Rianxo (A Coruña)

Enrique Abuín Gey, alias El Chicle, tenía un objetivo claro: las chicas jóvenes de cabello moreno y largo. Las localizaba para luego “asaltarlas en lugares aislados”. Ese era, dice en su auto el juez que instruye la causa, su motivación principal. De esa manera, cuando localizaba a la persona que él veía como una prensa iba a por ella. Intentaba aislarla y luego raptarla. Lo primero para él era siempre arrebatarles el teléfono móvil. Algo que no consiguió en el caso de la joven a la que casi secuestra en Boiro el pasado día de Navidad.

Félix Isaac Alonso es estos días uno de los jueces más ocupados de España. Sobre él se dirigen todos los focos puesto que será quien lleve uno de los casos más oscuros de los últimos tiempos. Un caso en el que durante 500 días apenas hubo novedades: tan solo el hallazgo milagroso del teléfono móvil de Diana (un iPhone 6) por parte de un mariscador de la zona de Taragoña. De no conocer ningún detalle, se ha pasado en apenas una semana a recoger una cantidad brutal de información sobre el "monstruo" que llevó hasta los agentes de la Guardia Civil a la nave de Asados, al lado de la casa de sus padres, donde había arrojado el cuerpo de la joven Diana. 

“Era un bocachancla que de todo lo sabía y todo lo entendía. Y en realidad era un mierdas”. La familia de El Chicle, comienza a hacer público su dolor por medio de manifestaciones como esta que uno de ellos realiza a este periódico. Al autor confeso del crimen de Diana Quer ya le han quitado la máscara hasta quienes le vieron crecer. También el juez se la va quitando porque las piezas ya le encajan dentro del puzzle en el que faltaba la incógnita principal: quién y por qué había raptado a Diana Quer.

El magistrado en cuestión, del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Ribeira, argumentó en el auto de ingreso en prisión de El Chicle que veía en él a una persona con “alta probabilidad de reiteración delictiva”. Todo ello con las pruebas en la mano recabadas por la Guardia Civil. Una de esas pruebas apuntaba a que los móviles de Diana y de El Chicle viajaban juntos en el mismo coche. El Alfa Romeo gris de El Chicle.

Cinco horas fuera de casa la noche del crimen

Cuando Rosario Rodríguez Fraga se despertó el día 23 de agosto de 2016, la mañana siguiente a que desapareciese Diana Quer, el Alfa Romeo gris seguía estando allí. La mujer le dijo al juez que el coche no presentaba ninguna evidencia de haber sufrido impacto alguno. Tampoco su marido. Abuín Gey dormía plácidamente. Y el coche estaba intacto. Ahora ese dato resulta clave puesto que Abuín alegó que se había llevado el cuerpo de Diana después de haberla atropellado de manera fortuita. Ahora su mujer se aleja definitivamente de él y ya no le quedan más coartadas.

Rosario es un punto clave en lo ocurrido a lo largo de la última semana. Es a través de ella como los agentes logran que El Chicle caiga y se derrumbe. Cuando ella claudica y confiesa la verdad ante los agentes, Abuín Gey se queda solo. Y acaba confesando.

Dice la gemela de Rosario que su hermana se encuentra “fatal”. “Está fatal, no hablo con ella desde el sábado”. Tan solo un breve mensaje que lanzó a El programa de Ana Rosa apenas sin abrir la puerta de la casa pero que vale para comprobar cómo es ahora la situación familiar.

José Enrique Abuín, conocido como El Chicle, asesino confeso de Diana Quer.

Rosario, mientras tanto, se encuentra en libertad. Se mostró muy colaborativa con el juez y por eso, de momento, puede disponer de su tiempo pese a que está siendo investigada.

Fue ella quien volvió a asegurar ante el juez que Abuín no se encontraba con ella la noche del crimen de Diana. Dijo, de hecho, que estuvo fuera de casa durante aproximadamente cinco horas. El Chicle se fue a las diez de la noche diciéndole que iba a robar gasoil. No volvió hasta pasadas las tres de la mañana.

En ese lapso de tiempo, Enrique Abuín estuvo en A Pobra con su vehículo, hasta que en un momento dado, cerca de las dos y media de la madrugada, localizó a Diana Quer. Minutos después la raptaba y la introducía en el maletero. Todavía no se sabe el lugar donde esto ocurrió. 

Cuenta La Voz de Galicia que la mujer dijo ante los agentes y ante el juez que tiene el sueño ligero, y que cuando su marido apareció a esa hora en la casa se despertó. Sin embargo, dice que no había advertido nada raro en él.

Hace una semana, la memoria de Rosario Rodríguez Fraga, que mantiene que nunca tuvo ni idea de la implicación de su marido en el caso. Hace una semana era todo igual que hace un año, cuando les intterrogaron por primera vez tanto a El Chicle como a su pareja. En aquel entonces no se acordaba. Ahora Rosario parece recordar todo con absoluta claridad.

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