En España los hechos diferenciales, tan abundantes, alcanzan también al sexo: ¿cómo explicar, si no, la predilección extremeña por los vibradores anales? La comunidad autónoma peor comunicada de la península es la única en que se compran más vibradores anales que lubricantes, el complemento erótico preferido por la población española.

EL ESPAÑOL ha tenido acceso a la mayor base de datos existente sobre consumo sexual: más de 300.000 compras efectuadas en la última década en Amantis, el ‘sex shop’ líder en España (tanto en tiendas físicas como online). Una información de extraordinaria riqueza sociológica si se tiene en cuenta que en estos tiempos de precariedad y vértigo las encuestas políticas se hacen muchas veces con muestras inferiores a 2.000 personas. Los datos, cruzados con estadísticas demográficas relevantes, nos ofrecen una radiografía global de cómo juega la población española en la cama (o fuera de ella) según su región.

Óscar Ferrani, divulgador sexual en diversos medios de comunicación y asesor de Amantis, afirma no sentir sorpresa alguna por la heterogeneidad de algunos comportamientos. “El sexo es un intercambio afectivo basado en una cultura determinada”, dice en conversación con este periódico: “Las divergencias culturales tienen incidencia en los comportamientos sexuales. No es lo mismo Bilbao que Sevilla, ni Zamora que Barcelona”.

Tienda Amantis en Madrid. Moeh Atitar

Una de las contradicciones más interesantes de esta época es que cada vez mantenemos menos relaciones sexuales, pero compramos más juguetes eróticos (según demuestran de forma consistente numerosos estudios sociológicos). “Los juguetes son herramientas”, incide Ferrani, “no sustitutivos de nada. La gente ha pasado de verlos como una herramienta masturbatoria a considerarlos un elemento dinamizador de la vida sexual, que tiene efectos sobre la salud y el equilibrio emocional... Incluida la masturbación en pareja, que antes era vista como algo raro”.

España ha experimentado un cambio notable respecto al consumo de material erótico en lo que va de siglo XXI. “Hace 15 años los distribuidores estadounidenses y europeos no daban un duro por nosotros”, explica Ferrani; “pesaba mucho el trauma vivido durante 50 años (o cinco siglos). Pero ahora estamos ya en niveles de consumo similares a países sin esos traumas. La gente cada vez sabe más… De juguetes (herramientas mecanizadas), accesorios (arneses, por ejemplo) o complementos (como lubricantes). Un ejemplo: ya no hay que explicar a ningún cliente la diferencia entre silicona y otros plásticos cuando viene a comprar un vibrador”.

Los responsables de Amantis destacan la evolución de la sociedad y especialmente el nuevo papel de las mujeres en el consumo de juguetes, un sector que puso de moda el colectivo gay (no en vano, la primera tienda física de la compañía abrió en el madrileño barrio de Chueca): “Las mujeres son las que soportan el mercado ahora. En las compras en pareja, se muestran mucho más inquisitivas, hacen compras más inteligentes, preguntan con detalle. Los chicos, en general, van deprisa y a tiro hecho”.

Los ricos juegan (sexualmente) más

Los datos recopilados por Amantis, empresa nacida en 1999, muestran una clarísima (y esperada) correlación entre nivel de renta y consumo de material erótico: concretamente, del 71%. Madrid (con gran diferencia) y el País Vasco, las comunidades autónomas con mayor renta per cápita del país según datos del Instituto Nacional de Estadística, son a su vez las que mayor número de productos eróticos consumen. 

Madrid realiza 12 pedidos por cada 1.000 habitantes. Le siguen País Vasco y las Islas Baleares, con 6,8 y 6,6 pedidos. Las menos juguetonas, en el otro extremo del ránking, son Extremadura, Ceuta y Melilla y Canarias (que solo realizan 3 y 4 pedidos por cada 1.000 habitantes). La media nacional de pedidos por cada 1.000 habitantes es de 6.

Lubricante para tod@s

Analizados por grandes categorías, se observa que los españoles se decantan por los juguetes eróticos en general (entendidos estos como vibradores, dildos, bolas chinas, arneses, complementos BDSM, anillas o muebles sexuales) y los juguetes de pareja, que suponen un 70% del total de pedidos. En tercer puesto figuran el sexo anal (un 9%).

Existen preferencias singulares en cada región geográfica española, con excepción de uno, el rey de los complementos sexuales: el lubricante de agua o lubricante íntimo (que se aplica tanto en diferentes órganos genitales como sobre los propios juguetes sexuales). “Un juguete sexual sin lubricación es como una ensalada sin aliñar”, dice Cristóbal Icaza, director general de la compañía: “Es una ‘commodity para todo”.

El producto que ocupa el segundo lugar en la mente erótica de los españoles es el vibrador sexual sumergible: es el segundo juguete preferido en 12 comunidades, seguido muy de cerca por vibradores anales y lubricantes anales.

Dime de dónde eres y te diré qué juguete erótico prefieres

A continuación exponemos las peculiaridades regionales del placer erótico patrio (dejando aparte el lubricante, que es el denominador común de la sofisticación sexual española):

Andalucía

Los andaluces optan por los juguetes sexuales sumergibles y los dildos anales. Lo que menos piden son zapatos eróticos. Es la comunidad que más demanda anillas con vibración para el pene.

Aragón

Hay predilección por los juguetes sumergibles y los lubricantes y ‘plugs’ anales. No les interesan nada los DVDs erótico-educativos. Es la región más fetichista de España con los pezones, al mostrar la mayor preferencia por artículos BDSM para pezones.

Asturias

El Principado muestra un notable paralelismo con los gustos andaluces y aragoneses. Con una particularidad: uno de cada 10 pedidos incluye artículos de BDSM.

Moeh Atitar

Canarias

Es la comunidad que más vibradores con rotación consume (un 13% de los pedidos). A su vez, es la comunidad con mayor demanda de disfraces eróticos. También triunfan en las islas los lubricantes y dildos anales y los juguetes especializados en el Punto G.

Cantabria

Los cántabros prefieren los juguetes sexuales sumergibles, los lubricantes y dildos anales y los masturbadores masculinos. No piden casi nunca DVDs educativos para mejorar la práctica sexual.

Castilla-León

Es la comunidad que más aceites de masaje demanda . No usan muebles sexuales; además, tienen gusto por los juguetes sexuales sumergibles, lubricantes diversos y dildos anales.

Castilla-La Mancha

Los castellanomanchegos muestran una preferencia por los disfraces eróticos muy superior a la del resto de España. Es su rasgo más distintivo. También compran juguetes eróticos para el Punto G. Obvian los muebles sexuales.

Cataluña

Es una de las comunidades con mayor demanda de dildos y vibradores dobles de toda España. Casi nunca compran muebles sexuales.

Ceuta

Rompe la tendencia y se pirra por la cosmética, los productos para el rendimiento sexual y los instrumentos y aceites de masaje. Es la comunidad que proporcionalmente más demanda bolas chinas y productos de rendimiento sexual.

Comunidad de Madrid

La comunidad más ‘juguetona’ de España muestra pasión por los sumergibles, los dildos anales y todo lo que tiene que ver con los cuidados. Hay una querencia particular por los lubricantes de sabores (pensados para compartir en pareja).

Comunidad Valenciana

Sigue la tónica generalizada en España, con preferencia por los sumergibles, lubricantes y dildos anales. Los complementos de electroestimulación no son de su interés. Eso sí, sienten preferencia por los disfraces eróticos y por los dildos y vibradores gigantes, muy por encima del resto de España.

Extremadura

Una de las regiones con un comportamiento más distintivo. Su consumo principal son los vibradores anales y realistas (uno de cada tres pedidos, muy por encima de la media). También sienten atracción por los arneses sexuales. No piden nunca muñecas hinchables o realistas.

Galicia

Uno de cada cinco pedidos en Galicia busca el Punto G. Nada de extensiones para el pene.

Islas Baleares

Uno de cada cinco pedidos son dildos y vibradores anales. Además, se sienten más atraídos por los dildos gigantes que el resto de España (al igual que en la Comunidad Valenciana). Nunca piden muñecas (ni hinchables ni realistas).

La Rioja

Uno de cada cinco pedidos en esta región son vibradores y dildos anales. Los riojanos son los mayores demandantes de bolas anales. No les interesan nada los zapatos eróticos.

Melilla

Una señalada preferencia de los melillenses son los artículos BDSM (azote XXX) y la lencería sexy, muy por encima del resto de España. También aman los vibradores sumergibles… No les interesa nada la pornografía para mujeres.

Navarra

La comunidad ‘rica’ que menos gasta en juguetes sexuales es la que más demanda literatura erótica: compran prácticamente tantos libros como conjuntos de lencería sexy. Nuna compran porno gay o lésbico.

País Vasco

Los vascos son los mayores demandantes de lubricantes anales y masturbadores masculinos. También adoran los juguetes eróticos sumergibles y productos de cuidados sexuales. Las muñecas simples o complejas tampoco les emocionan.

Región de Murcia

Murcia es la región que más consume vibradores a distancia y vibradores para pareja. Jamás se ha comprado un zapato erótico desde tierras murcianas en la empresa que ha protagonizado este reportaje.

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