-Buenas noches, disculpe que le moleste. ¿Es usted J. hijo de A.?

-Sí, ¿quién es? ¿Qué quiere? Mi madre falleció hace años.

-Es por un reportaje acerca de las exhumaciones en La Almudena. El nombre de su madre consta en la lista publicada por el Boletín Oficial del Estado.

-¿Cómo? ¿Mi madre? No es posible, a mí nadie me ha dicho nada. Pero, ¿cómo que la exhuman? ¿Y qué hacen con la urna?

-El muro de columbarios corría el riesgo de caerse... Están de obras. La devolverán a su sitio en cuanto terminen.

-Pero, ¿por qué el Ayuntamiento no me ha avisado?

Como J, otras tres familias consultadas por este periódico arrojan la misma sorpresa. La exhumación de casi 1.400 difuntos ha empezado sin la notificación personal a los afectados por parte del Gobierno de Manuela Carmena, desde 2016 gestor único de la funeraria capitalina.

Una portavoz de la empresa pública explica al respecto: "Como política habitual, cuando se llevan a cabo exhumaciones, se manda una carta para avisar a los titulares, aunque este procedimiento no es obligatorio, sino que se ejecuta como deferencia a las familias". Pero esas cartas todavía no han llegado y su recepción será posterior a la sorpresa del BOE.

Una obra necesaria

El cementerio de La Almudena se queda sin su piel de ceniza. Los muros que rodean la necrópolis, casi siempre columbarios, lucen huecos al mediodía en las secciones uno y nueve. Hay dos furgonetas negras aparcadas, pilas de madera podrida y placas con nombres y apellidos cuidadosamente apiladas junto a un nicho. En plena obra, la funeraria municipal ya custodia los restos de casi 1.370 difuntos. Una exhumación masiva a contrarreloj. Consumada en apenas tres días y obligada por la decadencia de esta zona del camposanto, que corría el riesgo de derrumbarse.

La Almudena, uno de los cementerios más grandes de la Europa occidental, es una ciudad en sí misma. Con sus autobuses, su servicio de limpieza, su tienda de flores, su rastro a las puertas... 120 hectáreas para los muertos, dos más que el parque de El Retiro.

A la orilla de la exhumación, un lugar sólo alcanzable mapa en mano o ayudado por un jardinero, se trabaja en estricto silencio. Los operarios tienen la orden de no responder preguntas y el encargado remite al Gobierno de Carmena, máxima autoridad en este asunto. El vaciado de los columbarios fue anunciado este lunes en el Boletín Oficial del Estado, lista de afectados, con nombre y apellidos, incluida. Pero casi ninguno sabe que su padre, su abuelo, su prima o su tío ya no están donde la última vez.

Los lugares en obras, señalados en el mapa de La Almudena. E.E

El plan de acción de Carmena

Este plan de acción forma parte de la estrategia anunciada por Manuela Carmena una vez el Consistorio remunicipalizó la empresa funeraria -desde 1992 y hasta 2016 gestionada a medias con el sector privado-. El mandato anterior sumió esta zona de La Almudena en el abandono. De ahí la urgencia de la obra, que ahora arroja esos espacios cuadrados vacíos, sin vida ni muerte, alzados unos metros por encima del barro. Terminado el proceso, los restos volverán a su ubicación original.

"¿Cómo? ¿Que han sacado a mi madre?", dice un vecino que prefiere constar sin nombre y apellido. "A mí nadie me ha dicho nada, esta es la primera noticia que tengo. A ver qué solución me dan. No quiero líos. Iré y me la llevaré al mar, donde también dejé a un hijo que se me murió".

Como él, otras familias concernidas cuentan a este periódico que no tenían "ni idea" de la repentina exhumación. Una obra que empezó el mismo día que fue anunciada en el BOE. "Sí, sí, el lunes", se le escapa a un obrero.

Algunas de las lápidas retiradas de los columbarios, apiladas en una esquina. Moeh Atitar

Los carteros que no llegan

La mayoría de los restos pertenecen a fallecidos en la primera mitad del siglo XX, pero alrededor de doscientos corresponden a difuntos entre 1980 y 2015. Como el padre de Pilar, que se fue en el 94. "¿Sabes cómo me enteré? En noviembre, mi madre fue a llevar unas flores. Se encontró con todo precintado y le dijeron que no podía acercarse, que había peligro de que aquello se derrumbase. No le ofrecieron ninguna solución y tampoco acotaron fechas. Eso sí, le dijeron que cuando las obras empezaran nos avisarían. Todavía estamos esperando".

"Los madrileños no se merecen esto"

Pilar pregunta a Carmena: "¿Y si fueran sus padres? ¿O algún hermano suyo? ¿Le gustaría encontrarse esta situación de la noche a la mañana? Es de poca vergüenza, poco decoroso. Los madrileños no se merecen esto. No han empatizado. Sé que no es ella directamente, claro, pero sus colaboradores han cometido un fallo muy gordo, y es su responsabilidad".

La madre de Pilar calza alrededor de ochenta años: "No le hemos dicho nada... Se pone nerviosa con estas cosas, le afectan mucho. Mi hermana va a pedir información. Cuando sepamos algo en claro o ya haya pasado todo, se lo explicaremos. ¿Tan difícil era? Disponen de todos los datos de los familiares en el registro. Lo correcto hubiera sido publicar el BOE una vez hubieran llegado las cartas".

¿Cuántos sobres ha enviado el Gobierno de Carmena? "En algunos medios se ha dicho que no queremos dar el dato, pero es que no lo tenemos. Esa gestión se hace en Cementerios. No creo que sea relevante. Ahora mismo, el personal está trabajando totalmente, desde hace unos días y desde horas muy tempranas, por lo que respeto el esfuerzo que están realizando y no veo necesario interrumpirlo para esta consulta", relata esta portavoz.

Por tanto, las cartas que no han recibido las familias consultadas podrían llegar, pero también podrían no hacerlo nunca.

La empresa funeraria "espera que las obras acaben en pocos días", pero "se le dedicará el tiempo necesario para que los afectados puedan volver a visitar a sus seres queridos sin obstáculos".

La reforma avanza con rapidez. De los columbarios no queda más que el hueco que los alojaba. Todavía puede verse un pequeño montón de lápidas de mármol blanco apiladas en un extremo. "Los restos están siendo clasificados e identificados con máximo cuidado y quedan bajo custodia del cementerio".

La solución ofrecida por el Ayuntamiento madrileño es devolverlos a su lugar original una vez haya concluido la rehabilitación de los muros. Así lo confirma José, otro afectado: "No es lógico que hayan publicado el BOE antes de que lleguen las cartas. He entendido que no había más remedio que hacer estas obras, y me parece bien, su intención es correcta".

"Que luego coloquen a cada uno en su sitio"

José insiste en el mismo punto que Pilar: "¿Cómo es posible enterarse por terceras personas?" También pide que el texto cite el siguiente ruego: "Sé que es lógico, pero por favor, que luego coloquen a cada uno en su sitio, no se vayan a confundir... Yo ya no doy nada por descontado". Un objetivo a todas luces sencillo, teniendo en cuenta que las urnas, además de la inscripción de la lápida que abriga las cenizas, llevan inscrito el nombre del fallecido.

A este lado del muro, muy cerca del cementerio civil, varios tablones de madera actúan a modo de contrapeso para afianzar el equilibrio de los ladrillos antiguos. Todavía queda algo de nieve sobre las tumbas de enfrente. El suelo es como el del camposanto de La Patriarcal madrileña, que muchos bautizaron como "Campo de las calaveras", y que Baroja describió en "La lucha por la vida". Casi todo está hecho añicos y los árboles, pálidos y descarnados, contribuyen a poner paisaje al frío de esta mañana con sol de invierno.

Las obras se enmarcan en el plan de inversiones 2017/2019 presentado y aprobado por la Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios de Madrid. Un proceso que engloba a La Almudena, pero también al Tanatorio Sur de la ciudad. "Durante la anterior gestión no se hizo ningún tipo de rehabilitación", critican los actuales gestores.

En términos globales, la reforma alcanzará los 11 millones de euros, de los cuales tres se destinarán a edificaciones. En concreto, los columbarios del muro mudarán de piel gracias a 611.000.

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