Este lunes, los repartidores han lanzado Interviú a orillas de los quioscos por última vez. La revista del grupo Zeta ha elegido a Marisol desnuda para decir “hasta nunca”. Aquella portada, la del millón de ejemplares, la tuvo Francisco Umbral en su despacho de forma perenne, como símbolo de frugalidad, libertad de prensa y muerte del franquismo. También como suspiro del placer, de aquel pecho que puso el país patas arriba.

Era septiembre de 1976. Pepa Flores no autorizó la publicación de aquellas fotografías. Tampoco lo ha hecho ahora, ni nunca. Esta imagen, rebotada sin reparo en redes sociales y publicaciones, también es la historia de un quiero y no puedo, de un periodismo arriesgado, de una cantidad millonaria, de un fotógrafo que se jugó el pescuezo.

Aunque el destape que Marisol no firmó llegó casi un año después de la muerte de Franco, miró desnuda a la cámara alrededor de 1970. Fue en una finca, al borde de la carretera de Andalucía, a unos treinta kilómetros de Madrid. Tres personas en el salón: ella misma, su primer marido, Carlos Goyanes, y César Lucas, fotógrafo.

Última portada de Interviú.

Tres personas y ocho disparos

Para entonces, la relación entre la pareja y el periodista era rica y cercana, de confianza. Habían quedado para surtir de imágenes a un disco. “Era un sitio que ya conocía, que daba mucho juego por los interiores y los exteriores, las luces…”, recuerda César Lucas prendido del recuerdo y en conversación con este diario. Sellado lo previsto, Marisol y Goyanes comentaron que necesitaban unos desnudos “para otra cosa”. Una “cosa” que nunca trascendió.

Lucas, previo estudio de las luces, que se filtraban por un gran ventanal, colocó a Marisol en distintos puntos de la estancia: “Fue muy rápido, ten en cuenta que no había ni maquillaje ni focos ni nada”. Y disparó. “Fueron un total de ocho fotos, si no recuerdo mal. Las que salieron publicadas son las que se hicieron. Es importante resaltarlo. No es como ahora, que aprietas el botón veinte veces y luego eliges”. Por tanto no es romántico decir que aquella foto que dejó sin aire a tantos fue sólo un segundo, el leve movimiento de un dedo. A Lucas, a pesar de que conocía a Marisol desde hacía mucho, le temblaron las piernas.

César Lucas, con su histórica portada de Marisol. Jorge Barreno

Pasó el tiempo, y con él se fue escribiendo la Historia a trompicones. La muerte de Franco, el nombramiento del rey… Y, de repente, una llamada. Antonio Asensio, capitán de aquella revista recién nacida llamada Interviú, marcó el teléfono de César Lucas, entonces editor gráfico de El País. “Me han dicho que tienes unas fotografías de Marisol desnuda”. Lucas asintió. “¿Tienes alguna de busto, que mire de frente?”. Sí, la tenía. “Eso lo publico yo sí o sí”, se despidió Asensio. En septiembre de 1976, la portada de Interviú alumbró el cabreo de Marisol, el enjuiciamiento de Lucas y el símbolo que este lunes se conmemora.

La ruptura entre Lucas y Marisol

Marisol y César Lucas se habían distanciado dos años antes de la portada. El fotógrafo fue invitado a Argentina para presenciar el nacimiento de la hija de Flores con su segundo marido, Antonio Gades. Una vez allí, y tras abandonar una gira en México con Julio Iglesias,

En contra de lo que pudiera parecer, no fue Marisol quien llevó a los tribunales a Lucas, sino la Fiscalía. Por entonces, la Justicia en España caminaba al mismo ritmo que ahora y la vista se resolvió años más tarde, en 1980. El fotógrafo fue absuelto e incluso su trabajo fue alabado en la sentencia. “Hay algo que nunca olvidaré. Tras una cena del Partido Comunista, me encontré con Pepa. Me dijo que le pidiera cualquier cosa que necesitase para salir indemne. Lo llevo en el corazón. Hemos vivido tanto juntos…”, cuenta a EL ESPAÑOL.

Los desnudos nunca publicados de Marisol

César Lucas, baúl de recuerdos y secretos, reconoce la existencia de otros desnudos de Marisol nunca publicados: “Fue una sesión distinta a la que luego salió en Interviú. Los hicimos en la playa, en Río de Janeiro”. Diapositivas marca Kodak, sólo revelables en el laboratorio de la propia marca. “Pasaban los días y no me llegaba el material. Al final, la casa me envió una carta y me amenazaron con destruir las fotos la próxima vez. Estábamos con Franco y había una censura fortísima”.

-¿Qué pasó con aquellas fotos? ¿Quién las tiene?

-Si te soy sincero, no lo sé. De las que salieron en Interviú guardé copias, pero esas se las di a Marisol y a su marido. Lo más probable es que se perdieran en el divorcio…

-¿Cree que se publicarán más pronto que tarde?

-No… Si alguien las tuviera, ya habrían salido. De verdad, creo que se extraviaron.

Casi medio siglo después de la portada que este lunes actúa como epitafio de Interviú, Marisol vive en Málaga, lejos de platós, cámaras y libretas. “Yo me he enterado por el telediario de que iba a volver a salir la foto… Supongo que ella también. Seguro que ha sufrido. A mí me duele. Es como si no consiguiera borrar su pasado, nunca lo autorizó…”, lamenta César Lucas. Marisol vuelve desnuda a los quioscos, quizá por última vez.

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