Renzo soñaba con casarse con la mujer por la que se desvivía, María Eugenia, y por fin, en enero de 2018, iba a cumplirlo. Ahora, ella llora la desaparición del hombre de 32 años: “Bajar los brazos es un lujo que no puedo darme, te estoy esperando, amor mío”. Porque Renzo es uno de los 44 tripulantes del submarino argentino hundido en aguas del Atlántico; su existencia se sostiene sobre la fragilidad de una noticia que pocos se atreven a pronunciar, la más que posible muerte de toda la tripulación. Y el luto se ha extendido hasta Huelva, donde el desaparecido había dejado su huella tras jugar con la camiseta del Club de Rugby Bifesa Tartessos.

Submarino ARA San Juan, búsqueda de EEUU

Cabe preguntarse cómo ha llegado un jugador de rugby de Huelva a formar parte del equipo del ARA San Juan, hundido desde el 15 de noviembre. Para ello, hay que comprender que el corazón de Renzo David Martín Silva estaba dividido entre Argentina -su tierra natal, en la que proyectaba su vida junto a su amada María Eugenia- y España -donde viven sus padres desde hace años-.

De hecho, los progenitores de Renzo se marcharon hace unos días de Huelva sin grandes explicaciones: “Motivos personales”, se limitaron a afirmar. En realidad se marchaban a Argentina para seguir más de cerca el caso, esperando una información definitiva sobre el paradero de su hijo.

Pato y Luci, los padres

Desde pequeño, el tripulante del ARA San Juan había mostrado su predisposición por formar parte de la Armada argentina. Nacido en la ciudad de San Juan -aunque criado en Mendoza- a los 18 años entró en la Escuela Naval Militar. Renzo compaginó su formación castrense con su gran pasión, el rugby. En Argentina se desempeñó en el club deportivo Teqüé.

Renzo ostenta actualmente el rango de teniente de fragata de la Armada argentina.

Mientras Renzo iniciaba su carrera militar, los padres del muchacho llegaron hasta España. El padre, Patricio Martín, Pato para los amigos, había encontrado en Huelva un trabajo como protésico dental. Con él vino su esposa Luci; en Argentina quedaban sus dos hijos, un chico y una chica.

Con el desembarco de los Martín Silva en España se escribe la primera línea de esta historia, la que une a Renzo con Andalucía.

En el club Bifesa Tartessos

Siempre que podía, en vacaciones o en permisos militares, Renzo viajaba a España. Con su padre Pato compartía su arrebato por el rugby. De hecho, Pato había llegado a ser entrenador en 2012 del club Bifesa Tartessos, en Huelva.

Renzo no encontró grandes dificultades en encontrar un hueco en el equipo: sus grandes dotes como jugador unidas a su portento físico le convertían en un activo valioso para el Bifesa Tartessos. Era “un chaval excelente”, recuerdan sus compañeros en declaraciones a ABC.

Rodeado por un círculo rojo, Renzo.

Llegó a jugar media temporada con el club. Al término de los partidos, se sumaba a las cervezas que compartían sus colegas de vestuario. Hablaba poco, pero con su bondad se había ganado el afecto de los demás.

Renzo aprovechaba las visitas a sus padres para conocer otras ciudades de España: Barcelona, Sevilla o Cádiz, entre otras. En una visita a Madrid cumplió su deseo de conocer el estadio Vicente Calderón: profesaba un cariño especial hacia el Atlético de Madrid desde que el delantero argentino Kun Agüero se desempeñase en filas rojiblancas.

Junto al fútbol y al rugby, practicaba habitualmente el submarinismo y otras actividades relacionadas con el mar.

Las pesquisas en torno al submarino

Actualmente ostentaba el rango de teniente de fragata en la Armada argentina y es uno de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan desaparecido desde el pasado 15 de noviembre. Las últimas informaciones apuntan a que se registró una explosión a bordo de la nave

Se desconoce la ubicación del sumergible y el Ejército argentino rastrea en una zona de 74 kilómetros. La Armada española ha enviado tres PODs -contenedores estancos hasta profundidades de 600 metros- por si llegado el caso es necesario llevar a cabo

una operación de rescate sobre el submarino San Juan.

La familia del joven Renzo aún se aferra a esa posibilidad incierta. Su prometida María Eugenia, también militar en la Armada argentina y con rango de teniente auditora, lanza ese anhelo a través de sus redes sociales: "Les pido a todos fuerza y fe por nuestros 44 tripulantes. No se adelanten. No bajen la guardia. Fuerza y fe para que Dios y la Virgen los iluminen y los traigan de regreso a sus hogares sanos y salvos".

Renzo, de 32 años, tenía previsto casarse en enero.