El hijo de puta no dejaba de molestar. Me reventó 2 veces las ruedas del coche. Me forzó la cerradura. Era su cumple (de Andrea), cumplía 20 años y empezaba a ser feliz”. Inma está desconsolada. A su hija Andrea, el pasado sábado, su expareja la mató al meterla en el coche y estamparlo contra una gasolinera. En este caso, la desazón está siendo -si cabe- mayor debido a que lo sucedido fue algo que, de algún modo, se veía venir. No era la primera vez que Víctor Llorens Jordà, 29 años, intentaba hacerle algo así a Andrea. El sábado era el cumpleaños de la joven. Iban a ser 21.

Varios testigos vieron cómo Andrea subió forzada al coche de su expareja, que minutos después impactaba contra la gasolinera

En Vila-real (Castellón) la sensación de tristeza, angustia y desesperanza es enorme, algo que será ahora muy difícil de revertir. En la tarde de este martes su cuerpo fue enterrado en un multitudinario y sentido funeral. Allí cundía la sensación de que todo podía haberse evitado, que se podía haber tenido más vigilado al asesino, o protegida a la joven. La hermana de Andrea Carballo recordó cómo Víctor Llorens llegó a pinchar hasta dos veces las ruedas del coche familiar. “Le dijo a mi hermana que mataría a su familia”.

Hubo diversos errores en el caso de Andrea, momentos en los cuales se pudo detener a su asesino, o vigilarle más, o al menos aumentar la alerta, el ojo avizor. Pese a ello, el joven acabó asesinándola. El sábado, el joven cogió un cuchillo la obligó a meterse en su Volkswagen de color rojo y se estampó con ella dentro contra una gasolinera de Benicàssim. Hubo intentonas previas. Pudo haberse evitado.

1. El mensaje que él dejó semanas antes de matarla

Es once de diciembre. Esa madrugada, Víctor Llorens Jordà deja un mensaje en su muro de Facebook en el que se puede ver una fotografía de dos manos entrelazadas. Son la suya y la de Andrea.

Rompiste los esquemas y siempre marcaste la diferencia,no mentías,solo disfrutábamos y seguimos haciéndolo como el primer día cuando dos se entiende no hace falta jurar, simplemente te dije que jamás tendrías algo malo de mí y a día de hoy más de 2 años y no te as quejado simplemente ver tu día a día limpia por fuera y limpia por dentro que pocas quedan decirte que esta semana tenemos un baile pendiente mi corazón”.  

Víctor no dejaba de fotografiarse una y otra vez.

Fue ahí cuando Andrea cortó su relación con él. Llevaba dos años maltratándola y ella no pudo aguantar más. Ese mensaje, en el que el joven de 28 años habla de “un baile pendiente” habla de su obsesión por acaparar a Andrea todo el tiempo. Un punto que no llamó la atención a nadie en su momento. Tan solo los familiares temieron por lo que podía ocurrir.

2. Orden de alejamiento, insuficiente

Cuando Andrea dejó la relación, él se lo puso muy difícil. Tras la denuncia de la joven por sus malos tratos continuados, lo único que se le impuso fue una orden de alejamiento de 200 metros de distancia. Los padres lamentaban ya entonces la medida. Y ahora, con la tragedia todavía en carne viva, todavía más. “Me decían que estaba muy histérica, muy nerviosa, que me tranquilizara. Yo les decía: ¿qué esperáis, a que me la maten?”. La madre hablaba entre lágrimas a las televisiones. Su padre también atendió a los medios en la hora más aciaga. “Mire si no corría peligro esa niña. Se han equivocado y pasará más veces”.

Lo cierto es que, pese a la orden de alejamiento que le había sido impuesta, nada evitó que Víctor tratase de atropellar a Andrea antes de asesinarla. La familia le denunció días antes del crimen por intentar llevársela por delante con su coche, ese que finalmente resultó ser principal arma en la escena del crimen.

3. La estaba siguiendo

Después de que denunciase y estableciesen la orden de alejamiento sobre el agresor y después asesino, a Andrea le pusieron un Policía Local para que le hiciese seguimiento y la protegiese. Así fue desde que denunció la situación que estaba sufriendo y desde que Víctor no podía acercarse a menos de 200 metros de ella.

Andrea frente al coche de su expareja, Víctor, con el que se empotraron contra el surtidor. Redes sociales

Sin embargo, el policía de poco sirvió en esta ocasión porque el que vigilaba era el propio asesino. Víctor estaba atento, sabía las rutinas de su ex novia, a dónde iba, qué hacía en cada momento. Y, sobre todo, dónde y con quién estaría esa mañana, la del crimen. La tenía controlada.

La tarde anteriores al crimen, Andrea salió a tomar un café con el policía que la protegía. Le dijo que iba a estar patrullando la zona la mañana siguiente. Ella se levantó con la intención de ir a trabajar al almacén de naranjas de la ciudad en el que se ganaba la vida desde hacía tiempo. Siguió la misma rutina que cada día. Víctor sabía, de algún modo, que Andrea iba a estar sola en ese momento. Y era muy temprano, es decir, que había poca gente por la calle. La abordó con el vehículo y la obligó, a punta de cuchillo, a subir al coche. Minutos después lo estrelló contra la gasolinera con ella dentro.

El coche ardió y quedó completamente destrozado. Los empleados de la estación de repostaje actuaron con rapidez y lograron evitar que la desgracia se extendiese a una explosión masiva en la gasolinera. Cuando llegaron, la joven ya estaba muerta. Sin duda, el gran error del caso fue este. El joven tuvo total libertad para seguir los pasos a su expareja, para saber dónde estaba en todo momento, cómo y cuándo abordarla y provocar la tragedia.

4. Andrea ya había denunciado

Víctor, con su coche, en el que asesinó a Andrea.

Lo más controvertido del caso, lo que la familia no se explica todavía es cómo pudo hacer lo que hizo si la joven contaba con esa protección, con una denuncia sobre la mesa. Nadie vio que aquel hombre era capaz no solo de pegarle. La había acosado en su lugar de trabajo. En la puerta de su casa. Todo le dio igual y terminó llevándose su vida por delante.

5. Maltrato a anteriores parejas

La cámara dispara y en la foto solo sale Víctor inmortalizándose a sí mismo. Una y otra vez. Fotografías de sus brazos, instantáneas de su torso, de su cara con gafas de sol, sonriendo a la cámara, poniendo morros, en calzoncillos en el baño, enseñando el tatuaje en el brazo. Todas las fotos en redes sociales. Siempre él. Solo le importaba él.

Andrea no fue la primera. Víctor ya había maltratado a una de sus anteriores parejas. Es otro elemento más de un individuo al que tristemente nadie pudo frenar en sus oscuros y horribles propósitos.

“Nos ha matado a toda la familia”, dice el tío de la joven. “Como cobarde que era, estampó el coche contra la gasolinera, sin frenazo, sin nada. Un asesino de mierda , cobarde y despreciable ”.

Así quedó el coche tras la embestida. El Periódico Mediterráneo