El miércoles, a las 16.25 horas, una explosión hizo temblar toda la zona del Baixo Miño. Un almacen ilegal de artículos pitécnicos voló por los aires, arrasó con las casas de los alrededores de Baldráns, en Tui (Pontevedra), y llegó a sentirse incluso en Vigo, a más de 30 kilómetros de distancia. La deflagración, más allá de los daños materiales que causó por su onda expansiva, dejó 37 heridos y, por desgracias, dos personas muertas. Fue el resultado de la decisión de Francisco González Lameiro de almacenar en la planta baja de la casa de su suegro y de forma ilegal una cantidad considerable de material. Este sábado, la Guardia Civil ha desubierto que tenía apilados otros 500 kilos de pólvora y material pirotécnico preparado para ser lanzado.

Así quedó Tui tras la explosión de un almacen de material pirotécnico

No han pasado ni 48 horas desde que los vecinos de Baldráns denunciaron a la Guardia Civil la existencia de un galpón en el que el detenido por homicidio imprudente tendría su 'segundo' almacén de material. Pese a que Francisco González negó en todo momento a la Benemérita la existencia de tal almacen, los agentes no tardaron en darse cuenta de lo que allí había.

Un auténtico polvorín

Según informa La Voz de Galicia, la Guardia Civil encontró en un primer momento una serie de bidones con restos de pólvora, pero nada parecido a un arsenal. Sin embargo, en cuanto se adentraron algo más en galpón descubrieron 475 kilos de pólvora y 120 kilogramos de material pirotécnico ya preparado para ser lanzado. Y todo ello a apenas 100 metros de la sede de La Gallega, la empresa de pirotecnia de Francisco González que tenía orden de cierre.

Si bien se trata de una zona vallada y con dos edificaciones, los guardias civiles se encontraron con una veintena de bidones a la intemperie, semiocultos por la maleza, todos ellos con restos de una sustancia inflamable y cada uno de ellos con capacidad para 25 kilos de producto. En cada uno de los bidones se puede ver el anagrama de advertencia que indica que se trata de sustancias que pueden explotar y los propios bidones son de polvo de aluminio pyro-dark, un producto inflamable por sí mismo utilizado en combustibles de cohetes y explosivos.

Así quedó la zona cero tras la explosión del almacén de Baldráns. Cedida

La Guardia Civil preparó un amplio dispositivo antes de entrar en el galpón y esperó a la presencia del propio investigado. Además, se registró otra propiedad, aunque no se encontró nada relevante en ella. En cualquier caso, se han ampliado las diligencias contra Francisco González Lamiero, que ya está siendo investigado por dos homicidios y daños y lesiones imprudentes, además de riesgo provocado por explosivos.

Inhabilitado varias veces

Acusado de homicidio involuntario, Francisco González Lameiro lleva cuatro décadas dedicado a la pirotecnia en su negocio de Pirotecnias La Gallega SL, aunque era en un terreno de su suegro donde tenía una nave a modo de almacén donde guardaba el material de su empresa sin ningún tipo de precaución y al margen de la legalidad. Ese almacén, donde la Guardia Civil calcula que tenía una tonelada de material, fue la causa del trágico accidente que destrozó la zona y causó dos muertes y 37 heridos.

Hace diez años Francisco fue denunciado por tener una pirotecnia ilegal. Tampoco ahora tenía licencia y tenía precintado su negocio, así que escondía en ese almacén todo el material, todos los proyectiles. Los apilaba todos juntos, sin control alguno. Sobre todo, ocultaba allí los palos de los cohetes de feria, y las clásicas bombas de palenque. Un arsenal conservado sin ningún tipo de protección que terminó por causar una enorme tragedia en la zona. Sin embargo, en la última inspección que le realizó la Guardia Civil el año pasado todo estaba en orden, así que queda saber por qué en las últimas semanas trasladó todos los cohetes y lo explosivos al garaje de la vivienda de su familia.

Francisco González Lameiro tras su detención por la Guardia Civil. Efe