Regner Hansen Pedro Cifuentes

Las persianas del edificio situado en el elegante barrio de Nyhavn, cerca del Palacio Real, entre embajadas y mansiones, están echadas. Pero a través de las ranuras se percibe luz, movimiento y hasta ruido. En la puerta, como distintivo, una ‘senyera’. Aunque la supuesta ‘embajadora’ de la república catalana en Escandinavia, Francesca Guardiola, se ha marchado de Copenhague, en las oficinas de esta supuesta oficina diplomática aún se trabaja. La Embajada española lo sabe: “Nuestra sensación clara es que siguen excediendo sus funciones después de la aplicación del artículo 155 [de la Constitución]”, señala una fuente muy próxima.

La representación ‘oficial’ del Gobierno autonómico catalán en Dinamarca parece estar todavía involucrada en actividades de ‘lobby’ tras la activación del artículo 155 el pasado 27 de octubre (una medida que incluía el cierre de las delegaciones diseminadas por la Generalitat en Europa y otras partes del mundo, en total 12; el Gobierno de España mantuvo la de Bruselas, puesto que otras comunidades también tienen oficinas de representación ante las instituciones europeas).

Según todos los indicios, Francesca Guardiola (la representante oficial del ‘Govern’ en Dinamarca y los Países Nórdicos, hermana además del entrenador Pep Guardiola) abandonó la capital danesa cuando se clausuró oficialmente la delegación, inauguarada el pasado verano y calificada por la Embajada de Dinamarca en España “no como una representación diplomática, sino como una oficina con tareas de promoción del turismo y de exportaciones, algo muy normal en Dinamarca”.

Carta al Parlamento danés

La prueba más sólida de que los funcionarios autonómicos catalanes han intentado influir en los políticos daneses tras la activación del 155 la semana pasada es una carta oficial remitida al presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento danés el 3 de noviembre, que fue distribuida a los miembros del comité el día 6 (esta misma semana).

En la carta, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, se calificaba de “antidemocrático” el encarcelamiento de figuras destacadas de la Administración catalana y se adjuntaba un discurso sobre el mismo tema pronunciado por Carles Puigdemont el día 2.

Lo más significativo de esta carta es que lleva la firma de Diana Coromines i Calders en calidad de “Responsable de Asuntos Públicos de la Delegación del Gobierno de Cataluña en Dinamarca y los Países Nórdicos” (como puede verse a continuación en la imagen).

Carta enviada por la 'embajada' catalana el 3 de noviembre.

EL ESPAÑOL intentó ponerse en contacto varias veces con el socialdemócrata Nick Hækkerup, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento danés, para comentar los intentos del Gobierno regional catalán de ejercer presión política en Dinamarca tras la implementación del Artículo 155. Las consultas no recibieron respuesta.

Preguntas similares a Søren Espersen, el portavoz de Exteriores del partido de derecha populista  Partido Popular Danés,  tampoco fueron contestadas. El Partido Popular Danés es un firme apoyo del actual Gobierno tripartito de centro derecha de Dinamarca, que incluye a Venstre (el Partido Liberal), la Alianza Liberal y el Partido Conservador pero no reúne la mayoría parlamentaria suficiente.

Según ha podido saber este periódico, la Embajada de España en Dinamarca está buscando información sobre los funcionarios concretos involucrados en las actividades actuales de los representantes del ‘Govern’ y su naturaleza.

Mercado nórdico

La Generalitat hizo un gran esfuerzo en Dinamarca tras el 1-O para recabar apoyos a la causa separatista (el mercado nórdico es el séptimo en importancia en Cataluña en número absoluto de turistas). Tres días antes de la implementación del 155, el 27 de octubre, Raül Romeva (el supuesto ‘Ministro de Asuntos Exteriores de Cataluña’, hoy en prisión preventiva) visitó Copenhague.

Puigdemont, Romeva y Guardiola en el Parlamento danés.

Dos meses antes, a finales de agosto, el Gobierno danés había ‘plantado’ a Carles Puigdemont en la inauguración oficial de su ‘embajada’, puesta en marcha en marzo: al acto, que apenas convocó a 100 personas, no asistió ningún representante político destacado de los países nórdicos. “Terminó siendo dominado por el fuet, Lluis Llach y los castellets”, afirman fuentes consulares.

Un día después, un grupo de parlamentarios daneses (principalmente de partidos de izquierda y centro izquierda, más los provenientes de Groenlandia y las islas Feroe, ambos territorios con movimientos separatistas), provocaron una reunión en la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento sobre la situación en Cataluña tras el falso referéndum del 1 de octubre.

Los funcionarios del ‘Govern’ en Dinamarca estuvieron presentes y, tras haber preguntado por adelantado si podían intervenir, fueron invitados a tomar la palabra para presentar su visión de los hechos. Destacaron el “uso excesivo de la fuerza” por parte de la Guardia Civil y reclamaron el derecho de Cataluña a la autodeterminación sin tener en cuenta la Constitución de España.

"Asunto español interno"

Durante el debate posterior, algunos diputados pidieron al Gobierno danés que ofreciera una mediación entre España y Cataluña. El ministro de Asuntos Exteriores, Anders Samuelsen, rechazó esta propuesta y reiteró la posición oficial del Gobierno danés de que el conflicto entre España y Cataluña es un asunto interno español que debería resolverse en el marco de la Constitución española. También instó a ambas partes a entablar un diálogo para evitar que se repitan los enfrentamientos del 1 de octubre. Las imágenes del 1-O dejaron mucha huella en la opinión pública escandinava.

Francesca Guardiola ocupó su destino en Dinamarca (con influencia en toda la región escandinava) tras cesar inmediatamente como directora de Relaciones Exteriores del ‘Govern’ cuando el Tribunal Constitucional anuló hace un año, parcialmente, la ley de acción exterior catalana. Nadie en Dinamarca dice conocer su paradero actual, salvo que parece haber abandonado el país. Si algún día la Justicia persigue la continuación de actividades ‘diplomáticas’ tras la aplicación del artículo 155, probablemente podrá alegar que no estaba allí. “Quizá no puede decirse lo mismo de otros compañeros”, señalan las citadas fuentes consulares.

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