Brais Cedeira Ana Delgado

Rubio, de ojos azules y californiano. Eso fue lo que nos dio por escoger, porque en Surrofair, la feria de los vientres de alquiler, celebrada en el hotel Weare Chamartín, los bebés van a la carta. Cada cual puede llegar, pedir, firmar, ponerse en la lista de espera y catorce meses después –si todo sale como se había planeado, y contando con los trámites previos al embarazo- nace un hijo con el color del pelo y los ojos deseados, de la raza que a uno se le antoje y criado por la persona que la propia pareja ha seleccionado y en el lugar que esta prefiera. Si los interesados también necesita óvulos, se pueden escoger las características de la donante. La gestación puede realizarse en Ucrania, en Estados Unidos y hasta en Canadá, entre otros países. Por 150.000 euros se consigue un bebé casi de laboratorio. La vida moderna diseña los vástagos al gusto personal del consumidor.

La feria ya empezó con problemas. El año pasado se celebró en el hotel Meliá Avenida América. Sin embargo, los organizadores han tenido que trasladar el encuentro a otro sitio, puesto que los propietarios del hotel cancelaron el acuerdo. Así que los promotores del evento han decidido emprender contra ellos acciones legales.

Y no sólo contra ellos. Las críticas que vienen calentando el acto en los últimos días han hecho que los coordinadores de la feria hayan amenazado con tomar medidas. En la página web de la organización se deja bien claro: “Ya se ha procedido a la denuncia contra las personas que han amenazado y coaccionado para evitar que se realice Surrofair. Entendemos que cualquier grupo u organización tiene derecho a expresar libremente sus opiniones (a favor o en contra), si bien no se pueden tolerar bajo ningún concepto amenazas y coacciones o incitar a otras personas a que las hagan”.

Por eso, en el párking de la estación de Chamartín, uno de los puntos de entrada al hotel donde se celebra la feria este año, no sorprende que haya unas doscientas personas, con carteles, bocinas y altavoces. Al grito de “Mi útero no se alquila”o “Mafia fuera de mi útero”, representantes de distintos colectivos, como Femen o Movimiento Democrático de Mujeres se agolpan a increpar a todos los que salen del edificio con la acreditación rosa del evento colgada del cuello. Algunas de ellas exhiben su torso desnudo y pintado con todo tipo de mensajes en tono de proclama -“No se vende, no se alquila” [su vientre]- al punto que enarbolan telas pintadas con idénticos mensajes.

Antes de entrar, salen dos chicos en dirección al párking y les reciben con una sonora pitada. Algunas de las manifestantes les siguen hasta el coche. Ellos se marchan riendo. Al entrar al recinto el jaleo continúa en la calle. El ambiente permanecerá así durante varias horas, hasta bien entrado el mediodía.

Dentro del recinto de la feria de la gestación subrogada está prohibido grabar y hacer fotografías. Por ello, decidimos hacernos pasar por una pareja que necesita donante de óvulos y que quiere que el niño se geste en Estados Unidos. Y que sea, si es posible, rubio y de ojos azules. A nuestra imagen y semejanza.

Dentro de la feria

Las activistas de Femen exhibieron pancartas en contra de la feria de los vientres de alquiler. EFE

En el interior del hotel, Surrofair ocupa este año la segunda planta. Allí les han habilitado dos salas. En una de ellas se encuentran los stands, ocupados por 24 empresas diferentes que tratan de atraer a los clientes. En la segunda de las estancias, se imparten conferencias durante todo el día con títulos como “Elección y relación con la gestante”, “Aspectos legales a tener en cuenta a la hora de elegir un destino”, “Testimonio de una gestante”, “Aspectos psicológicos en un proceso de gestación subrogada”, etc.

La sala en la que están los stands de cada una de las empresas es un carrusel de paradas. El color que domina es el rosa: está en las acreditaciones, en los catálogos e incluso en los distintos expositores. Se trata de una estancia rectangular en la que los puestos se suceden sin solución de continuidad. Cada una procede de países muy diferentes y las parejas -en Surrofair todo el mundo va en pareja- se detienen, curiosos, en una o en otra para preguntar e informarse.

Todas las empresas presentes operan en el extranjero, puesto que la gestación subrogada se trata de una práctica prohibida en España, aunque en torno a unas 1.000 familias viajan cada año a otros países como Estados Unidos, Grecia o Ucrania para obtener de ese modo a sus hijos. Esa mañana hay unas 200 personas merodeando de puesto en puesto, tomando notas, preguntando y llevando consigo papeles de referencia de una y otra empresa.

En el stand de California Center for Reproductive Medicine atienden una chica y un chico. Dos abogados que representan a la empresa, que tiene su sede en San Diego y, como en otros estados de los EE.UU., el de California ofrece la gestación subrogada a quien la demanda. Allí es legal.

-Hola, estamos buscando un poco de información.

-¿Vais a ser papis?

-Nos gustaría, claro. ¿Cuánto tiempo, más o menos, se tiene que esperar?

-Bueno, no hay lista de espera. Así que si lo pides ahora… Calcula 14 o 15 meses.

-¿Cómo seleccionaríamos a la gestante?

-Te la dan evaluada. Y podéis elegir a quien queráis. No te la dan hasta que esté totalmente segura.

-¿Qué edad suelen tener?

-Entre 24-37 años. Tú la eliges a ella y ella también te elige a ti.

-Personalmente, me gustaría que fuera rubio, ojos azules… ¿Eso se puede decidir?

-Claro, claro que sí. Tienes que buscar una donante que sea parecida a ella (señala a Ana). Uno es como su padre y el otro sale a mí. Pero ojo que a veces la genética es muy traicionera. Puede salir con el pelo marrón, como tú.

El proceso de subrogación

Este es el proceso de selección que recomiendan en Surrofair. Catálogo de Surrofair

De momento, solo hay un partido político en España que está a favor de la gestación subrogada. Ciudadanos propuso a principios del pasado mes de febrero que se convierta en algo legal. Eso sí, un modelo altruista que nada tiene que ver con las compensaciones económicas que se dan en la mayoría de países. Ese modelo altruista sí que se da en el Reino Unido.

Mientras tanto, en la feria, viven ajenos al mundo las decisiones políticas y explican a los clientes cómo realizar el proceso fuera del país. El primer paso es el que estamos dando: la consulta inicial. Ahí la pareja se pone en contacto con la empresa, le plantea sus dudas y sus necesidades. Entonces la empresa le presenta el programa de subrogación.

Después, una vez que la pareja –en este caso, nosotros- acepta, viene el momento de seleccionar a la madre subrogada y proporcionarle acceso a asistencia médica, jurídica y psicológica. “Las gestantes están totalmente evaluadas psicológicamente, médicamente por nuestros médicos. Incluso se revisan sus antecedentes penales”, informa quien nos atiende.

El tercer paso es el de iniciar el proceso del embarazo. En el California Center for Reproductive Medicine lo definen como “crear el sueño”. Y ahí ya comienza todo.

De este modo, los padres del futuro bebé, dicen, están siempre involucrados en el proceso. Incluso de forma presencial. “Todo, todo es para vosotros. En algunas ocasiones, algunas parejas usan la posibilidad del Skype cuando la mujer que lleva el bebé tiene que ir al ginecólogo. Una clienta me lo dijo. El médico le estaba haciendo la ecografía a la mujer que llevaba a su hijo y el médico se dirigía al móvil, se dirigía a la madre. Le dice: ‘Mira, mira, ahí está tu bebé’. Y ella decía: ‘Me sentía como si yo estuviera allí, como si estuviera embarazada’”.

De hecho, es preciso que, al menos, el padre y la madre acudan al lugar en el que se va a gestar el bebé para donar el esperma y los óvulos necesarios para continuar con el proceso de fecundación. Si la madre no puede ceder sus óvulos, también se selecciona una donante. Todo está preparado para que la pareja elija cómo quiere que sea su hijo.

Todo esto lo confirma la abogada que nos asesora cuando saca un catálogo en el que se pueden ver las caras de las distintas candidatas a convertirse en donantes de óvulos o vientres de alquiler. “Sally, 25 años, estudiante, Los Ángeles”. Los ojos de una chica rubia, bastante joven, observan sonrientes. Aunque todas son muy distintas, la representante de la empresa subraya que hay un requisito que todas tienen que cumplir: “Tienen que haber sido ya madres”. Se refiere a las mujeres que ofrecen su vientre en Estados Unidos, un lugar que es algo así como la Champions League de la gestación subrogada.

Protestas en la entrada de la feria Efe

Evidentemente, preocupa también las condiciones en las que vaya a estar la mujer que se encargará del bebé, quien recibe en torno a 30.000 euros por su participación en el proceso.

- Lo que más nos preocupaba para este proceso es cómo va a estar la madre. Porque una vez vimos en la televisión un reportaje sobre madres gestantes en Ucrania. Y por eso, no queremos que la mamá lo pase mal.

- Eso no va a pasar. Eso depende del país y de sus garantías. Si tú haces un procedimiento judicial, como en Estados Unidos, donde te supervisa que no se han violado los derechos de la gestante, ni de los padres ni del bebé es la mayor garantía. Ahora, si te vas a un país como Ucrania, que no hay ningún control legal, que lo haces como te da la gana y no hay ningún juez que supervise como lo estás haciendo, pueden darse esas situaciones que dices. Pero eso no pasa en Estados Unidos. Es el único país en el que el juez emite sentencia y te dice: mira, este es tu hijo.

-¿Y tendrá la doble nacionalidad?

-Y tendrá la doble nacionalidad.

150.000 euros por un hijo

En los folletos también recomiendan el proceso para parejas gays.

La charla termina y otras parejas esperan detrás a ser atendidas. El siguiente paso es hablar con la responsable de finanzas de la empresa en el evento. Está sentada en una mesa baja. Detrás de ella hay un televisor en el que van pasando imágenes de bebés sonrientes, padres cariñosos y distintos momentos del proceso de gestación. La financiera, que ahora atrae a otros a la gestación subrogada, también albergó tiempo atrás bebés de otras parejas en su interior como madre de alquiler.

Ahí es donde se comprueba lo caro que resulta. Famosos como Cristiano Ronaldo, Neil Patrick Harris, Sharon Stone, Miguel Poveda o Jaime Cantizano han optado hasta la fecha por este método para ser padres. No cualquiera se lo puede permitir. “En total, el proceso os saldrá en torno a unos 150.000 euros”, explica. Acto seguido, toma los datos, correo electrónico y nombre, para enviar el presupuesto de un modo más detallado.

La tarde termina entre conferencias. No llevamos un hijo bajo el brazo diseñado a nuestra imagen y semejanza. Por el contrario, los folletos de las distintas empresas, los papeles con los datos de lo que costará todo y una bolsa de merchandising se acumulan ya en la mochila. A eso de las cuatro, bajamos a la calle y el párking se encuentra vacío. Ya no están los colectivos de protesta. Al menos hasta el domingo, cuando continúa la feria de los vientres de alquiler. Pura vida moderna.

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