En 2001, un valenciano fue juzgado por presuntamente haber matado a su mujer lanzándola de un séptimo piso. Tres testigos escucharon a la mujer gritar “¡Socorro, que me tira!”. El abogado del acusado consiguió convencer al jurado de que su cliente era inocente. Que la mujer se resbaló en el balcón porque llevaba tacones. Y que lo que en realidad le gritó a su marido, en valenciano, fue “Socors, estira’m!” (¡Socorro, estírame!). Y que él, aunque estiró, no logró salvarla. El abogado convenció a 6 de los 9 miembros del jurado. El acusado fue finalmente absuelto.

Este es Javier Boix, el abogado contratado por Maje, la viuda negra de Novelda. Esta enfermera valenciana, acusada de haber convencido a un compañero de trabajo para que asesinase a su marido, ha recurrido a los servicios de este abogado estrella. Intentará así que sea Salva y sólo Salva (el autor material confeso del crimen) el que vaya a prisión por haber matado al ingeniero Antonio Navarro.

Javier Boix es uno de los mejores penalistas de España. Un galáctico. Alguien capaz de hacer milagros. El caso del “crimen del séptimo piso” le catapultó a la fama, pero ha obrado milagros mucho más recientes y sonados, sobre todo en el ámbito de la política levantina. Y es que Boix es una especie de Sr. Lobo para los políticos valencianos acusados de corrupción: todos lo eligen para ser representados. Hasta tal punto esto es así, que una de las razones de la ralentización de los juicios por corrupción en Valencia es que casi todos los acusados están representados por él.

El abogado del PP valenciano... no vota al PP

Especialmente conocido es como defensor del Partido Popular. Curioso, sobre todo cuando él mismo ha reconocido públicamente no ser votante de este partido. Boix, con fama de progresista, es uno de los abogados habituales de la formación desde que en los 90 logró su primera victoria sonada: la anulación de las escuchas telefónicas en el primer gran escándalo de corrupción del PP: el “Caso Naseiro”. Ahí consiguió la exculpación de Eduardo Zaplana, después presidente de la Generalitat.

Empezó ahí una relación profesional con un partido para el que ha obrado sus milagros más recientes, como la absolución de Francisco Camps en el caso de los trajes, tras haber demorado el proceso lo máximo posible, estirándolo durante 3 años y 27 sesiones. O conseguir que prescriban cuatro de las cinco causas que se le imputaban a Carlos Fabra. Boix también logró que absolviesen al exconseller valenciano Rafael Blasco de un delito de cohecho. En estos tres últimos casos casos logró anular las escuchas telefónicas. Y no sólo eso: logró la regulación de las intervenciones telefónicas que hasta entonces no existía.

Javier Boix fue el abogado que defendió a Francisco Camps

También representa a otro político del PP. Se trata de Juan Cano, exalcalde del municipio valenciano de Polop y acusado del asesinato de su antecesor, Alejandro Ponsonda. Así, Cano está acusado de haber pagado 35.000 euros al portero de un burdel por asesinar a Ponsonda.La instrucción de este caso dura ya 8 años.

Abogado, profesor y seductor

“El señor Boix no se encuentra en su despacho. Está dando clase”, excusa la secretaria que atiende su gabinete de la calle Segorbe. Boix no está porque, además de abogado, es catedrático de Derecho Penal e imparte clases en la Universidad de Valencia. Francisco Javier Boix Reig nació en 1951, se licenció en el 73 y se doctoró cuando sólo tenía 25 años. En su faceta de docente es uno de esos profesores que hace afición entre los alumnos. Porque es el mejor penalista de Valencia y por su carácter. Carismático, cercano… Sus colegas lo definen como “un seductor”.

Seductor como Maje, su nueva clienta. Javier Boix sigue así su senda de casos mediáticos, al asumir el caso valenciano que más portadas ha acaparado últimamente: la defensa de la enfermera acusada de haber convencido a su amante para que matase a su marido. Sin embargo, y a pesar de su dilatada trayectoria en juicios de notoriedad pública, dicen los que le conocen que Boix es poco dado a entrevistas y declaraciones, y que no es amigo de los focos. A pesar de su fama en el mundo de la abogacía, sigue considerando una “empresa familiar” su bufete de abogados. Y no engaña: en él trabaja con su mujer Amparo Polop, que también es letrada, y su hija Susana.

No quiso volver a trabajar con Camps

Boix es metódico hasta el extremo y es reconocido por sus colegas por el estudio exhaustivo de los casos en los que trabaja, lo que le ha llevado conseguir tumbar procesos por defectos de forma. Y, sobre todo, por demorar en el tiempo todos los procesos. Lo hizo con Camps durante más de tres años. En el caso de Fabra, consiguió prolongarlo durante ocho años.

Maje y Antonio el día de su boda. Ella está ahora acusada de haberlo mandado asesinar

La absolución de Francisco Camps fue una de sus mayores victorias profesionales, pero también una de las que le dejó más exhausto. De hecho, el expresidente de la Comunidad Valenciana le ofreció volver a contar con sus servicios si finalmente resultaba imputado en el caso Nóos, a lo que Boix le contestó que se buscase otro abogado. Y es que al abogado, metódico, purista y meticuloso, no le gustó contar con un cliente tan poco indisciplinado como Camps.

Ahora, Boix se enfrenta a un nuevo reto en su carrera: defender a la viuda negra más famosa de España: Maje, la enfermera acusada de enamorar a Salva, un compañero de trabajo, para que matase a su marido. Una seductora cuya libertad está en manos de otro seductor. Por el momento, Javier Boix no asistió a la sesión del careo entre Salva y Maje, y la enfermera se niega a dar su clave de Telegram a los investigadores. 

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