La revista Panacea cumple su primer año de vida y celebra el centenario de la revista España. “Nacido del enojo y la esperanza, pareja española, sale al mundo este Semanario España”, escribió José Ortega y Gasset en 1915 para inaugurar la trayectoria de la publicación que juntó a los principales intelectuales de la Generación del 14. Ortega presidía la sección de Filosofía del Ateneo de Madrid, al que Manuel Azaña recordaba en un texto de 1903 por su “excelente café y confortables salones, grata compañía, amena e instructiva conversación, novedad en las ideas y en los grandes torneos del salón de sesiones, un plantel de maestros de la oratoria”.

Tuvo una redacción de lujo: Ortega y Gasset, Ramón Pérez de Ayala, Luís de Zulueta, Eugenio d’Ors, Gregorio Martínez Sierra, Ramiro de Maeztu y Juan Guixé

Alejandro R. Díez Torre escribe en este número de Panacea que la instauración de la dictadura de Primo de Rivera, en septiembre de 1914, “España tuvo un leitmotiv suplementario el de su oposición antidictatorial”. “La revista hubo de oponerse a la censura del nuevo régimen milita: con planas censuradas del semanario, éste recibía a menudo la orden de sustituir originales tachados (cosa que introducía un desorden inesperado, que había que gestionar; al no plantearse salir con blancos en sus páginas). Pero entre la censura y el propio déficit económico, la revista España pudo difícilmente sobrellevar las nuevas condiciones dictatoriales. Fue suspendida definitivamente por el Gobierno, desapareciendo el 29 de marzo de 1924”.

La nómina original de España incluye al gran patrón José Ortega y Gasset, más un destacado equipo de redacción: Ramón Pérez de Ayala, Luís de Zulueta, Eugenio d’Ors, Gregorio Martínez Sierra, Ramiro de Maeztu y Juan Guixé. Víctor Morales Lizcano la describe como una publicación dispuesta al debate político, a la crítica y a la divulgación literaria. La incertidumbre europea atraviesa el discurso de la generación y el de la revista, que cuela en sus portadas, editoriales, información internacional, en sus “cartas extranjeras” y entrevistas el contradictorio panorama de la Europa bélica y de posguerra.

Contra el patrioterismo

Fue una revista compuesta por una generación de intelectuales descontenta y dispuesta a la ruptura: “Una generación, acaso la primera, que no ha negociado nunca con los tópicos del patriotismo”. Plantaron los deberes de los liberales españoles y proclamaron “la intransigencia” como “síntoma de la honradez”. En ese sentido, José Luis Abellán explica en su artículo los hitos que definen la fundación de la Generación del 14: la creación de la Liga de Educación Política; la conferencia, Vieja y nueva Política, pronunciada por Ortega; el homenaje a Azorín en Aranjuez; y la fundación de la revista España.

Nos plazca o nos disguste, no existe en nuestro país otro órgano de socialización fuera de la política dijo Ortega

Abellán recoge la nueva esperanza española dictada por Ortega y asentada en la desconfianza en los partidos políticos, que tal y como dice, están desprestigiados, y, por otro lado, la necesidad de crear “una minoría entusiasta”, “una minoría encargada de la educación política de las masas”. Ortega hace evidente la necesidad de una nueva política, no el rechazo de la misma. “Nos plazca o nos disguste, no existe en nuestro país otro órgano de socialización fuera de la política”, dejó escrito el autor de La rebelión de las masas (1929).

Luis Bagaria fue el ilustrador y caricaturista de la publicación y en sus colaboraciones con la revista se muestra su guerra a la guerra: “Desde el niño que se declara, no germanófilo ni francófilo, sino “huerfanófobo”, hasta la crítica más feroz del militarismo alemán”, escribe José Esteban en Panacea. La campaña del dibujante fue “la más violenta y efectiva” de las realizadas en este país. “El káiser y sus aliados protagonizaron la mayoría de las caricaturas como símbolos de la barbarie teutónica, contumaz a través de la historia, como una maldición cainita. Creó el tipo de broche de cabeza cuadrada, con la punta del casco prusiano en la cima del casco”, dice Esteban. Bagaria fue a la cárcel por orden de un juez militar, gracias a una caricatura publicada el 27 de marzo de 1919, en España.

Abajo la corrupción

Tomás Mallo se dedica a la figura de Luis Araquistáin, responsable de incorporara a la publicación un impulso periodístico cargado de polémicas y en defensa de los aliados. Tomó el relevo de Ortega y Gasset en la dirección -entre 1916 y 1923-, y terminó con la dirección de Manuel Azaña, cuando las revista ya no podía superar las trabas que le puso la dictadura de Primo de Rivera mencionadas. En la obra de Araquistáin se encuentra una defensa de la democracia y crítica del despotismo germano. En su libro Dos ideales políticos y otros trabajos (En torno a la guerra) (1916-1917) se centra en las críticas a los germanófilos españoles e innumerables argumentos en defensa de la libertad que proponen los aliados.

España quiso ser también una crónica de las corruptelas nacionales”, recuerda en su artículo Eduardo Vázquez. En la sección “La vida real de España” se sacudió incansablemente los pequeños tinglados de la Restauración. La publicación mantuvo una fuerte crítica a la descomposición política (corrupción y oligarquía) y al populismo idealizado. La Generación del 14 hizo frente a la regeneración española a la que se enfrentaba el país. Parece que un siglo no está tan lejos.