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Jesús Díaz Pérez es cordobés, pero encontró su devoción y su trabajo en Sevilla: tatuador cofrade.
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Fue costalero de La Estrella y eligió el brazo izquierdo para tatuársela.
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Sintió vértigo la primera vez que tatuó al Gran Poder. “Me temblaban hasta las uñas”
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La Estrella, tatuada en su brazo izquierdo.
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Por sus manos han pasado decenas de costaleros; por sus oídos, secretos inconfesables.
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Caifás, un compañero de cuadrilla de los Gitanos de Córdoba, falleció hace años. Para recordarle se tatuó su nombre.
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