Miércoles 29 de marzo, a primera hora la mañana. Manuel Bustamante, de 48 años, asfixia con sus manos a su esposa, Ana María Rosado, de 42. Ocurrió en Campo de Criptana (Ciudad Real), en la calle Convento. Los hijos del matrimonio, Daniel y Paula (de cinco y ocho años), estaban a punto de ir al colegio cuando presuntamente su padre los asfixió con una almohada. Primero mató a la madre, y después abrió la llave del gas, que no hizo efecto. Después, él se suicidó tirándose desde el balcón de la vivienda. La Policía científica ha estado implicada en la investigación del suceso, pues se barajaban diversas hipótesis sobre el infanticidio, aunque todas parecen haber sido descartadas y se mantiene la principal, que él presuntamente asesinó también a los menores.

De hecho, el viernes 31 de marzo, la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha confirmó que las muertes correspondían "a un caso de violencia de género".

Los funerales se realizaron por separado: por un lado, Ana María y los hijos fueron enterrados en Pedro Muñoz, en el cementerio municipal; por otro, Manuel fue inhumado en el camposanto de Campo de Criptana.

Ana María Rosado, junto a su agresor y a los hijos de ambos, que también fueron asesinados.

Una mujer sin red de apoyo

Ana María Rosado procedía, en realidad, de Pedro Muñoz, un pueblo situado a poco más de quince kilómetros. Allí la recuerdan como una mujer nacida en el seno de una familia de clase trabajadora y en un barrio muy humilde. Obtuvo el graduado escolar y después comenzó a limpiar casas, labor que desempeñó durante toda su vida. A veces también cuidaba de ancianos. Se casó en julio de 2008 con Manuel Bustamante, procedente de Campo de Criptana, hijo de un maestro conocido y respetado en el pueblo. Él era de profesión funcionario (era conserje de las instalaciones deportivas).

Ana María dejó Pedro Muñoz para mudarse a Campo de Criptana. Ni en uno ni en otro pueblo conocen apenas a la víctima. Parece ser una desconocida en dos lugares que no rebasan los 15.000 habitantes. Personas cercanas a la familia cuentan que ella apenas tenía vida social más allá de la virtual. Los habitantes de Campo de Criptana, en declaraciones a un redactor de EL ESPAÑOL, señalaron que a ella no se la veía por la calle. "Yo no conozco a nadie por aquí que sea amiga suya", reconocía una vecina. Además, Ana María había había sido recientemente diagnosticada de depresión.

"Si las mujeres no tienen una red de apoyo, es casi imposible salir de una espiral de violencia. En este caso no había antecedentes ni denuncias previas, pero que sirva para otros casos o para este si hubiese habido una relación de maltrato previa que el entorno desconocía: si ella solo depende de él, a ella le resultará muy difícil no solo acabar con esa relación, sino incluso darse cuenta de que él ejerce violencia", apunta Silvia Montes, psicóloga especialista en violencia machista.

Montes hace hincapié no solo en la situación de soledad a la que muchas víctimas se enfrentan, sino a las consecuencias psicológicas: "A menudo, las víctimas desarrollan trastornos como ansiedad o depresión, y en algunos casos, también trastorno límite de la personalidad. Esto ocurre porque ellas están sufriendo, sin ser responsables de nada, los problemas de otra persona".

Ana María Rosado, de 42 años, es la vigésimo segunda mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. Se suma a la lista de víctimas mortales de la violencia machista en España en 2017 en la que también están Matilde de Castro, de 44 años; una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años; Virginia Ferradás, de 55 años; Cristina Martín Tesorero, de 38 años; Ana Belén y Ana, madre e hija de 46 y 18 años; Carmen González Ropero, de 79 años; J.D.L.M., de 40 años (solo se conocen las iniciales); Laura Nieto Navajas, de 26 años; María José Mateo García, de 51 años; Leidy Yuliana Díaz Alvarado, de 34 años; Margaret Stenning, de 79; una mujer de 91 años cuyo nombre se desconoce; Mariló Correa Pérez, de 47 años; Gloria Amparo Vásquez, de 48 años; Erika Lorena Bonilla Almendárez, de 32 años; Yurena López Henríquez, de 23 años; así como María Victoria Zanardi Maffiotte, de 44.

En total, la serie 'La vida de las víctimas' contabiliza 22 mujeres asesinadas. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.

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