Pepe Barahona Fernando Ruso

La rojigualda ondea junto a la bandera romaní en una de las modestas casas de la barriada de La Chanca, una de las más pobres de Almería. Allí conviven gitanos, castellanos y numerosa población musulmana desde que los cristianos conquistaron la ciudad para la corona de Castilla. Hoy, pese al menudeo de drogas que sacude la tranquilidad del barrio, payos, calós y musulmanes van -literalmente- juntos por las empinadas callejuelas de la antigua Medina. Por eso les cuesta tanto entender el movimiento independentista que quiebra la convivencia en Cataluña.

“Yo soy español ante todo, y después soy gitano”, confirma Antonio Santiago, vecino de la calle Reverenda Madre María Micaela. Hace días que vive con desasosiego los acontecimientos que suceden en Cataluña. Sabe de ellos por las noticias, pero también por el testimonio directo de los suyos. En “el norte” —explica Antonio— viven familiares, “medio andaluces y medio catalanes ya”, que emigraron hace décadas para buscarse el porvenir que les negaba su tierra. “Se fueron tantos…”, lamenta.

Por eso digiere con desasosiego, quizás más que el resto de sus vecinos, lo que ve y oye en las noticias. Sabe que sus familiares están lejos, pero él se siente más cerca de ellos colocando una bandera española en su casa. La rojigualda ondea junto a la enseña gitana. “Es mi forma de reivindicar mi amor por mi patria y mi cultura, y que todos cabemos en ellas”, asegura Antonio, barrendero de profesión.

“Soy un gitano sin cultura, no entiendo mucho, pero me cuesta entender por qué se quieren ir; solo pido que vivamos en paz”, sentencia antes de posar para EL ESPAÑOL conduciendo su SEAT Seiscientos, curiosamente con matrícula de Barcelona. “¡Genuinamente español!”.

Antonio Santiago junto a un familiar luciendo las banderas de España en su Seat 600, matriculado en Barcelona. Fernando Ruso

Muchos vecinos de La Chanca han experimentado sensaciones similares a las que las crecientes manifestaciones han despertado en Antonio. Como él son muchos que tienen estrechos lazos de sangre con Cataluña. La gota que ha colmado el vaso de la paciencia, que ha despertado la conciencia de los gitanos almerienses, ha sido la imagen de varios guardias civiles huyendo de la turba independentista. También la de los gitanos catalanes, que han tomado partido a favor de las fuerzas del orden público.

Una imagen que ha sorprendido a gitanos y castellanos, pero que a juicio de Josefa Torres, la presidenta de la Federación de Gitanos de Almería —la más numerosa de España con más de 21 asociaciones federadas y una masa social de 50.000 personas—, entra en la lógica de la cultura calé.

“YA ES HORA DE ALZAR LA VOZ”

“La comunidad gitana es parte del país, de España —confirma Josefa—, nosotros hemos contribuido a levantar esta nación tanto como los castellanos y aunque siempre hemos estado en silencio, ya es hora de alzar la voz contra la intolerancia del movimiento independentista, que trata de separar cuando en nuestro ADN está el unir”.

Josefa recuerda cómo vio atónita la imagen de varios gitanos de Gerona rompiendo las urnas del mal llamado referéndum independentista y enfrentándose a los Mossos d’Esquadra para defender a varios agentes de la Guardia Civil.

Sucedió en Vilarroja, uno de los barrios más deprimidos de Gerona, en la que la comunidad gitana es muy numerosa. Un buen número de ellos —al menos una veintena—, se dirigió a la biblioteca en la que los independentistas habían iniciado la consulta y arrebataron las urnas a los secesionistas. Teniendo que mediar los Mossos a favor de los promotores de la consulta y la Guardia Civil y la Policía Nacional para amparar a los gitanos.

“Más de un castellano se ha llevado las manos a la cabeza, algunos gitanos también, porque el tópico es el que es, aunque ya es hora de derribar ese tópico, porque ni la Guardia Civil es la que era hace décadas, ni los gitanos de hoy son como los de antaño”, apunta Juan Manuel Torres, almeriense del barrio Alto y gitano.

“NOSOTROS NO SOMOS ESPECIALES ANTE LA LEY, Y LOS INDEPENDENTISTAS TAMPOCO”

Su abuelo fue un hombre de respeto, Juan Gómez, muy reverenciado en su comunidad, y de él aprendió la defensa de la ley como garante de la convivencia. “Y la ley es para todos, los gitanos tenemos nuestra ley, pero por encima de ella está la ley de todos, la Constitución; nosotros no somos especiales ante la ley, y los independentistas tampoco”, razona Josefa, prima de Juan Manuel, vendedora en el mercadillo, coordinadora de Cáritas en La Chanca y prima de los guitarristas Tomatito y Niño Josele. “Si se pierde el respeto por la ley, ¿qué nos queda?”, sentencia.

El mito de los gitanos y la Guardia Civil es eso, un mito, y debe desaparecer, porque a nosotros se nos ha encogido el alma verlos corriendo delante de los independentistas, que no tienen respeto por gente que más allá de sus ideas está trabajando para garantizar la paz y la convivencia entre todos”, apunta Josefa. “¿Y qué me dices de los niños en los colegios, que están teniendo que aguantar comentarios de sus compañeros, llamando asesinos a sus padres?”, se pregunta. “Eso no se puede tolerar”, recalca.

“Eso nos duele mucho a la comunidad gitana, que tiene a la familia como uno de los pilares fundamentales”, apunta el gitano Juan Manuel, que sabe de las lágrimas de su tío, pulidor, que emigró hace años a Barcelona a trabajar en la construcción. “Lo ve visto llorar porque el independentismo ha echado a pelear a sus hijos, que ahora no se hablan”, lamenta.

Lamenta que Cataluña, “una tierra de acogida de muchos de los nuestros”, esté sembrando la discordia entre hermanos. “Hay una guerra en las familias”, se queja. “Y eso —critica— no se puede tolerar”.

Enrique, un joven gitano de Gádor, un municipio situado en el levante almeriense, escucha atento el testimonio de Juan Manuel. En su casa está viviendo una situación similar. Una de sus primas, casada con un independentista, defiende la tesis secesionista. Enrique, pese a los kilómetros, mantiene medidas discusiones con ella por WhatsApp. “Ella tiene sus ideas, yo tengo las mías, pero por lo menos, en nuestro caso, hay respeto porque somos gitanos y sabemos que la familia está antes que la política”.

Los mensajes que recibe de su tío, que emigró a Cataluña para mejorar la calidad de vida de uno de sus hijos, al que diagnosticaron una enfermedad de las llamadas raras, han alarmado a toda la familia. “Me dice que tienen miedo, terror, que no baja a la calle con tranquilidad”, comenta Enrique, comercial de papelería. “Y se habla muy lejos de Cataluña, de la independencia, pero los gitanos la tenemos muy cerca, por eso debemos tomar partido”, explica. “Nos mueve la justicia”, espeta.

Las banderas del pueblo gitano y de España ondeando en una vivienda del barrio de la Chanca (Almería). Fernando Ruso

APOYO A LA MANIFESTACIÓN DE ESTE DOMINGO

Por eso, tanto él como el resto de representantes de la Federación de Gitanos de Almería, lanzaron un comunicado que ha tenido una importante repercusión en entre castellanos y calés. En él llaman, a todos los gitanos de España, a participar en la manifestación convocada por Societat Civil Catalana para mañana domingo que partirá de la plaza Urquinaona. “Nuestro apoyo por vuestra libertad y vuestro derecho a ser catalanes y españoles”, despide el escueto comunicado, improvisado después de ver las imágenes de los guardias civiles defendiendo a los gitanos catalanes.

Josefa no irá a Barcelona. La economía familiar no está para dispendios y tiene que trabajar en el mercadillo de Vícar. “La cosa no está para perder un día de trabajo —lamenta la joven—, pero el que pueda, que vaya y luche por los derechos de todos”. “Ahora hay que apoyar a los catalanes que se sienten españoles y a la Guardia Civil”, apunta.

Sus palabras han tenido rápida respuesta entre los guardias civiles de Almería, que se han puesto en contacto con ellos para agradecerles su apoyo. En similares términos se ha posicionado la subdelegación del Gobierno en Almería, que también ha aplaudido el gesto de la federación de gitanos.

Su petición ha sido bien acogida por el resto de asociaciones gitanas de España y muchos de sus integrantes participarán en la manifestación de mañana domingo. Independientemente de la asistencia, el comunicado de los gitanos almerienses ha obligado otras corporaciones similares a posicionarse en contra de la consulta independentista. “Estamos con que se haga valer la Constitución; con las autoridades, que son las que en el cumplimiento de su deber establecen el orden”, confirma el presidente de la Unión Gitana de Burgos y vicepresidente de la nacional, Rafael Borja.

Pepi Torres, presidenta de la Federación gitana de Almería. Fernando Ruso

LA CARTA MAGNA, FIRMADA POR UN GITANO

“Si hay un pueblo en particular al que no le interesa que se salten la Constitución es el pueblo gitano, con todo lo que hemos luchado por nuestros derechos”, sentencia Borja. Él mismo recuerda que la Carta Magna lleva la firma de un gitano: el gaditano Juan de Dios Ramírez Heredia, el primer diputado, y socialista, calé en las Cortes.

Borja explica que las redes sociales de la Unión Gitana están repletas de comentarios de gitanos que defienden a las fuerzas de seguridad del estado. “Como asociación no vamos a estar pero si me consta que muchos de nosotros asistirán a la manifestación de Barcelona de manera individual”, confiesa el burgalés.

De forma paralela, la manifestación del domingo tiene ya réplicas en otros puntos de la geografía nacional. Tamara Soto, portavoz de la Asociación Nueva Cultura del Desarrollo Gitano, ha confirmado que ella irá. “No todos nuestros socios, unos 162 miembros, podrán ir, porque los domingos son días fuertes para los mercadillos; pero espero que tengamos una buena representación”.

Ella está en contra del independentismo, a pesar de que en su familia, en la rama catalana, ha prendido la llama secesionista. “Mi primo ha estado manifestándose estos días, pero él se ha criado allí —puntualiza—, no ha tenido nuestra misma educación, y la educación…”.

El debate independentista está instalado en la comunidad gitana. En Jerez de la Frontera, el cantaor Juan de la Morena, narra que entre los suyos “no se habla de otra cosa”. “Es el tema del desayuno, y entre los míos la posición está clara: los flamencos con los que trato estamos a favor del Estado español y en contra de la independencia”, subraya.

Salvador Alaya, secretario de la Federación Gitana de Almería. Fernando Ruso

También a favor de la Guardia Civil. “Y eso que siempre se ha pensado que el flamenco y la benemérita son un binomio raro, pero no es así”.

“El desalojo de los hoteles nos ha parecido una auténtica burrada; no se explica, son trabajadores…”, detalla el cantaor, que justifica el empleo de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad. “Era inevitable, porque los independentistas no estaban dentro de la racionalidad”. Por eso, a Juan tampoco le sorprende el movimiento de los gitanos a favor de la Guardia Civil.

A kilómetros de Jerez, en La Chanca hay estrechos vínculos con la Guardia Civil. Una de sus vecinas, para la que piden anonimato, es agente del cuerpo. Y más allá de lazos familiares con esta servidora pública —muchos de quienes viven en esta pobre barriada de Almería comparten parentesco—, los devotos del Cristo del Quejío llevan tiempo tratando de que miembros de la Benemérita acompañen a la talla en su salida procesional del Viernes Santo. La mayordomía, una incipiente hermandad, acompaña la imagen del crucificado con las banderas de España y del Vaticano. A nadie escuece ver la enseña nacional. Ni el apoyo ahora a la Guardia Civil.

Y menos cuando arrecian críticas en Cataluña, un terreno horadado por la independencia para sembrar la división, también en un pueblo que siempre persiguió la integración. “Y la cosa está chunga —sorprende con gracia Josefa—, fíjate si está chunga que hemos llegado a que unos gitanos defiendan a la Guardia Civil”.