó ser un montaje”, afirmaba en una de las entrevistas publicadas por este medio.

Cumpliendo con ese objetivo de dar a conocer los tejemanejes de la Iglesia Palmariana, Ginés Hernández ha escrito sus memorias con la ayuda de un periodista granadino. El libro, todavía sin editorial que lo publique, pretende dinamitar la tranquilidad de los fieles ofreciendo parte del vastísimo archivo gráfico del expontífice. Desde abusos sexuales a menores a robos consentidos, pasando por suicidios, intentos de golpes contra el Papa, vulneración de derechos y triquiñuelas fiscales.

Ginés Jesús Hernández, quien hasta hace unos días era el Papa Gregorio XVIII, junto a Nieves. Fernando Ruso

Tras su salida de El Palmar, Ginés ha venido recibiendo las visitas de un grupo conocido como Archidona, una antigua escisión de la Iglesia Palmariana, a los que el expontífice acusa de querer darle una paliza durante su papado. En este tiempo el matrimonio también ha denunciado el robo de su archivo, un disco duro que —según han podido corroborar estos reporteros— contenía fotografías e información muy sensible sobre la intimidad de la Iglesia Palmariana. Un salvoconducto al que aferrarse ante un potencial litigio con los actuales regidores de la cismática orden.

“¿Deberían tenerle miedo los actuales jerarcas de su iglesia?”, le preguntábamos. “No, porque saben que yo nunca iré contra ellos. No voy a echar mierda sobre El Palmar. Y el que está ahora, Pedro III, sabe todas estas averiguaciones. Él mismo oyó algunos testimonios de afectados. Aunque ahora dirán que es un montaje”, respondía.

Otra de las hipótesis con las que se conjetura es la del robo de información que pudiera comprometer al expontífice, habida cuenta del espionaje al que, según Ginés, estuvo sometido durante su última etapa como Papa. Como ya publicó EL ESPAÑOL, apenas cuatro meses después de su salida de la Iglesia Palmariana, se registró un incendio en la zona próxima a la biblioteca, la muerte en extrañas circunstancias del padre Tobías, el irlandés Keith Hyland, de 49 años de edad.

“Esto va a explotar muy pronto”, decía Ginés a este periódico. Hablaba desde la comodidad de su casa en Monachil, desde su nueva vida con Nieves, con quien se casó en el Sacromonte, ante la Alhambra, en septiembre de 2016. Por el camino, desde ese 22 de abril de hace dos años, no sólo ha pasado una boda, también el intento de volver a ser madre de ella, que ya tiene dos hijas; una portada de la extinta revista Interviú, con una sesión de fotos de ambos semidesnudos incluida; o la afiliación del expapa al Partido Popular, “sólo por ayudar a un amigo”, se excusaba Ginés.

Sólo ellos saben por qué dinamitaron este domingo su aparente tranquilidad, por qué acabaron empapados de sangre en el suelo del Palmar e imputados por homicidio en grado de tentativa. Las respuestas las busca la Guardia Civil, aunque hoy sólo las conocen Ginés y Nieves.