29 de enero de 2016. Parece una mañana como otra cualquiera en el aeropuerto de Barajas. De repente, una voz emite un aviso por los altavoces de la megafonía. Dos vuelos van a sufrir retrasos. El aeropuerto decide en ese momento cerrar las pistas de despegue. ¿La razón? Una manada de jabalíes acaban de cruzar la vallle perimetral y las pistas de asfalto desde las que los aviones comienzan su recorrido. Llevan varios días complicándoles la vida a los trabajadores y dificultando el normal funcionamiento en la zona de aterrizaje y despegue de los vuelos.

Durante varias horas, se trató, sin éxito de ahuyentar a los animales que impedían el funcionamiento de la zona aeroportuaria. Pero nada. Las bestias pastaban a su antojo entre el asfalto y la zona más cercana al pasto. Así que los responsables del recinto decidieron ir a por ellos: se pusieron a cazarlos.

En principio, los viajes en avión consisten casi siempre en un recorrido apacible. Un paseo de varias horas de una punta a otra del país, a veces del continente. Vas con la película, con la serie, con el libro, absorto de lo que ocurre alrededor y cuando te das cuenta ya has llegado. Ni te enteras. Sin embargo, hay ocasiones en las que hasta un viaje en avión se puede convertir en una auténtica pesadilla más propia de esta noche de Halloween que de un tranquilo recorrido en el avión. 

Sucesos que tienen más aspecto de película también suceden en la vida real. Serpientes, abejas, ratones… Los acontecimientos más insólitos también tienen cabida entre los asientos de un avión comercial, incluso en la cabina del piloto. En esos instantes, en los que se produce el caos en el aire, se puede llegar a abortar el vuelo. ¿Qué hacer entonces cómo pasajero? ¿Cómo reaccionar cuando aparecen cucarachas en el techo encima de tu asiento? ¿Quién lo arregla?

Lo importante en esos casos es siempre reclamar. La empresa AirHelp es una entidad que se dedica, en nombre de los usuarios, a exigir a las compañías aéreas compensaciones por cancelaciones y overbooking. Se fundó en el año 2013, y muchas veces lo que atienden son los habituales retrasos que puede sufrir un vuelo determinado. Sin embargo, a lo largo de estos cinco años se han encontrado de todo. Hasta momentos en los cuales el caos se apodera del avión. Como si de una noche de Halloween se tratase.

Abejas y serpientes

Vuelo Madrid-Doha. Todo parece que va según lo planeado. Los pasajeros suben al aparato, se colocan en sus asientos pero, al rato, surge un ‘pequeño’ problema. Los pilotos envían un mensaje por la megafonía del vehículo indicándoles que el vuelo debe retrasarse. Los pasajeros no lo saben, pero más tarde se enterarán. Los tripulantes de la cabina, cuando accedieron a ella, se encontraron con una rata en el interior. Rápidamente todo se detuvo. El avión fue evacuado al momento. La compañía contrató un servicio para que lo fumigase todo. El vuelo retrasó su salida durante seis horas.

Hay más historias similares. En otro vuelo con destino a Japón, todo transcurría con aparente normalidad hasta que se produjo el peor de los escenarios. Una serpiente apareció en el avión. No hubo otra que aterrizar de urgencia a medio camino, en Sidney, para resolver el problema. El pánico estaba sembrado.

En AirHelp se vienen encontrando estas y otras historias desde hace años. Ellos canalizan las reclamaciones de los clientes de las aerolíneas “ Son algunos de los cuentos más extraños que nos hemos encontrado en aviones comerciales: bichos raros, espeluznantes, dando lugar a algunas de las demoras de vuelos más extrañas del mundo. En una ocasión, nos encontramos un avión que estaba totalmente infestado de cucarachas. La aerolínea tendría responsabilidad de pagar la compensación.En otro caso que defendimos se encontraron chinches en los asientos. Como ese hay muchos”, comentan a EL ESPAÑOL desde la empresa.

Aunque la empresa se fundó en Dinamarca, cuenta con un importante equipo en España. Fueron tan solo tres personas y ahora son más de 500 las que tratan de echar un cable a los pasajeros a la hora de reclamar a las grandes compañías. Es la empresa de compensación más grande del mundo cuando un vuelo se retrasa o se cancela. Se dedican exclusivamente a eso.

Cuando los clientes acuden a ellos con casos normales u otros más insólitos, es preciso introducir los datos del vuelo en la base de datos de la empresa. De ese modo se puede comprobar si existe o no compensación por el viaje en cuestión.

Derecho a indemnización

Cucarachas en un avión comercial.

En los viajes que se realizan por vía aérea, la aerolínea es casi siempre responsable de pagar compensación al cliente. Lo dice la ley 261/2004 del Parlamento Europeo. En ella se establecen esas normas comunes sobre la compensación y la asistencia a los pasajeros aéreos en casos de denegación de embarque, de cancelación o de gran retraso en los vuelos. “Esta indemnización puede llegar hasta los 600 euros. Siempre debe concederse cuando el vuelo se haya retrasado más de tres horas”, explican desde AirHelp.

Tanto en situaciones de larga espera -el claro ejemplo la que comentábamos al principio de las ratas ocupando la cabina del piloto- como en otras que tardaron más en resolverse siempre sorprende cuando lo insólito llama a la puerta. Varias veces se han visto sorprendidos por sucesos que podrían rozar con lo cinematográfico. Como entrando en “Serpientes en el avión”, con Samuel L. Jackson.

Para hacernos una idea, retrocedamos un mes en el tiempo. Un vuelo turístico aterriza en el aeropuerto Internacional de Kualanamu, en Indonesia. No es el destino al que debía dirigirse. De hecho, se trata de un aterrizaje forzoso. El motivo: un enorme enjambre de miles de abejas que descendieron hasta posarse en el ala derecha del avión. Afortunadamente, no pudieron entrar en la cabina ni tampoco en la zona de los pasajeros. Durante 90 minutos, se vivieron momentos de tensión en los cuales se requirió la intervención del servicio de bomberos de la ciudad. A base de chorros de agua, lograron desalojar a los insectos.

Más casos de pánico en el aire. No es que ocurra todos los días, pero tampoco se trata de algo aislado. Existen bastantes precedentes. En 2012, un vuelo de Egypt Air se vio obligado a aterrizar de emergencia. Una cobra había mordido a un pasajero. Este había logrado colarla en un bolso de mano. Todo se desmadró y la serpiente terminó por atacarle a su dueño. En Toronto, un pasajero logró introducir un cuatro iguanas de contrabando en su equipaje. El vuelo tuvo que detenerse al momento, el avión fue fumigado y la bodega de carga vaciada para evitar que los animales atacasen un cable o cualquier otra parte de la nave.

Hay más. En otoño del año pasado, 200 personas tenían un viaje programado a la República Dominicana. El avión en el que iban a viajar, en el trayecto hacia el aeropuerto, fue alcanzado por un rayo. Tuvo que bajar a tierra en otro aeropuerto diferente y los pasajeros tuvieron que esperar más de 24 horas. Una colonia de cucarachas se hizo cargo de una división de cortina en un vuelo que viajaba a Miami. Casos que parecen insólitos pero que estas compañías han ido gestionando. 

Ratones descubiertos en un avión en pleno vuelo. Daily Mail

Ahora, en vísperas de las Navidades, y con varios puentes a la vuelta de la esquina, los retrasos y las colas en los aeropuertos pueden volver a producirse. En circunstancias extraordinarias como las que acabamos de hacer referencia, es preciso que los pasajeros conozcan cuáles son sus derechos, qué pueden y qué no pueden reclamar a la compañía en la que viajan.

Lo explican desde AirHelp. “Una 'circunstancia extraordinaria' incluye una serie de escenarios en los que el retraso o la cancelación de un vuelo no podrían haberse evitado incluso si se hubieran tomado todas las medidas razonables. Por ejemplo, la aerolínea no sería responsable de casos como el de la iguana de contrabando o las abejas que descienden en el ala del avión. Sin embargo, la aerolínea sería responsable de casos como el de las serpientes o el de la colonia de cucarachas en la cortina. En estos casos del avión infestados, la línea aérea no habría garantizado la limpieza de la aeronave y, por lo tanto, estaría obligada a pagar una compensación a los pasajeros afectados”. 

Con historias como esta, en Halloween no hace falta entrar en ninguna casa encantada.