A primera hora del pasado domingo, los funcionarios de Centro Penitenciario de Asturias encontraron al preso Gonzalo Montoya Jiménez sin signos de vida en su celda: estaba sentado en una silla inconsciente y sin muestras aparentes de violencia. Llegaron los sanitarios y comprobaron que no tenía pulso, así que tras otras examinaciones fallidas, el juez acordó el levantamiento del cadáver. 

El cuerpo del preso Montoya fue enviado en una bolsa cerrada al Instituto de Medicina Legal para realizarle la autopsia. Mientras desde la prisión se encargaron de contactar con los familiares del supuesto fallecido para comunicarle la noticia, el cuerpo llegaba al lugar donde se le haría la autopsia.

La sorpresa -mayúscula- llegó cuando los médicos forenses comenzaron a escuchar ruidos procedentes del interior de la bolsa. Montoya no estaba muerto. Todo lo contrario.

Los forenses procedieron a abrir la bolsa y se encontraron al interno aún con vida. Así, el recluso fue trasladado al Hospital Universitario Central de Asturias en una ambulancia, informa La Voz de Asturias.

A última hora de la jornada del pasado domingo, Montoya seguía ingresado y escoltado por agentes de la Guardia Civil. En la víspera del suceso, el día de Reyes, el preso se encontraba indispuesto. Según avanza la prensa local, se ha abierto una investigación para aclarar la causas que rodean la 'resurrección' de Montoya.