Se pueden hacer muchos chistes con un fabricante de ataúdes polaco que hace calendarios eróticos para llamar la atención. Pero las cifras que maneja Zbigniew Lindner en su negocio no son ninguna broma. Cuenta con unos 100 empleados, exporta a media Europa y a los Estados Unidos, fabrica más de 11.000 cajas al mes y no sabe lo que es la crisis. Fabrica ataúdes personalizados, para mascotas, con símbolos cristianos, musulmanes o hebreos e incluso acaba de introducir en el mercado un modelo “hágalo usted mismo”, inspirado en IKEA, que suministra al cliente (o mejor dicho a algún allegado) un paquete con las piezas necesarias para que en pocos minutos pueda montar una “última cama”, que es como él mismo denomina a sus productos.

Todo empezó, precisamente, cuando el suegro de Zbigniew Lindner fabricaba muebles de madera para la conocida marca sueca desde su pequeña serrería situada en Zamosc, una ciudad del sureste de Polonia. La familia se trasladó a Wagrowiec, en el centro del país, donde los frondosos bosques y unas mejores comunicaciones les auguraban un futuro prometedor en el negocio maderero. Entonces conocieron a la mujer de un fabricante alemán de ataúdes que les propuso dejar de hacer muebles para los vivos. Siguieron el consejo y en poco tiempo, el olfato para los negocios de los Lindner y la dedicación de toda la familia comenzaron a dar sus frutos.

Las cifras del negocio de Zbigniew Lindner evidencian el triunfo de sus campañas de marketing

Mientras que sus competidores se dedicaban a “juntar cuatro tablas en un garaje y hacer cajas bastas que llegaban al cliente combadas por la humedad y sin el más mínimo adorno”, los Lindner empezaron a ofrecer ataúdes impecables, de calidad a buen precio y totalmente personalizados. ¿El difunto era un apasionado de los caballos?  Su caja estará decorada a mano con herraduras y siluetas de corceles. ¿Acaso le gustaba con locura la cerveza? Jarras espumeantes grabadas por todos lados. ¿Medias lunas, cruces de David, motivos masones, el Yin y el Yang? Hecho. En el completísimo catálogo online de la marca se pueden encontrar urnas para perros y gatos, féretros hechos con papel, bloques de madera para incineraciones e incluso una línea de ataúdes “Eco”.

Todo eso habría sido suficiente para un hombre de negocios normal, pero no para un Lindner.

El calendario se vende por 35 euros

Bartlomej, primogénito de Zbigniew y heredero del imperio Lindner el día que el patriarca compruebe en primera persona la calidad de sus productos, tuvo la idea de juntar los negocios con el placer: calendarios con modelos de ataúdes y modelos femeninas. Unos y otras, presentados de la manera más sugerente posible. “En poco tiempo, el 80% de los vendedores estaban pidiendo nuestro catálogo”, afirma. Afortunadamente, para tener uno de estos almanaques no es imprescindible ser consumidor de los artículos anunciados. Se pueden comprar por separado al precio de unos 35 euros, que irán a parar a obras de caridad.



 

El éxito en publicidad fue extraordinario y desde entonces, y cada año, los Lindner piensan en un tema que pueda servir de inspiración para el fotógrafo que deberá plasmar en doce fotos esas imágenes provocativas –opinan algunos-, artísticas –dicen otros-, blasfemas –según la Iglesia- y en cualquier caso seductoras, que ya de manera habitual son comentadas en los programas de televisión, revistas y redes sociales de Polonia cada a principios de año. Lejos quedan los tiempos en que muchas chicas acudían al casting pensando que se trataba de un trabajo para la marca de chocolates suizos de parecido nombre. Hace cuatro años, cincuenta modelos acudieron a la convocatoria y una de ellas declinó participar en el proceso de selección. A cada una de las doce seleccionadas se le pagaba 500 euros, casi el equivalente a un sueldo mensual en este país, por un posado de media hora previa sesión de maquillaje. Ahora se paga más y el número de aspirantes se ha multiplicado.

Karolina Zakrzewska, una de las modelos que apareció en el calendario de hace tres años, se declara católica sin titubear, al igual que el 90% de sus compatriotas, pero ni va a misa cada domingo ni está de acuerdo con la manera de ver las cosas de una Iglesia “que no se ha modernizado”. Otra chica, que prefiere ocultar su nombre, asegura a EL ESPAÑOL que aún después de haber trabajado como modelo para firmas de ropa interior, productos de belleza e incluso automóviles, la posibilidad de anunciar ataúdes le pilló por sorpresa. “Pedí una semana para pensarlo. Mientras tanto, me mandaron una foto de un año anterior en el que una chica semidesnuda con un vestido de novia se sentaba a horcajadas sobre un ataúd. Entonces sufrí un shock, porque cinco años antes mi prometido había muerto de forma inesperada. Me vi a mí misma en esa foto y decidí aceptar el trabajo”. Cuando una modelo polaca recibe una oferta para posar en el calendario Lindner, dice, sabe bien que si acepta su imagen no estará en galerías comerciales o revistas glamurosas, sino en comercios de pompas fúnebres y eso “es una sensación extraña”.

Una modelo con vestido de novia posa junto a un ataud Linder

“En una ocasión decidimos viajar a la región de Pomerania para mostrar la belleza natural de nuestro país”, recuerda sonriendo Lindner. Y no solo de sus paisajes, se podría añadir. “Cada vez que pedíamos permiso a algún granjero para hacer las fotos en su propiedad, se repetía la misma escena. ¿Fotos para un calendario? No hay problema. ¿Con chicas ligeras de ropa? Estupendo. ¿Con ataúdes? Ni hablar”. Así que ahora prefieren fotos de estudio, con el Photoshop y la ayuda de un buen artista se pueden hacer realidad casi todas las fantasías que a uno se le puedan ocurrir cuando piensa en la muerte y chicas desnudas. Por ejemplo, en la edición del año 2012 se podían ver a doce chicas completamente desnudas con los colores de algunas selecciones de fútbol de la Eurocopa pintados sobre sus cuerpos, el año pasado se optó por imágenes de aire “retro”, y en las páginas de 2017 podemos ver a La Parca, ciertamente favorecida, en unos retratos en blanco y negro que muestran bastante más carne que huesos.

¿Un "truco barato" para escandalizar?

Por mucho que se empeñe el señor Zbigniew en remachar que los ataúdes no son más que objetos utilitarios y que son objetos que no tienen nada que ver con ninguna religión, era de prever que en algún momento la Iglesia polaca dejaría oír su opinión en este asunto: “Es un truco barato para escandalizar y apelar a los más bajos instintos. Preferiría un calendario como el de Pirelli”, afirmó un fraile en un programa de televisión alemán. Por su parte, Lindner no oculta su intención de provocar a la Iglesia católica, dominante en Polonia, ya que él es protestante. Una broma común entre los trabajadores de la fábrica es que las fotos de chicas tienen en realidad el objetivo de provocar ataques al corazón al personal y que de esta manera haya más clientes.

Sesión de fotos para el calendario que cada años distribuye la empresa polaca Linder

Con cada año nuevo llegará un nuevo calendario y con él renacerá la polémica, volverán a agotarse las ediciones y probablemente el catálogo de sarcófagos Lindner siga creciendo; incluso es posible que Bartlomej, el hijo mayor y mano derecha del patriarca llegue a realizar su extraño sueño de montar un restaurante con mesas, objetos y barra de bar con forma de ataúd. Y si sus compatriotas se ponen muy pesados, siempre podrá aceptar la oferta de un alcalde alemán que le ofreció terrenos a un euro si traslada su empresa al otro lado de la frontera y accede a tener una plantilla con el 60% de trabajadores alemanes. Cualquier cosa es posible para un tipo tan práctico como Zbigniew, que se declara un hombre práctico y resume de esta manera su negocio y su manera de vender: “Cuando somos bebés necesitamos una cuna; más tarde, queremos una buena cama y al final de nuestras vidas precisaremos un ataúd. ¿Por qué elegir uno malo o feo? Los nuestros son los mejores y los más hermosos.”